Música

Para disfrutar: la mejor playlist de Charly García

Charly cumplió años y en la sección Qué buen disco lo festejamos de la mejor manera: una selección especial de sus canciones.

sábado, 26 de octubre de 2019 · 02:50 hs

El 23 de octubre Carlos Alberto Garcia, Charly,  cumplió 68 años. Para cualquiera de nosotros sería cumplir 204 años, por que si algo se sabe de Charly es que la vida la ha vivido 3 veces.

Escucho a Charly desde mis primeros discos, quise elegir uno para esta sección y se me hace imposible. De su primera etapa  me gustan todos. En los últimos discos (después del disco de Mtv Unplugged, que me parece maravilloso) tengo la sensación que su magia se fue apagando. Quizás no entienda su música o sus letras y dentro de un tiempo todo comience a tener sentido.

Charly tiene una manera especial de contar la realidad. El otro día escuche a Claudio Brachetta decir, "la música de Charly cuenta la historia Argentina" y es así.

En sus letras hay relatos que encajan con nuestra infancia, la dictadura, el destape y los abusos, siempre rodeado de músicos excelentes que elevan sus composiciones a obras maestras que sólo como puede pasar con los Beatles, se pueden escuchar una y otra vez y siempre descubrimos algo nuevo.

Por eso hoy decidí en Qué buen disco hacer una selección de las canciones que me gustaron , las que formaron parte de mi banda de sonido y seguramente la de ustedes también.

Charly

Aquí les dejo algunas anécdotas e historias de sus canciones, fuente Rollingstone

"Yendo de la cama al living" (Yendo de la cama al living, 1982)

La carrera solista de Charly Garcia empieza con un desperezamiento, una especie de gemido estirado sobre unas notas de bajo y una percusión programada en una máquina de ritmos Roland TR-808. Después, un slide show de escenas lujosas y decadentes parecen hablar sobre alguien que puede tener todo menos amor. Era 1982, Serú Girán se estaba separando y a Charly le había llegado el momento de ser solista mientras Argentina estaba en guerra con Gran Bretaña por las Islas Malvinas. Su debut en solitario se editó en agosto de 1982 y "Yendo de la cama al living" era su primer tema y el que le daba título al disco. El ritmo constante y aletargado del track destilaba el clima de asfixia y paranoia que se había vivido en Buenos Aires, pero tenía un origen doméstico. Charly había encontrado a su hijo Migue escuchando una y otra vez el comienzo de una canción de Serú Girán. Cuando cambiaba el ritmo, la rebobinaba y volvía a escuchar esa parte. "Me acerqué a preguntarle si la parte que venía no le gustaba, y me dijo que para él los temas tenían que tener sólo una parte", contó Charly. "Gracias a él entendí que muchas veces la música se complica demasiado, como si no se pudiera, digamos, gozar. Entonces hice Yendo de la cama al living, y eso le gustó."

"Canción para mi muerte" (Vida, 1972)

Charly Garcia compuso "Canción para mi muerte" durante su fugaz paso por la conscripción, donde insultó a un teniente, mintió diciendo que tenía un soplo en el corazón para zafar y terminó en un hospital militar escribiendo la canción. "Me sentía muy mal por unas anfetas que me había tomado. La cabeza me daba vueltas, pensaba que era mi fin", contó años después. "En diez minutos, mientras todo el hospital estaba durmiendo, compuse el primer éxito de Sui Generis."

"Canción para mi muerte" se convirtió en el primer hit masivo del rock nacional desde "La balsa", y su temática, ligada a los conflictos y sueños de la adolescencia, atraería por primera vez a un público más joven. Pero el single con "Canción" (y "Amigo vuelve a casa pronto" en el lado B) como adelanto del debut de Sui, Vida, significó -además del arribo de un nuevo grupo y un compositor fundamental del incipiente movimiento de rock argentino-, la aparición de un sonido folk-rock acústico con pocos precedentes.En la grabación, producida por Billy Bond, participó, entre otros, el guitarrista Claudio Gabis. "A mí me dio la oportunidad de tocar en un estilo de folk-rock que no había utilizado hasta ese momento", dice Gabis ahora. "Aún hoy, cuando la escucho me emociono."

"Rezo por vos" (Parte de la religión, 1987)

A mediados de la decada del 80, la sociedad creativa entre Charly García y Luis Alberto Spinetta no sólo venía a derrumbar una supuesta dicotomía dentro del rock argentino, sino también a contrarrestar un lapso de oscuridad en la vida de Charly. Aquel acercamiento, que inicialmente pretendía ser de compañía y contención, decantó en la idea de un disco conjunto que incluyó 30 horas de grabación en los estudios Moebio, pero que jamás llegó a concretarse. "Rezo por vos", una de las canciones que sobrevivieron al proyecto -con el clásico arpegio de guitarra en Re y un estribillo agudo cargado de épica-, inmortaliza el clima tempestuoso del universo privado de Charly con tono religioso. Además arrastra un extraño antecedente: durante su presentación en vivo en el programa Cable a tierra, conducido por Pepe Eliaschev, se incendió el departamento de Charly -asustando al mismo Spinetta por la coincidencia con la línea "...y quemé las cortinas y me encendí de amor."-, cargando la canción con una mística espesa que se reprodujo durante su regrabación, en Panda para Parte de la religión. "Cuando nos poníamos a hacer ese tema se bajaban las luces del estudio", recuerda el ingeniero Mario Breuer. "Lo rodeaba una fuertísima intensidad."

