Beatriz Sarlo y Kicillof, una farsa con errores de todos
La intelectual Beatriz Sarlo y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, protagonizaron una farsa donde ambos quedaron mal parados. Mientras, la campaña de vacunación suma incumplimientos e irregularidades.
El día de ayer, luego de la declaración testimonial de Beatriz Sarlo estalló una parafernalia discursiva, sobre todo del gobernador Axel Kicillof, para justificar ambos su accionar tratando de exculparse a toda costa. Pero ninguno pudo salvar errores esenciales. El gobierno no pudo convencer acerca de su accionar en este caso puntual y Sarlo la desafortunada expresión “me ofrecieron la vacuna por debajo de la mesa”.
Kicillof saltó a la escena pública, luego de la presentación testimonial de Sarlo y no mucho tiempo antes cuando ella lo expresó públicamente en los medios. Allí podría perfecta y tranquilamente haber aclarado el ofrecimiento realizado, sólo con el fin testimonial de que personas destacadas no dudaban inocularse, desestimando las dudas acerca de la confiabilidad de la Sputnik V y la “supuesta extrema e interesada campaña anti vacuna”.
No emitió palabra alguna, aún cuando Sarlo fue categórica en su expresión: “me la ofrecieron por debajo de la mesa”. Extraño silencio en avezados en respuestas rápidas y fulminantes.
La ensayista política también se equivocó en su expresión “por debajo de la mesa”, ya que de los mails se extrae claramente que no se sugirió nada oculto o irregular. Se podrá discutir la conveniencia o no de la fallida campaña para alentar la voluntad mayoritaria de la población a vacunarse. Pero en ningún caso la propuesta fue oscura.
Kicillof, en soledad, apareció en todos los medios nacionales, con énfasis y cierto enojo, justificando su accionar y calificando de canallesca la actitud de Sarlo y la interpretación de los medios involucrando a su esposa, en alguna conducta indebida.
Error de ambos. Sarlo con su fraseología en relación al ofrecimiento, y ayer tratando de justificar sin lograrlo, lo declarado. Y Kicillof apareciendo tarde, sin acompañamiento de otros funcionarios, y exagerando los términos de su accionar y el de su esposa, actora involuntaria e innecesaria de este culebrón.
Todo está exacerbado por algo que es cierto, contundente y lamentable. La carencia de vacunas y el incumplimiento de la promesa imprudente de Alberto Fernández. El fracaso por lo lento y plagado de irregularidades e ilícitos del proceso vacunatorio en todo el país. Comedia farsesca e ineficacia. Bien ligado a nuestro permanente y triste destino.