¿Intimidación a testigos? Bento mostró los dientes y se defendió, pero en un momento hizo agua
El exmagistrado se defendió de las acusaciones en su contra e intentó deslegitimar las pruebas más importantes de la fiscalía. Dio datos personales de dos testigos diferentes y no aclaró muchas dudas.
La semana que pasó no fue una más en el marco de la causa que tiene como principal imputado al exjuez federal Walter Bento. El exmagistrado se defendió durante horas de las acusaciones en su contra e intentó derribar las pruebas que existen en su contra. Pero además, la fiscalía notó que en más de una oportunidad Bento deslizó comentarios intimidatorios contra algunos testigos revelando datos personales que nadie sabe cómo consiguió. Su principal estrategia es acusar al fiscal Dante Vega de haber montado -junto a políticos, policías y magistrados- una causa en su contra con el único objetivo de destituirlo. Y el sustento de esa teoría fue la última declaración de Diego Barrera, imputado por falso testimonio debido a que primero dijo que el juez recibía dinero a cambio de otorgar beneficios judiciales y luego aseguró que Vega lo había a declarar eso.
La defensa de Bento gira sobre tres ejes. El primero es derribar las pruebas que tiene el fiscal. El segundo es instalar que él es la víctima y que toda la causa es un invento. El tercer eje es el más oscuro, el juego sucio, con comentarios al pasar que revelan que el exmagistrado sigue teniendo poder a pesar de estar preso y que maneja información reservada. Lo había dado a entender meses atrás su abogado Felipe Salvarezza intimidando al testigo Antonio Carrizo durante la indagatoria, pero lo terminó de confirmar el propio Bento esta semana.
Durante su declaración Bento cargó duramente contra los investigadores, deslegitimó pruebas claves como las constancias de las llamadas con Diego Aliaga o el contenido del celular del narcotraficante Walter Bardinella Donoso. Pero además, fustigó al personal policial que participó en diferentes instancias de la causa. Y fue en ese punto donde la fiscalía entiende que mostró los dientes de forma amenazante.
Lo primero que le preguntó la fiscal Gloria André a Walter Bento fue justamente eso. De dónde conseguía información sobre los testigos que ni siquiera la fiscalía manejaba. Por ejemplo que ese era el último día del comisario Marcelo Rivera en la fuerza policial.
"Rivera cuando vino a acá a declarar se desdijo en varias cosas. Por supuesto que no hay ninguna compulsa para el comisario Rivera, que hoy es su último día de trabajo", había manifestado Walter Bento y el comentario no pasó desapercibido entre los representantes del Ministerio Público. Bento aseguró que es algo de conocimiento público y la fiscalía aclaró que no, que ni siquiera ellos estaban al tanto de ese dato.
En otro pasaje el exmagistrado expresó tener conocimiento fino sobre instrumentos informáticos que se retiraron de la oficina del excomisario Roberto Munives cuando Marcelo Calipo se hizo cargo del manejo de la Policía de Mendoza. También increpó al policía que atestiguó sobre el día del allanamiento de su casa en el Barrio Palmares y que relató que encotró en la vivienda bienes de lujo y cinco bicicletas. En ese punto Bento se preguntó cómo habrá pagado ese policía las dos bicicletas que tiene.
"Mis hijos no tienen nada que no se hayan ganado o que no sean producto de nuestros ingresos. Ni un caramelo. Y lo voy a demostrar. Teníamos cinco bicicletas porque cuatro personas de mi casa andábamos en bicicleta. Me gustaría saber como el comisario (Osvaldo Araujo), que dijo que una de mis bicicletas cuesta 3 millones de pesos, como hizo para comprar él dos bicicletas y si las tiene declaradas", disparó el exmagistrado.
La teoría de la defensa de Walter Bento
Bento afirma ser víctima de una "verdadera" asociación ilícita liderada por Dante Vega, dirigentes políticos, policías y magistrados. Durante los dos días que expuso su "teoría del caso" responsabilizó a Vega por el armado de la causa y lo acusó de haber pergeñado un plan en su contra junto al abogado Antonio Carrizo, Carlos Ciurca, Leonardo Comperatore, Anabel Fernández Sagasti, policías y magistrados. Para sostener esa hipótesis se basa en la última declaración de Diego Barrera, condenado por el homicidio de Diego Aliaga. Barrera había declarado antes en contra de Bento pero repentinamente cambió su versión y dijo que lo habían obligado a mentir a punta de pistola.
Las versiones de Barrera son confusas y a esta altura difícilmente sean ponderadas en cualquiera de sus versiones. Está imputado por falso testimonio ya que en ambas oportunidades declaró bajo juramento de decir la verdad. ¿Cuándo fue qué mintió? No se sabe.
Para reafirmar su teoría Bento afirmó que los arrepentidos de la causa declararon bajo presión para no quedar detenidos y dijo que el resto de los testigos son personas que están condenadas por él y que intentan beneficiarse con este juicio.
