Agroalimentación

Natural o sintético: el dilema del sistema agroalimentario

Jorge Silva Colomer es cordobés y vive en Mendoza desde 1981. Es doctor en Ingeniería Agronómica y trabaja en una unidad coordinada entre la Uncuyo, Conicet y el Inta. Aquí nos deja reflexiones interesantes sobre alimentación y tecnología

viernes, 15 de noviembre de 2019 · 10:16 hs

La biotecnología, la nanotecnología, las TIC, la robótica, el big data, el internet de las cosas, la tecnología nuclear, son herramientas, que para muchos empresarios y científicos son la solución del mundo para terminar con el hambre. Los medios de comunicación que también participan de esta visión influyen cotidianamente para convencer a la población que la tecnología de frontera o disruptiva es la única respuesta para la demanda creciente de alimentos. Por supuesto consideran que no solo es válida para producir más sino también para mantener su calidad.

Uno de los futuros alimentos que avanza sostenidamente en base al progreso tecnológico es la carne sintética (de laboratorio), en este caso, especialmente, por la biología celular e ingeniería de tejidos.

Las empresas que están invirtiendo millones de dólares en este proyecto se basan en el incremento de la demanda de proteína animal, la huella ambiental (negativa) de los sistemas ganaderos tradicionales, los límites impuestos por la frontera agropecuaria global y el mayor peso que le otorgan algunos consumidores a nuevos atributos, tales como el bienestar animal y la no matanza de animales.

[MISSING]binding.image.description

Muchas de estas ideas son potenciadas por instituciones internacionales. Por ejemplo la FAO en su documento “Ganadería-aspectos medioambientales y alternativos” afirma que “el coste medioambiental por unidad de producción pecuaria tiene que reducirse a la mitad, tan solo para impedir que la situación empeore”. Tampoco se puede negar que la población desea que no se haga sufrir a los animales incluyendo al bovino y que no está dispuesta a consumir carne de animales faenados. Esta voluntad crece día a día.

La pregunta clave que se hace la Sociedad es si se la puede considerar carne tomando en cuenta la experiencia, costumbre y paladar del ser humano. Los expertos señalan con firmeza que si, porque la base para la multiplicación son células originales de una parte del cuerpo animal y no hace falta matarlo ni hacerlo sufrir. A su vez validan su teoría marcando "si utilizas un microscopio y observas las células de este tipo de carne, puedes ver las mismas células que en animales. Si nos fijamos en el ADN, se ve que es el mismo ADN".

Respecto a la sanidad, otro tema de mucho interés por la población, agregan "esta carne se haría en laboratorios cumpliendo las normativas de seguridad correspondientes y bajo unas condiciones controladas y estériles", cosa que no siempre ocurre en mataderos, ni en el traslado de la media res al hombro y en camiones sin envasar al vacío.

Por el momento, este tipo de carne no está disponible en el mercado, pero se está investigando en varios países, entre ellos EEUU, Israel, Países Bajos y Argentina. Lo que se ha conseguido hasta la fecha es desarrollar productos cárnicos como hamburguesas o nuggets de pollo. Actualmente su costo es elevado para el consumo generalizado, pero seguramente se estará ofreciendo en pocos años más a precio de mercado y quitándole mucho negocio a las hamburguesas tradicionales

Para los empresarios que fomentan la carne de laboratorio y se apoyan en científicos que garantizan que la querida vaca es la principal culpable del efecto invernadero y ya no lo es el petróleo, ni la industria, quitarle negocio a la carne natural es lo fundamental. Los ganaderos tradicionales, aunque preocupados, mantienen su confianza en que la comunidad mundial seguirá prefiriendo lo natural por su calidad (terneza) y por la desconfianza a los alimentos de laboratorio.

En los próximos años se espera una dura batalla comercial en la que no solo estará en juego el precio y la posibilidad de las personas para adquirir una u otra sino también la cultura y la tradición.

¿Cuál será el punto de equilibrio?

* Jorge Silva Colomer, ingeniero agrónomo de la UBA y doctor en Ingeniería Agronómica por la Universidad de Córdoba, España. Ex director regional del INTA CUYO y ex investigador de Conicet en el IADIZA, Mendoza.