La crisis no cesa

Crece la sensación de que con Silvina Batakis no alcanza y puede haber más cambios

La improvisada resolución del conflicto kafkiano del fin de semana parece no haber dejado conforme a la mayoría del oficialismo. Con el desembarco de Silvina Batakis no alcanza para revertir la desconfianza. No se descartan cambios en un oficialismo que no logra aminorar el ritmo de la crisis.

Beto Valdez
Beto Valdez jueves, 7 de julio de 2022 · 07:05 hs
Crece la sensación de que con Silvina Batakis no alcanza y puede haber más cambios
Foto: TELAM

“La improvisación y la pérdida de afinidad entre los accionistas del Frente de Todos nos llevaron a quedar igual o peor que antes de la renuncia de Martín Guzmán”, comentaba ayer a MDZ un legislador oficialista de larga trayectoria. “Con la llegada aislada de Silvina Batakis evidentemente no alcanza, por eso en los campamentos hoy enfrentados no de descartan más cambios”, agrega el diputado nacional.

El hermetismo que reina en el oficialismo luego de la cena del presidente Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner el lunes por la noche genera diferentes lecturas sobre la resolución de la crisis del fin de semana y fundamentalmente de lo que se viene. Nadie ve seriamente un armisticio amigable, ni tampoco un agresivo pase de facturas. Además, cuando hay un encuentro reservado entre dos políticos conviene mantener la prudencia sobre las versiones y trascendidos. Sobre todo teniendo en cuenta el entorno de la vicepresidenta se maneja con una discreción pocas veces vista y el presidente suele hablar de más con su mesa chica. Rumores muchos, precisiones cero.

Solo queda la sensación de que la crisis del Gabinete aún no terminó y no son pocos los que pronostican una segunda etapa. “Es la primera vez que luego de un recambio de ministro no frenan los cuestionamientos y las versiones de funcionarios que siguen en la mira, acá nadie está realmente rarificado en su cargo”, revela una fuente de la Casa Rosada.

Este funcionario coincide con otros colegas que Alberto se equivocó al cerrar el capítulo kafkiano del fin de semana circunscripto solo a la figura de Guzmán. “No iba a perder más poder por ampliar los cambios a otras áreas, total sigue teniendo la última palabra”, agrega. 

Esta afirmación resulta interesante porque la figura de Batakis no era la propuesta de Sergio Massa pero tampoco la apuesta de Cristina. En todo caso aceptó lo “menos malo” y una vez más quedó Augusto Costa para otra oportunidad. La situación política es tan complicada que Fernández no puede echar a los funcionarios de Energía y su vicepresidenta no logra encontrar la fórmula para ponerle fin a la permanencia del resto de “los funcionarios que no funcionan” e impulsar a figuras propias en cargos estratégicos. 

“La estabilidad de los ministros esta tan volátil como el mercado financiero, casi todos están en duda pero va variando el ránking de los cuestionados”, expresa un integrante del Consejo Directivo de la CGT. El sindicalista cree que el ministro de Trabajo, Claudio Moroni volvió a liderar la tabla de los que “no funcionan”, mientras que Miguel Pesce aparece sobreviviendo en el BCRA aferrado a la figura de Batakis. Y ahora aparecen más inestables los funcionarios del Movimiento Evita, especialmente Emilio Pérsico y Fernando Navarro. 

Mientras tanto, ya se percibe nerviosismo por la lentitud de Batakis para completar su equipo de colaboradores que, por ahora, se caracteriza por su poca trayectoria y poco nivel técnico. “Es lo qué hay, si elegiste a la 'Griega' no va a venir con Gardel y Lepera”, agrega el sindicalista citado anteriormente. También surgen preguntas inquietantes: que dirá Cristina de la defensa de la ministra al equilibrio fiscal o las declaraciones de Kristalina Georgieva respecto al futuro del acuerdo con el FMI: “Las acciones dolorosas a veces son necesarias”.

Eso fue ayer luego del primer contacto formalmente de Batakis con funcionarios de ese organismo. Un dato adicional. En el oficialismo miran con preocupación la marcha que se esta convocando para el sábado en las redes sociales. Mucha bronca y temor en la calle a lo que se viene.

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