Pero además de denunciar la presunta persecución de la que ha sido víctima, procuró derribar algunas pruebas de la fiscalía que lo complican. Bento afirma que nunca tuvo relación con Diego Aliaga, a quien los investigadores ubican como intermediario mediante el cual se le pagaba al exmagistrado. "Necesitaban a un muerto que no pudiera venir a defenderse", manifestó. Pero hay pruebas de que los Aliaga se movían en una camioneta de Walter Bento (asegura que se la dio en consignación para que la venda) y hay registros de cerca de 200 llamados entre ambos. En un primer momento Bento aseguró que los llamados eran menos pero en la declaración de ayer directamente los negó todos. Específicamente, sostuvo que las constancias de esas llamadas son "capturas de pantalla" que se tomaron sin los protocolos de seguridad y por ende no sirve de prueba.
Lo mismo esgrimió respecto a audios y registros tomados del teléfono del narcotraficante Walter Bardinella Donoso, presunto integrante de la banda delictiva que habría encabezado Bento. En ese caso también sostiene que no se garantizó la inviolabilidad de esa prueba y dijo que "plantaron" en el teléfono cosas que lo podían comprometer.
También replicó la misma teoría para descalificar las declaraciones de Javier Santos Ortega, quien aseguró haberle pagado más de 700 mil dólares a la banda delictiva a cambio de su libertad. Pero en ese caso puntual, su declaración dejó algunas lagunas.
Si no hay foto, no hay delito
"Yo nunca cobre nada. Muestren una foto en la que esté recibiendo algo. No hay porque nunca ocurrió", aseguró Walter Bento esta semana. Ese argumento lo replicó en varias oportunidades y con el mismo intentó negar la existencia de una reunión que lo dejaría comprometido.
En concreto, el exjuez federal en su momento dijo que había tenido una reunión con Javier Santos Ortega luego de que intentara suicidarse en la Unidad 32. Esa reunión fue confirmada por su secretaria Mariela Gladys Andía. La fiscalía expuso que a Javier Ortega le dieron una audiencia con Walter Bento luego de que intentara quitarse la vida. El encuentro fue en la Secretaría C pero Andía admitió que estaba segura de que el encuentro existió. El primer dato que llama la atención es que luego de ese encuentro se emitió un decreto de traslado para que Ortega salga de la U32 y sea llevado al Hospital El Sauce. Pero ese decreto no estaba firmado. Para los acusadores es poco frecuente que un juez haga ir a su despacho a un detenido y sospechan que allí se arregló el beneficio para que Santos Ortega recibiese un cambio de calificación y quedase luego en libertad. Lo más llamativo es que en esa fecha, Walter Bento se encontraba de licencia y a pesar de ello habría ido a reunirse con Santos Ortega.
Esta semana Walter Bento negó esa reunión que ya había admitido tiempo atrás. Específicamente, dijo que creía que la reunión había sido el día del intento de suicidio pero que era imposible porque estaba de licencia y que en el expediente consta que se reunió una semana después con Santos Ortega y no ese día. Pero lo que deja dudas es que, justo en el expediente, se perdieron las fojas del día del supuesto encuentro y la resolución que determinó el traslado de Santos Ortega al penal no tiene firma. Dos cosas inusuales.
Bento fue categórico. "Lo que pasó es lo que está obrado en el expediente. Si no está en el expediente no pasó", sostuvo. "No cierra la historia. Usted dijo que de la U32 habían subido pálidos a relatar que Ortega se intentó suicidarse y que usted se entrevistó", le replicó la fiscal Gloria André y Bento respondió con sorna. "Las respuestas que busca la doctora André probablemente estén en las fojas que se perdieron del expediente, pero cuando se perdieron no estaba bajo la custodia del juzgado a mi cargo", afirmó.
El elemento que arroja aún más dudas sobre el caso es que una funcionaria judicial que trabajaba para el juzgado de Bento se quedó con un departamento valuado en 180 mil dólares luego de que Javier Santos Ortega y su sobrino, Juan Carlos Molina, recuperaran la libertad. "Conforme el informe de las matrículas que tenemos acá, Ortega mencionó que tuvo que vender unos departamentos. Para la tesis de la Fiscalía, pago de coimas... Para la otra tesis, pago de honorarios. Pero esta es la situación: 17 de agosto de 2019 adquiere la señorita María Carolina Bartolini -junto con su marido- uno de los departamentos que vende Ortega, un fideicomiso donde el fiduciante es Molina y el fiduciario Ortega. (...) El 17 de mayo de 2019 María Carolina Bartolini le toma en indagatoria Molina y el 17 de agosto de 2019 le compra un departamento en el cual el acreedor hipotecario es Molina", había revelado meses atrás la fiscal Gloria André. Bento dijo que se enteró de eso en la misma audiencia y que no estaba al tanto de la situación.