Otra rebelión de Javier Milei pone en jaque a empresarios

“Se me prende fuego el rancho”.  La definición no partió de un sufrido empresario PyME sino de uno de los representantes de una multinacional de la construcción y la energía que asiste al Coloquio de IDEA en Mar del Plata. El temor al futuro es la constante en la respuesta de todos los empresarios presentes en el Coloquio. Esa sensación se multiplica cada día con base en dos datos que buscan todos los actores de la economía argentina: la hipótesis sobre el resultado posible de la elección de octubre y el número implacable que muestra el dólar cada día.

Esa sensación hoy no encuentra argumentos de calma, sobre todo por la trepada que vuelve a experimentar el Contado con Liquidación arriba de $ 900 y el MEP con fuerte suba también.

No existe hoy otro terreno que el de la incertidumbre para los hombres de empresa. Por primera vez, un elemento nuevo los deja sin libreto y mucho menos datos concretos para navegar la crisis. Javier Milei, con su estrategia en Mar del Plata, terminó de romper cualquier certeza.

Se sabía que el libertario estaba dispuesto a desairar la organización de IDEA armando un encuentro paralelo. Esta ciudad parece predestinada a ese tipo de cumbres alternativas. Todos recuerdan la que Hugo Chavez organizó con beneplácito de Néstor Kirchner en paralelo a la Cumbre de las Américas, todo destinado a agraviar a George Bush, que igualmente se bancó toda la puesta en escena.

Milei convocó a empresarios y periodistas a un restaurante con nombre emblemático, teniendo en cuenta al personaje en cuestión: Furia. Y lo hizo para almorzar exactamente a la misma hora que comenzará la presentación de Patricia Bullrich en IDEA. Los empresarios comenzaron a debatir entonces a quién “cumplirle” la invitación.

Más allá del resultado del almuerzo de Milei, el centro del conflicto para los hombres de negocios está entre lo inevitable de un resultado posible y el doloroso costo que tendrá cualquier transición. Los organizadores de IDEA entienden que arrancaron con el pie izquierdo la relación con un hipotético gobierno del libertario. No sorprende a nadie que el libertario haya querido pegar fuerte también en esto. 

De Milei se duda de sus chances de mantener políticamente gobierno mientras se avanza en los cambios que necesariamente deberán venir para estabilizar la situación. Sobre Sergio Massa y Patricia Bullrich hay menos dudas en cuanto a la previsibilidad. Para mal o para bien, todos conocen los que puede hacer el candidato de Unión por la Patria en un hipotético gobierno o las chances que tiene Juntos por el Cambio de cumplir con el establecimiento de un esquema bimonetario.

El problema para todos ahora es saber si el país aguanta otro mes de incertidumbre y desangre financiero si finalmente hay un balotaje. Algunos empresarios razonaban casi en tono amargo: “si va a ser, que sea en octubre”. Esa sentencia expresa las enormes dudas que tienen con el libertario.

El mundo empresario sabe hace meses que Alberto Fernández no garantiza nada en esta transición. Ayer tuvo su aplauso de despedida después de volver a mostrar curiosas filminas con fotos de títeres y pronunciar un pedido para que la Unión Africana ingrese al G20. El presidente pretendía cerrar el Coloquio y elegantemente le informaron que tanto los debates de hoy como los de mañana serán de neto corte económico. Por lo tanto, lo conformaron con cerrar el primer día con esa extraña presentación antes de la cena. Fue la despedida formal del presidente.

Hoy es Massa quien debe hacerse cargo de todo y sus dificultades son cada día mayores. Existe un consenso en analistas y consultores sobre las chances de Axel Kicillof de mantener la gobernación de Buenos Aires. Esa posibilidad existe, pero es en ese partido donde todos ponen el foco en el impacto que puede tener en la elección, es escándalo de Martín Insaurralde y su lujosa escapada a Marbella.