El cuchillo que encontraron cerca de la casa de Zalazar tenía sus huellas

Las huellas encontradas en un cuchillo ensangrentado podrían complicar la situación del taekwondista Daniel Zalazar, quien se encuentra detenido como principal sospechoso de matar a tres mujeres y herir a dos niños, en una vivienda del barrio Trapiche, en el departamento mendocino de Godoy Cruz.
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El cuchillo había sido encontrado en un contenedor y esquirlas pertenecientes al arma fueron halladas en la cabeza de uno de los niños agredido, el chico de once años que se recupera en forma favorable de las 20 heridas punzocortantes recibidas y fue dado de alta este miércoles.
En tanto, su hermanita, una beba de once meses, permanecía internada con evolución favorable en el Hospital Notti. Si bien el testimonio del chico de ocho años que logró evadir la furia asesina lo comprometía, el hallazgo del cuchillo con otras prendas en un contenedor por parte de cuidacoches el día posterior a la masacre era una de los elementos que aguardaban los investigadores para confirmar las sospechas sobre el profesor de taekwondo.
Según indicó un matutino local, los investigadores saben que huellas encontradas en el cuchillo son de Zalazar y a su vez las partículas de hierro halladas en la cabeza del chico agredido se corresponden con esa arma.
Tanto el chico de ocho años como el de once eran alumnos de Zalazar en las clases de artes marciales, al igual que la madre de ambos, al que había conocido en ese ámbito y en el que había iniciado una relación sentimental.
Tras la salida del hospital del chico de once años, que presenta una veintena de heridas, la mayoría de ellas en el abdomen y en la cabeza, el chico quedó alojado al igual que su hermano, el que logró escapar del agresor y avisar a su abuela de lo ocurrido por celular, en la casa de sus tíos maternos.
En tanto, su hermanita de diez meses permanecía en buen estado pero bajo supervisión. La pequeña sufrió heridas en la zona del cuello entre otras partes del cuerpo y padecía parálisis de paladar, por lo que era alimentada por sonda.
El incidente en el que los niños resultaron heridos se produjo en domingo 23 de octubre en la vivienda situada en Entre Ríos al 1867, del barrio Trapiche. En ese lugar fueron asesinadas la madre de los chicos Claudia Arias, de 31 años; la tía de la mujer Susana Ortiz, de 45; y la abuela Cecilda Díaz de Ortiz, de 90.
En tanto, un hermano de los pequeños, de ocho años, logró escapar del agresor y se refugió en el baúl del auto que estaba guardado en el garaje. El homicida se fue del lugar tras dejar una vela y el gas encendido con la aparente intención de generar una explosión que termine con la vida del niño al que creía como único sobreviviente del ataque.
Zalazar era la pareja de Arias y las sospechas apuntan a que los crímenes se desencandenaron con una discusión sobre la paternidad de la pequeña. El hombre fue a asistirse a un hospital tras señalar que sufrió lesiones durante un asalto, pero luego fue incriminado por los dos niños varones y quedó imputado.
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