Charly

"Demoliendo hoteles" (Piano Bar, 1984)

El inicio del período salvaje, con un canto de guerra que describe de dónde venimos, subraya algunos traumas y deja un interrogante ante el voluntarismo desmedido de la primavera democrática. La apertura de Piano Bar es la síntesis más acabada del concepto de reacción, después del clic moderno nada podía ser igual y el gesto crudo de la canción es el modo de contradecir a todos. El disco está grabado íntegramente en vivo, no hay segundas tomas y todo suena urgente y despojado. "Demoliendo hoteles" funcionó como el campo de prueba para confirmar el aguante de la banda integrada por los GIT, Fito Páez y Daniel Melingo. También incluye la frase generacional del disco, la irrefutable "yo que nací con Videla".

"Cerca de la revolución" (Piano Bar, 1984)

Otro de los puntos altos de un album casi perfecto, "Cerca de la revolución" fue de los primeros temas compuestos para Piano Bar, a partir de una secuencia de acordes inspirada por el hit "Venus", de Shocking Blue. Un García idealista pero desencantado ve el horizonte siempre lejano de la revolución, y palpa los límites de la democracia: "Y si mañana es como ayer otra vez, lo que fue hermoso será horrible después, no es sólo una cuestión de elecciones.". Se enfrenta a una realidad que lo supera (como el protagonista de "Street Fighting Man"), pero redobla la apuesta con un llamado a la acción que se volvería parte de la marca García: "Pero si insisto, yo sé muy bien te conseguiré". Guyot sorprende con un solo de guitarra improvisado.

"Yo no quiero volverme tan loco" (Yendo de la cama al living, 1982)

Este tema, al igual que "Inconsciente colectivo", iba a formar parte del quinto álbum de Serú Girán, que no llegó a grabarse por la partida de Aznar y la separación del grupo. Nació como un adrenalínico rock New Wave bajo el título "Pena en mi corazón", y fue interpretado por Serú en sus recitales en el Coliseo del 81, con García en la viola eléctrica. Reaparece en Yendo... como un rock midtempo en la línea Petty-Springsteen, y tal vez de ahí la elección de León Gieco como cantante invitado. Grito de rebeldía juvenil de Charly ante una sociedad pacata y reprimida ("No me importa si soy un bandido/Voy pateando basura en el callejón"), contiene una frase genial que se volvió eslogan popular: "La alegría no es sólo brasilera".

"Pasajera en trance" (Tango, 1986) (mi preferida)

Alojados en alguna parte del Gramercy Park de Nueva York, Charly y Pedro Aznar (que venía de terminar su aventura con el Pat Metheny Group) se encerraron a grabar con instrumentos y una portaestudio (el grabador de casete que revolucionó la forma de componer en los 80). De aquellas vacaciones en cautiverio nació esta notable canción narcótica: un fresco digital, cadencioso y maquinal a la vez, que describe un estado psiquiátrico que está en trance permanente, donde la noción de lo real parece perdida hasta nuevo aviso. En los años 90, García la rescató para su mítico MTV Unplugged, y en los últimos tiempos solía tocarla en vivo junto a Gustavo Cerati, fan confeso de una de las melodías más misteriosas e inspiradas de Charly.

"No soy un extraño" (Clics modernos, 1983)

"No soy un extraño" sintetiza de un modo magistral esa sensación de cambio que atravesaba Charly García en la época de Clics modernos: la necesidad de sentirse otro sin importarle lo que se esperaba de él tras haber sido gigante con Serú Girán. Canta como susurrando entre máquinas de ritmos, mientras la guitarra de Larry Carlton enhebra la melodía y se acerca el momento en el que en su confesión levanta el tono: "Desprejuiciados son los que vendrán, y los que están ya no me importan más", cantaba un Charly que buscaba escapar a esos "carceleros de la humanidad" que exigían que se mantuviera dentro de su molde musical. Su cabeza estaba llena de nuevas ideas, de ganas de experimentar, y fueron muchos los que condenaron esta convicción de seguir siendo vanguardia.

"Buscando un símbolo de paz" (Parte de la religión, 1987)

Con la idea de superar un año de oscuridad, Charly quiso darle a Parte de la religión un impacto instantáneo ("Es un disco post-depresión, renacentista", dijo), tanto en el beat sostenido de las baterías como en la potencia de la voz, que se proyecta con autoridad sobre los instrumentos. "Buscando un símbolo de paz", un funk con samplers y percusiones grabadas por Don Chacal en Río de Janeiro, cristaliza la búsqueda de un confort espiritual imposible. La canción termina de definirse en el puente con la voz de Paula Toller (de Kid Abelha, una de las bandas más vendedoras en la historia de Brasil) y en el solo de guitarra final de David Lebón como único rastro de su paso por las sesiones en Panda.