Análisis

Nuevas restricciones para el retorno al país: graves consecuencias y cercenamiento de libertad

Las restricciones para que retornen al país los argentinos que están en el exterior es un nuevo avance sobre las libertades. La medida esconde la incapacidad de gestión.

MDZ Política
MDZ Política sábado, 26 de junio de 2021 · 15:59 hs
Nuevas restricciones para el retorno al país: graves consecuencias y cercenamiento de libertad
Foto: imagen ilustrativa

La pandemia persiste y es dinámica. El virus muta en variantes que incrementan contagiosidad e incluso gravedad en algunas personas. La variante Delta ha generado preocupación en todo el mundo, incluso en los países con mayor grado de protección.

Con la llegada tardía de vacunas al país, con un porcentaje bajo de ciudadanos con el esquema completo (dos dosis) y con el acecho de la variante Delta, la política sanitaria debe extremar medidas para evitar mayores problemas. La situación es compleja. La tercera ola, ya anunciada, puede tener consecuencias más graves y hay que posibilitar que muchas más personas consigan inmunizarse. Pero la estrategia no puede repetir errores del pasado, debe ser extremadamente cuidadosa evitando asestar más golpes a actividades económicas muy perjudicadas y no pueden afectar más las libertades garantizadas por la Constitución Nacional.

La restricción prevista sobre el regreso de argentinos  que están en el exterior tiene formalidades extremas innecesarias, límites que afectan la libertad de quienes viajaron o tenían previsto hacerlo y pueden, de prolongarse en el tiempo, provocarles daños muy severos.

En detalle podemos desmenuzar los errores de lo dispuesto:

1) Formalidades innecesarias: todo ciudadano que retorna desde el extranjero vuelve con un PCR negativo realizado con un máximo de 72 horas antes de abordar el avión. Apenas arribado se le realiza, a su costo, otro PCR y ahora se prevé una cuarentena en un hotel o lugar que disponga cada jurisdicción, también a costo del viajero. Un dislate que solo está fundado, sin exagerar, en la ineptitud del Estado en controlar a quienes vuelven al país.

Se puede abundar en la prevención para evitar la propagación del virus, pero aislar a los ciudadanos fuera de su hogar y a su costo, denota la inutilidad para controlar por parte de un Estado invasivo.

Debe mejorar su capacidad de asegurar que los viajeros no abandonen su hogar durante el periodo indicado, y no enviarlos obligatoriamente a hoteles o lugares predeterminados y a su costo. Un avance indebido sobre las libertades individuales y una afectación mayor a la economía individual y a la emocionalidad.

2) Cupo de 600 personas por día que pueden regresar al país. Esta disposición es claramente otro avance sobre la libertad que impacta negativamente sobre miles de personas que habían dispuesto viajar y que, sorpresivamente y sin aviso, se ven privados de retornar cuando lo tenían previsto. Esto tiene consecuencias económicas, prácticas y espirituales. Ni hablar, si lo dispuesto hasta el 9 de julio próximo se prorroga.

¿No era mucho más lógico y prudente, en pos de la seguridad sanitaria, que todo continuara como estaba previsto y al regreso se extremara el cumplimiento del aislamiento, en los hogares de los retornantes? Optaron por aumentar restricciones, agregar imprevisibilidad a personas y familias, además de costos y efectos desconocidos e indeseados a miles de compatriotas.

Nuevamente por incapacidad, falta de empatía y espíritu autoritario, en pos de una necesidad razonable y cierta como la salud pública, avanzan restringiendo las libertades cívicas de miles de argentinos. Mucha daño causó la “cuarentena eterna”. Igualmente grave es el perjuicio causado por la limitada cantidad de testeos diarios y el estricto seguimiento de las personas positivas y sus contactos cercanos, que sigue sin mejorarse.

Si le agregamos la tardía llegada de vacunas y un porcentaje todavía bajo de personas con doble dosis, la situación sanitaria requiere de acciones correctas y prudentes y no de medidas imprevistas y que lucen improvisadas.

El Estado debe intervenir con sabiduría, capacidad y seguridad, previniendo y cuidando la salud, pero también es necesario que sea riguroso en el respeto de los derechos y libertades ciudadanas, y en no profundizar daños económicos y de salud mental. Su ineptitud para gestionar ha causado ya mucho perjuicio y dolor.

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