Se debate el corte de boleta en el Frente de Todos para salvar los municipios

La pelea territorial empieza a ser la prioridad para los intendentes del Frente de Todos. Sin estrategia nacional, y mucho menos provincial, y sin un ámbito que los contenga y agrupe, la idea de la mayoría es, primero competir en las PASO contra algún rival que lo legitime y, luego, ir a la general con una profusa y nada disimulada estrategia de potenciación extrema de la lista local, la de ellos, los intendentes, en desmedro de todas las demás.

Hay localidades donde la pelea ya está lanzada. Moreno, donde la mayor parte del peronismo decidió enfrentar a la actual intendenta, Mariel Fernández, promete ser más que pesada. El otro lugar, muy cercano, La Matanza, podría convertirse en justamente eso, en lo estrictamente político, si las amenazas que se lanzan desde el Movimiento Evita y cierto acompañamiento de La Cámpora local contra el intendente Fernando Espinoza.

Sin embargo, donde claramente está disparada la interna es en Hurlingham. Ahí, Juan Zabaleta retomó el control municipal luego de haber ido al Ministerio de Desarrollo Social y en su lugar quedó Damián Selci, delegado del verdadero jefe político local, el segundo del PAMI, Martín Rodríguez. A pesar de vociferar que este no es su gobierno, ni Cristina Fernández de Kirchner ni su hijo Máximo se despegan de algunos organismos con fortísima distribución de recursos.

Luego de un período de estudio, que duró sesenta días, Zabaleta decidió tomar una decisión más que drástica y preguntó de qué trabajaban unas seiscientas personas, muchas de las cuales se incorporaron mientras él estaba en uso de licencia. Como era de presumir, la baja masiva hizo estallar el primer conflicto.

Ante esto, Selci y Rodríguez apuraron la marcha. Y muchos de los organismos administrados por ellos o sus aliados políticos distribuyen todo lo que no pueden hacer a través de la estructura municipal. Inclusive el exintendente interino y actual concejal ya decidió volver a presentarse para competirle a Zabaleta, según lo dijo en múltiples medios locales y nacionales.

Seis meses después, en un rápido balance entre lo que dejó y lo que encontró, el exministro albertista, uno de los más frustrados con el presidente Alberto Fernández. Y, a medida que volvía a recorrer los barrios, saludaba a los vecinos y acomodaba varias cuestiones a su forma de gestionar, le encargó a su secretario de Seguridad, Damián Feu, que confirmara lo que le decían. Que más de la mitad de las cámaras no funcionaba, que los tótems instalados tampoco y que se habían reducido drásticamente las prestaciones sobre el mayor reclamo vecinal, que es la Seguridad.

“Si no hubiéramos hecho todo lo que hicimos en estos seis meses, este centro de monitoreo no se hubiera inaugurado jamás”, le dijo a MDZ Zabaleta sentado en la planta alta de la esquina de Richieri y Jauretche, la sede del nuevo centro de vigilancia y monitoreo municipal.

La gente que pasa por la calle mira a los operadores y los monitores como una verdadera novedad. Hurlingham no pierde esa esencia de barrio grande, con varios sectores sociales conviviendo en un territorio muy pequeño.

Por eso, cuando se debaten las acciones políticas a seguir, ya nadie duda que lo primero será una puja directa con sus antiguos aliados políticos, a los que el propio Zabaleta dejó crecer por demás cuando le cedió la lista de concejales cuando finalmente no compitió en las PASO y, anteriormente, los había sumado al poder municipal como aliados directos.

Sin referencias nacionales, ni provinciales, hay casi una decena de jefes comunales en su misma situación. No sólo deberán competir contra los referentes que le armarán desde La Cámpora, sino, también, contra el rival de Juntos por el Cambio.

Limítrofe con Morón, distrito que incluía a Hurlingham antes de su división hace casi tres décadas, el corte de boleta no era algo habitual, aunque el creador, Martín Sabatella, la implementó en en el partido del Oeste desde 2001 en adelante. Seguramente, Zabaleta no será ni el primero ni el último que, antes que perder lo que consiguió, empiece a cercar el terreno propio para que nadie lo invada.