"La corrupción es lo que más preocupa en España"

José Manuel Cruz deleita con "El Enclave", una novela noir inspirada en los complejos escenarios políticos y económicos de muchos países, como su patria.

Nicolás Munilla miércoles, 23 de noviembre de 2016 · 22:37 hs
"La corrupción es lo que más preocupa en España"
Foto: Facebook

Una crisis puede acabar con todo un orden establecido, desencadenar una metamorfosis de procesos dolorosos y, muchas veces, desagradables. Un solo hecho, motivado directa o indirectamente por la crisis, ocasiona una avalancha gigante que amenaza con arrasar con todo a su paso, y las decisiones de los involucrados son decisivas. El Enclave. Primera parte: El temor del mensajero (De los Cuatro Vientos), del escritor y economista español José Manuel Cruz, pone en relieve los oscuros entramados de la corrupción, las mafias, las deslealtades y los peligros, enmarcados en una profunda crisis nacional, que representa un escenario donde los actores luchan sosteniendo sus ideales, ambiciones o simplemente buscando sobrevivir.

Esta primera parte, que abre la secuela de la novela anterior de Cruz, El día en que paró la música (cuyo brevísimo resumen sirve de introducción), narra la investigación que debe realizar el inspector policial Tomás Silva y su equipo sobre el robo de datos a un importante banco ubicado en El Enclave, un pequeño territorio extranjero y suerte de paraíso fiscal muy útil para las elites políticas y económicas del país. Además, debe desentrañar una red de infiltrados en la Policía, que le trajo problemas en el pasado. Junto a un grupo de investigadores estrellas provenientes de la capital, Silva afrontará grandes desafíos en ambos frentes, mientras se develan verdades inquietantes y conexiones más ennegrecidas, con el peligro acechando en su propio rostro.

Tanto o más interesante es el desarrollo de la cuestión política que hay detrás del robo de datos. En medio de las primarias electorales, el precandidato a Primer Ministro Claudio Montellano deberá enfrentarse en las urnas a la mandataria Pilar Muro, que busca revalidar su cargo y cuenta con el respaldo de la dirigencia del gobernante Partido Moderado. Con la irrupción de la sustracción de información en El Enclave, se desatará una guerra sin cuartel entre varias facciones para conseguir la valiosa información. Como tercera pata de la historia, el autor material del robo, Mark Cortés, debe lidiar con sus sentimientos encontrados mientras que su cómplice, el "cerebro" de la operación, intenta vender esos datos al mejor postor.

El Enclave despliega una historia atrapantes, que se desenvuelve suavemente y sin apuros ante los ojos del lector. Con diferentes líneas narrativas que se entrecruzan y separan tanto explícita como tácitamente, el autor logra mantener la tensión y el suspenso en cada capítulo, alimentando las suspicacias y alejando las resoluciones hasta el punto exacto, evitando la tentación del relleno innecesario. Está claro que Cruz busca hacer desear, por lo que la segunda parte de la novela noir, que se llamará Casandra encadenada, ya deja la expectativa muy arriba.

- El Enclave parece estar inspirada en el escenario político, económico y social de España y Gibraltar. ¿Cómo incidió el contexto real español, enmarcado por una profunda crisis económica, en el desarrollo de su escritura?

- Es cierto que la situación económica y política de España fue decisiva para escribir tanto esta novela como las dos anteriores (Sin tregua se consumían nuestros ojos y El día en que paró la música), aunque, conforme avanzaba en la trama, me fui dando cuenta de que los problemas a los que se enfrenta mi país, a pesar de sus particularidades, tiene muchos puntos en común con lo que sucede en otros países. 

La sensación de que estamos en un final de época, la desesperación ante unas circunstancias sociales asfixiantes y la angustia por no ver una salida al final del túnel son elementos que no sólo se dan en España sino en otros muchos lugares. 

Si en la trama tiene un lugar privilegiado un paraíso fiscal que se llama El Enclave, este puede ser tanto Gibraltar como las islas de Man, Jersey o Guernsey, Mónaco, Liechtenstein, Luxemburgo, Belice o las islas Caimán... Es un fenómeno que se da en casi cualquier lugar del planeta.

- ¿Qué otros elementos lo inspiraron a desarrollar una historia tan compleja y multicoral?

- Cuando indagas en la realidad actual, yo creo que la característica básica es la interconexión entre los hechos y las personas. Lo que ocurre en un determinado ámbito tiene una capacidad expansiva casi ilimitada y puede acabar afectando a alguien que vive a miles de kilómetros de donde se produjo la circunstancia inicial. 

Desde ese punto de vista, creo que si una obra narrativa intenta aproximarse a esa realidad debe hacerlo, como dices, desde un punto de vista multicoral y con una estructura narrativa abierta a la complejidad y alejada de la linealidad convencional. Indagando en los hechos, ves que hay toda una serie de puntos de los que debes identificar las conexiones para comprender el entramado en que nos movemos. 

A mí, que me gusta mucho el cine, siempre me ha parecido que las tres primeras películas de Alejandro González Iñárritu, Amores perros, 21 gramos y Babel mostraban muy bien ese concepto.

- La corrupción ocupa un amplio espacio a lo largo de las páginas del libro ¿Actualmente considera que ese tema es una preocupación importante para los españoles?

- Pienso que la corrupción es la principal preocupación que existe actualmente en mi país. Porque, aunque también la crisis económica y sus consecuencias preocupan, se ha llegado a considerar que la corrupción es una de las principales causas que han llevado a dicha crisis. La preocupación se intensifica, además, porque la sucesión de noticias genera la percepción de que la corrupción se produce a todos los niveles y no está libre de ella ningún partido político o institución. 

Como colofón de todo ello, acaba existiendo un grave problema de legitimidad, de autoridad y de desconfianza generalizada. Pienso que no hay quien genere la confianza suficiente para liderar un proyecto amplio y convincente de cambio. De ahí, la situación de bloqueo que vivimos.

- ¿Cuál es su visión respecto a la actual situación de España, tanto en su matriz política como social y económica?

- Desde el punto de vista económico, aunque hemos empezado a crecer nuevamente, existen muchas y preocupantes debilidades. Una de ellas, no la menor, que hay amplios segmentos sociales que se han visto golpeados en los años más duros y que aún no ven los frutos de la recuperación. Desde el punto de vista político, una absoluta parálisis que impide llevar a cabo los cambios que el país necesita. 

Lo que sí veo como positivo es que, por debajo de esa primera capa, y sin que haya todavía aflorado con todo su potencial, ha surgido un intenso dinamismo social y cultural y una poderosa actitud crítica que pueden ser claves en los próximos años.

- ¿Cree que, como ocurre en El Enclave, muchos de los actores que participan en la toma de decisiones de un país se enfrentan a diversos dilemas que oscilan entre la eticidad y las ansias de crecimiento personal a toda costa?

- Esa es uno de los grandes problemas que hay que empezar a saber gestionar con inteligencia. Decía un famoso economista, Joseph A. Schumpeter, que el capitalismo iba a morir de éxito, que iba a tener tanta capacidad de instaurar los valores individualistas y de consecución del beneficio, que iba a llevarse por delante el sustrato ético que necesitaba para poder funcionar correctamente. Creo que en los últimos tiempos este problema nos ha estallado en la cara (temas como el de las hipotecas "subprime" o el caso Volkswagen lo demuestran). 

Sólo poniendo en valor los beneficios que la cooperación y un comportamiento ético y responsable aportan, podremos progresar y avanzar en la buena dirección.

Nicolás Munilla