Inesperado vuelco de la interna de Unión por la Patria y ruptura de un trío muy poderoso
Kicillof convive con el acuerdo entre Sergio Massa y Máximo Kirchner. A su vez, el creador del Frente Renovador está harto de que terminada la elección nadie toma nota de su campaña y tiró una bomba.
Malena Galmarini no será la presidenta del Grupo Banco Provincia de Buenos Aires, anunciado luego de las negociaciones iniciales entre Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner apenas terminó el balotaje, donde Unión por la Patria perdió contra Javier Milei.
Desde hace varias semanas, las actuales autoridades del Grupo se vienen preguntando qué va a pasar con la conducción que mantiene Gustavo Menéndez ya que nadie había aparecido por parte de Galmarini a preguntar por los movimientos de las empresas del Banco Provincia. Ahora quedaría claro por qué.
Massa ha demostrado en todo su período como ministro de Economía que no temía en acelerar cuando todos le pedían que frenase y no dudó en quedarse con la suma del poder público en el último pasaje de la presidencia que venían compartiendo, insultándose entre sí, Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández.
En la campaña fue mucho más letal en ese sentido y cuando apenas advirtió que algunos gobernadores e intendentes no habían puesto todo lo que tenían que poner en la elección PASO, les quitó todo manejo de campaña y dispuso a sus personas de confianza para que el resultado cambiara radicalmente.
En aquel momento no dudó en apartar al exministro del Interior Wado De Pedro a quien le había arrebatado la candidatura presidencial, la jefatura de campaña y puso a disposición de su carrera a la Casa Rosada todos los recursos del Estado y los anuncios que podían generar expectativa, inclusive la supresión de la última categoría del Impuesto a las Ganancias, que desfinanció a los gobernadores que hoy se pelean con Milei porque no les alcanza la plata.
Esta decisión de ir a todo o nada provocó que ayer los diputados provinciales que tiene el Frente Renovador dentro del bloque que conduce Facundo Tignanelli decidieran faltar a la sesión, tal cual informaron en MDZ José Luis Carut y Antonio Riccobene. La excusa fue que Axel Kicillof no había contestado nunca el pedido de reunión de los intendentes que dependen políticamente del massismo.
“Es un presente complicado que requiere de muestras de amor sobre un futuro que no se ve del todo claro”, le había dicho a este medio uno de los voceros autorizados del Frente Renovador que exige más lugares en los ministerios que maneja el gobernador. Sin embargo, lo que más debe preocuparle a Massa son las declaraciones de Alejandro Dichiara, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, que al ser consultado si se respetaría el enroque en la conducción el año próximo en favor de Alexis Guerrera, dijo: “Nadie me informó nada… ni mi vice”.
Antes de que asumieran las autoridades de la Cámara Baja, hubo arduas negociaciones entre Máximo Kirchner, Sergio Massa y Martín Insaurralde, que ya no está pero aún los guía. De allí salió un acuerdo muy precario en la que Dichiara presidiría este año y Guerrera el próximo. “Yo no lo hice… no fue un acuerdo conmigo. Yo asumí porque así me lo indicaron pero no estoy al tanto de ningún acuerdo que hayan hecho”. Terrible.
Insaurralde, al ver que se reafirma la alianza entre el hijo de los dos presidentes y el último candidato presidencial de Unión por la Patria, también juega. Sabe que su censura pública lo inhabilita a operar abiertamente, y cuida sus acciones en un gobierno donde, solamente en su distrito, puso el 50% de los votos, Lomas de Zamora. “Massa perdió Tigre, ¿no?”, le dijo, irónico, un legislador que pudo “colarse” por debajo del radar de esta maquinaria partidaria.
En tanto, Axel Kicillof paga pero exige. Y toma nota que no lo consideran jefe. Si bien su manera de relacionarse y los operadores que elige no lo ayudan, sabe perfectamente que, salvo alguna contraorden de Cristina Fernández de Kirchner, es el candidato más establecido del relato K.
Según quién fuera el que comente la historia, el decisor de que Malena Galmarini no asuma en el Grupo Banco Provincia en lugar del intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, cambia sustancialmente. Por el momento, gana la hipótesis que fue el propio Massa el que prefirió preservar a la dirigente de Tigre luego de un año donde las tensiones internas la expusieron en demasía.
¿Puede Massa volver a decir que no continuará en el frente que lo llevó como candidato, tal cual amenazó cuando nadie se decidía quién iba a reemplazar a Alberto Fernández para la competencia de 2023? Nadie se anima a decirlo. Pero el silencio que prefieren guardar sus amigos y conocidos es más que elocuente.