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El ingeniero detrás de estructuras que emocionan

Tenía 81 años y sembró profesionales en Mendoza y el país. Será recordado como uno de los artífices de las construcciones antisísmicas.
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 El ingeniero civil Elías Japaz falleció anoche, rodeado por los afectos de la familia. Reconocido por su larga trayectoria junto a Magin Mayol, su nombre estuvo vinculado a las grandes estructuras que lo tuvieron como el hombre a cargo de los cálculos que las hicieron posibles.

Experto en construcciones antisísmicas, fue uno de los impulsores de los códigos que rigen la construcción. 

La prensa nacional lo aplaudió en el año 2000, por ejemplo, por la construcción de la bodega Salentein. Japaz estuvo a cargo de los cálculos estructurales mientras que la arquitectura corrió por cuenta del estudio de Bórmida y Yanzón.

Sin embargo, se cuentan por cientos las obras que lo tuvieron detrás, en el casi anonimato para el gran público, en tiempos en que quienes se encargaban de esa tarea no saltaban al estrellato.

Con dolor, pero con amor y hasta humor, sus hijos lo despidieron en las redes. Por ejemplo Mario, escribió: "Chau viejo querido....peleaste como un ninja...y te fuiste como el Gran Pez...rodeado de los tuyos. Si existe un cielo ya le encontrarás todos los errores estructurales que tenga. Te quiero".

Algunos de los párrafos más emotivos los escribió también su sobrino, Fernando Reboredo:

Entre la tristeza y la belleza suele no haber fronteras, uno solo tiene que tratar de explicar la causa de la pena para encontrar belleza. Y en esa belleza uno a veces encuentra la fuerza para contar la historia.

Mis amigos norteamericanos me han escuchado varias veces explicarles que en Argentina decirle a alguien "negro" no es un insulto, y que en cambio en general es un apodo que implica afecto. En Norteamérica la palabra más relacionada trae tonos de discriminación y esclavitud. Cada vez que he contado esta historia he pensado en "el Negro". El primer recuerdo del Negro, cuando yo tendría unos tres años, es precisamente el del mismo Negro explicándome a mi que a el yo le tenia que decir "Negro", no señor. A partir de ese momento siempre lo llamé de esa forma. El Negro se llamaba Elias Japaz, y fue durante más de veinte años uno de los dos socios de mi papá en un estudio de ingeniería civil. Durante todo ese tiempo lo vi prácticamente todos los dias hábiles y a veces los fines de semana. Recuerdo cuando el Negro me dijo que ahora le tenía que decir "tío Negro". Le dije a mi papá que estaba sentado al lado como preguntando: "¿pero el no es tu hermano?" Mi papá me aclaró que a veces a los amigos del papa uno también les dice tío. Hoy no se si fui yo o alguno de mis hermanos quien le pregunto "¿tío negro, porque no te crece pelo en la cabeza?" . Pero nunca jamás le dijimos "pelado".

El Negro falleció ayer por la tarde.

Cuando íbamos a la escuela primaria en la Quintana en San Lorenzo y Belgrano llegábamos todos los dias al estudio frente a plaza Italia. Nos juntábamos con los Japaces, los hijos del Negro, a jugar en la plaza cuando estaba lindo. La oficina era un segundo hogar y familia. Continuamos el rito de ir al estudio en el secundario y en la universidad. Al Negro, lo conocí muchísimo y tambien lo quise como a un tío. Siempre fue extremadamente jovial: siempre amable, siempre contento, siempre educadísimo. Cuando yo digo siempre aclaro: yo lo vi asi siempre. Estuvo también muy bien acompañado. Leonor era inseparable y absolutamente enamorada. Y todos sus hijos buenísimos. Yo siempre lo vi super orgulloso de sus hijos. Para mi era un tipo afortunado. El Negro tuvo en mis ojos una viva mucho mas feliz que la mayoría, tanto por mérito propio superando penas, como por lo que recibió de su mujer y sus hijos. Yo soy testigo, lo vi todos los dias. Si bien tuve muchos tíos de sangre, la mayoría de ellos estaban muy lejos y otros distantes. El Negro ocupo el lugar del tío cuando me hizo falta uno.