Poder

Los 300 de Cornejo que buscan seguir en el poder

El Gobernador casi no hizo cambios en los puestos clave del Gobierno. Solo cambió ministros para ampliar su poder en otros sectores o para ocupar listas. Muchos quieren seguir si gana Rodolfo Suarez.

domingo, 15 de septiembre de 2019 · 11:32 hs

Tres años nueve meses y seis días. O, para precisarlo más, 1376 días de corrido “y sin pausa”. Roberto Munives tiene los días contados desde que asumió como jefe de policía y los que lleva en el cargo. Lo tiene como un récord: es quien más se ha mantenido en ese puesto “caliente” desde el retorno de la democracia. Claro que detrás de él hay un ministro, Gianni Venier y, en realidad el “verdadero” jefe: el gobernador Alfredo Cornejo y el mismo equipo que lo acompaña en el área desde que fue ministro hasta 2007 y que fue parte de su gabinete en la Municipalidad de Godoy Cruz. Lo que ocurre en Seguridad es un símbolo de la gestión del Gobernador: en todo el gobierno casi no hubo cambios y menos pedidos de renuncia.

Si el cornejismo es un sector político que tiende a la endogamia, también mantiene una cuota de fidelidad interna importante. No ejecuta cambios salvo que sea para expandir el alcance de poder del sector a otras áreas. De hecho, casi todos los funcionarios que dejaron el gabinete lo hicieron  solo para conquistar otros poderes del Estado o para integrar listas de candidatos.

Como habíamos dicho cuando asumió, el Gobernador optó en su momento por a un equipo chico, con dirigentesde su máxima confianza y más preparados para enfrentar una “batalla” que para innovar; para resistir que para soñar. La “guerra” que debía enfrentar era la crisis. Entonces, en 2015, soñaba: “Quien me suceda va a ser mejor gobernador”. Ahora, cerca del final del mandato su sucesor o sucesora también gestionará en época de crisis.

Casi 300

Cornejo achicó el plantel político del Estado y superpuso responsabilidades en un equipo más chico. Los “300” de Cornejo se mantienen en el equipo. En realidad los 298. Solo el ex ministro de Salud Rubén Giacchi debió dejar su cargo por presión de una situación que rozaba el escándalo, pero no relacionado con la gestión. Justamente ese ministerio es el que más veces debió modificar su organigrama. Salió Giacchi y llegó Claudia Najul, que también se fue del cargo para ser candidata a diputada nacional. En su lugar fue designada Elisabeth Crescitelli, pues la favorita para el cargo del propio Cornejo ya había sido enviada al Tribunal de Cuentas. También se alejó del círculo íntimo Enrique Vaquié, que ahora vuelve a órbita de la mano de Rodolfo Suarez.

Como ocurre en Seguridad, Cornejo está detrás de casi todas las decisiones importantes. No hay reuniones de gabinete, más bien llamados y encuentros ejecutivos. Mano a mano con Cornejo. “Se equivocan, Cornejo sabe trabajar en equipo. Deja trabajar y si los planteos son sólidos, avala las decisiones de otros. Sabe armar equipos”, refutan quienes están a su lado.

Otros cambios notorios ocurrieron en el Ministerio de Gobierno. Dalmiro Garay conocía a Cornejo por su militancia en Franja Morada (aunque son de generaciones distintas), pero se hizo estrecho colaborador ya estando en el Gobierno. Garay migró a la Suprema Corte y en su lugar fue designado alguien que tenía bajo perfil político pero fue fundamental en el armado de la estrategia financiera y de orden del Estado: Lisandro Nieri. Lo mismo ocurrió con Ricardo Canet, que ocupó otro de los cargos vitalicios que tiene el Estado, la Asesoría de Gobierno.

Del gabinete original otro que migró fue Sergio Marinelli, que ahora conduce el Departamento General de Irrigación. 

La capilaridad de ese sector político llega a otros poderes, como el Judicial. Cornejo es el mandatario que más jueces, fiscales y defensores designó. Están incluidos en esa lista dos ministros de la Corte y el Procurador, que fue una especie de mano derecha en la aplicación de su política criminal. El volumen de magistrados nombrados no implica que le respondan, claro.

Los otros cornejistas clave son Martín Kerchner, un soldado fiel del Gobernador que cura las heridas, Andrés Lombardi, coordinador de gabinete y mano derecha de la estrategia política y un grupo de asesores que están repartidos en los ministerios, muchos de los cuales están con Cornejo desde que fue ministro de Seguridad.

La endogamia del cornejismo tiene anticuerpos para cuidar a los fieles. Ocurrió con casos que por las consecuencias negativas de hechos ocurridos en la gestión afectaron al Gobernador. Le pasó a Diego Gareca, otro fiel soldado que acompaña a Cornejo desde Godoy Cruz. Por negligencia o por “mala suerte”, como explican en el Ejecutivo, fue protagonista de dos de los momentos más complicados del gobierno: la caída de la grúa en la Vendimia y el incendio del ECA. Cornejo lo sostuvo como una muestra de su propia impronta.

Ese equipo corto toma relevancia en la campaña porque muchos estiman que podrían tener continuidad si gana Rodolfo Suarez las elecciones del 29 de septiembre. El propio Cornejo asegura que nadie podrá gobernar bien Mendoza sin un plan y sin un equipo. Y da a entender que ninguno de los cuatro candidatos, Suarez incluido, tiene un grupo de al menos 300 hombres y mujeres para hacerse cargo del Gobierno de un día para otro.

Por las dudas, el Gobernador tiene garantizado un buen alcance en la Legislatura, cuestión que logró con el armado de las listas, y otros estamentos de poder.