Lo que dejó el 2022

El año en que la institucionalidad de Mendoza estuvo a prueba por la atrofia política

La atrofia política de Mendoza se agudizó en 2022, pero recuperó la memoria antes de desbarrancar. Las razones de una anomalía: un oficialismo aburguesado, un peronismo sin horizonte y un tercio de la población sin representación.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 1 de enero de 2023 · 08:03 hs
El año en que la institucionalidad de Mendoza estuvo a prueba por la atrofia política
Foto: Gobierno de Mendoza
El año en que la institucionalidad de Mendoza estuvo a prueba por la atrofia política
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Un oficialismo radical unidireccional, cómodo, aburguesado y con desafíos endogámicos. Una oposición peronista desinflada, sin ambición y con un conflicto de identidad perjudicial para sus propios intereses. Y una subrepresentación política que distorsiona la construcción de la realidad de cara a quienes tomas las decisiones. El esquema político de Mendoza tiene mecanismos disfuncionales que se disimulan, pero cuando salen a la luz ruborizan a todos porque ponen a prueba hasta la propia institucionalidad de la que ha hecho gala la Provincia durante décadas y que hoy es una foto en sepia. 

El 2022 fue el año donde esas pruebas estuvieron al borde de ser reprobadas. En la Suprema Corte, en el Poder Ejecutivo y con la ambición (de casi imposible cumplimiento, pero anhelo al fin) que tiene Cambia Mendoza en la Legislatura: lograr los dos tercios para que el resto sea solo un decorado. 

Mendoza tiene una subrepresentación de posiciones políticas. 

Deterioro

El deterioro del debate, del que todos (incluidos los medios) son parte comenzó hace décadas. Y desde 2015 se atrofió aún más un músculo irremplazable para sostener el hueso institucional: la tensión política, el debate y hasta el riesgo que pueda sentir de perder quien conduce la Provincia. Desde ese año Cambia Mendoza tiene una mayoría legislativa que algunas veces usó virtuosamente, y muchas otras con gula.

Ahora se agregó la falta de matices. Cuando se pensó el sistema representativo no fue suficientemente ponderada la torpeza y la soberbia de los aspirantes al poder como para generar el escenario planteado hoy en Mendoza, donde más de un tercio de la población que vota no tiene representantes. Hay dos frentes políticos que tienen la unanimidad de los cargos. Cualquier otro pensamiento, quedará para las charlas de café.

El 2022 tuvo como clímax de la crisis institucional el conflicto por la reforma de la Suprema Corte. La anomalía  que existía en el funcionamiento de ese tribunal había cruzado un límite: elección de tribunal según el resultado buscado, cambios de estrategias cuando las causas estaban por resolverse y una profunda crisis que hacía inviable la convivencia entre los 7 ministros. 

Como ya había ocurrido un año antes, la tensión llegó al extremo y hubo acusaciones oficializadas en sentencias. El Gobierno, el peronismo y la propia Corte pusieron un manto de sensatez para evitar el desbarranco. Al final, surgió un cambio que satisfizo casi todas las expectativas, pero ninguna completa; es decir eso que ocurre cuando hay una negociación. 

Curiosamente el año terminó con otra decisión que está en el fleje institucional. La toma de deuda sin autorización de la Legislatura es un buen ejemplo de la atrofia. El peronismo usa el único resquicio para entorpecerle la vida al Gobierno negándole el roll over de la deuda y el oficialismo gambetea la Constitución y también los "usos y costumbres" con nuevas normas y nuevas interpretaciones para hacerlo. 

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