Obispos

Polémica en San Luis por una decisión del obispo

El monseñor Pedro Daniel Martínez, prohibió la promoción y formación de “monaguillas” y dispuso por decreto del Obispado mantener la costumbre litúrgica de aceptar solo monaguillos varones para el servicio del altar

sábado, 2 de noviembre de 2019 · 10:32 hs

El obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez, prohibió la promoción y formación de “monaguillas” en todas las parroquias e iglesias de la diócesis y dispuso por decreto del Obispado mantener la costumbre litúrgica de aceptar solo monaguillos varones para el servicio del altar.

En algunas iglesias y parroquias, varios sacerdotes habían formado a mujeres para que presten el servicio de “monaguillas”, lo que generó la molestia y el enojo del pastor de la diócesis, alentado por comentarios en las redes sociales de sectores conservadores de la iglesia católica apostólica y romana de San Luis.

Esta decisión del obispo Martínez se conoció ayer y generó malestar en muchas mujeres que ya estaban prestando esos servicios en los altares.

Una de ellas declaró a Télam, pidiendo reserva de su identidad, que en la Iglesia Catedral varias veces pretendió leer alguna lectura en oficios religiosos fúnebres de familiares, y el párroco del lugar, padre Daniel Pérez, le respondió que las mujeres no podían estar en el altar realizando esa tarea.

El decreto del Obispado exhortó a los sacerdotes, tanto seculares como religiosos, a mantener la costumbre litúrgica que los monaguillos deben ser únicamente varones.

También expresa que “los sacerdotes deben promover y formar en sus respectivas jurisdicciones niños y jóvenes varones para el servicio de monaguillos”.

En el artículo 4 de su decreto, el obispo Martínez “reprueba en la diócesis de San Luis cualquier costumbre en contrario” a que los monaguillos deben ser únicamente varones.

Resalta Martínez que él “es el moderador, promotor y custodio de toda la vida litúrgica de la diócesis que le fue confiada”.

La diócesis de San Luis es una de las pocas o la única en el país donde la comunión debe darse en la boca y está expresamente prohibido que se entregue en la mano a los fieles.