Inseguridad

Son al menos 500 los policías fuera de acción por el coronavirus

Es el conjunto de efectivos que dieron positivo, más los aislados y quienes tienen factores de riesgo. En Maipú hubo que cerrar cuatro unidades policiales por el avance de la enfermedad. Ha aumentado la compra de armas y el Gobierno busca nombrar más uniformados, pero los entrenamientos son lentos.

Juan Carlos Albornoz
Juan Carlos Albornoz domingo, 9 de agosto de 2020 · 07:10 hs
Son al menos 500 los policías fuera de acción por el coronavirus
Suarez, el director de la Policía Roberto Munives y el ministro de Seguridad , Raúl Levrino, durante la presentación de equipamiento. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

La pandemia del coronavirus ha disminuido considerablemente la tropa policial y esto comienza a sentirse bastante, justo en un momento de rebrote del delito en Mendoza y en el resto del país.

El Ministerio de Seguridad reconoce que al menos 500 efectivos están fuera de acción por el Covid-19. El número incluye uniformados contagiados (38 admitió ayer el gobernador Rodolfo Suarez, de los cuales ya se habrían recuperado más de la mitad), unos 300 policías aislados en forma preventiva y alrededor de 150 que no están en funciones por tener factores de riesgo.

Los policías casados entre sí y con hijos es otro problema que afecta la presencia policial activa. En forma directa o indirecta, la seguridad lo siente. No ha sido casual que haya sido Maipú el departamento que manifestó los síntomas primero. Allí la enfermedad obligó a cerrar dos comisarías (San Roque y Fray Luis Beltrán, que ya fueron rehabilitadas), pero fueron en total cuatro unidades policiales las que hubo que desactivar por el avance del virus.

El intendente de Maipú, Matías Stevanato, tiró la presión rápido sobre el Ministerio de Seguridad. Al margen de los hechos delictivos, la gente asimila comisarías cerradas con inseguridad. Para las autoridades civiles de la Policía, no tanto: prefieren que los uniformados patrullen en lugar de que pueblen alguna dependencia.

Cualquiera sea la estrategia oficial, se enfrenta a un nivel de delito en Mendoza que ha crecido al ritmo de la apertura de actividades que sobrevino después de la cuarentena estricta. La curva es ascendente y va camino de reflejar los índices delictivos que había en febrero, antes de que la pandemia guardara en sus casas a toda la población. Incluso a los chorros

Suarez dice que el delito todavía no explota como en otras provincias, pero la alerta se ha instalado. No solo por los hechos, sino por la violencia: hay lugares del país en los que el índice de delincuentes abatidos se asemeja a los de los homicidios en ocasión de robo.

Se observa un panorama de "violencia generalizada", dicen los funcionarios. Un dato que ya maneja el Ministerio de Seguridad es que en Mendoza se están vendiendo más armas. La novedad es preocupante, no solo porque la sociedad se arme, sino porque esas armas pueden terminar ocasionalmente en manos de los propios delincuentes.

El gobernador presentó este viernes armas, equipamiento y drones (que venía probando hace meses) para dar la pelea. Fue una puesta en escena y la primera señal de que la seguridad volvía a la agenda política, después de meses en los que salud copaba todo.

Suarez dijo que su plan consiste sencillamente en ajustar los gastos en otras áreas para que haya más fondos para el sistema de seguridad. 

La otra pata de la estrategia contra el delito es (desde la época de Cornejo) la tecnología. La Policía tiene 400 móviles con identificadores biométricos o computadora a bordo. El equipamiento es clave para seguir la premisa que instaló Cornejo respecto del "Estado eficiente": cada policía es una unidad de gestión que "rinde más" si cuenta con aparatos.

Por ejemplo, antes, los policías podían tardar horas en detener, trasladar a una comisaría e identificar a las personas. Ahora, con los identificadores de los móviles, esa tarea se hace en pocos minutos.

Esta es la respuesta al recurrente pedido ciudadano de "policías en las comisarías": desde hace tiempo el Ministerio de Seguridad evita poblar oficinas policiales: las que no toman denuncias, no tienen sentido, sostiene. Van a ser, cada vez más, comisarías "fantasma", como las que hay en muchos barrios.

El argumento tecnológico es también una respuesta oficial a una realidad que no se explica: ¿Por qué crece la población y la cantidad de policías no? En efecto, Mendoza oscila entre 9.000 y 10.000 desde hace muchísimos años. Hay 9.700 en total actualmente.

Y muchos menos en el frente de batalla, por el coronavirus. La contingencia está obligando a apurar los nombramientos para compensar los "caídos" por la enfermedad. El mes pasado se nombraron 202 (131 auxiliares y 71 oficiales) y quedaron en espera 200 más para poner en funciones, quienes asumirían el mes que viene.

La preocupación en el Ministerio de Seguridad tiene que ver con la capacitación de futuros policías, que también está condicionada por la pandemia. Los aspirantes tienen clases teóricas virtuales y algunas presenciales, pero el entrenamiento físico y las prácticas de tiro son insoslayables para poner a un policía en la calle.

Desde el Instituto Universitario de Seguridad Pública señalan que las prácticas físicas no se han detenido, aunque sí, naturalmente, se hacen a un ritmo bastante más lento.

Los entrenamientos que se realizan en los predios de Catacpol de toda la provincia (el de Gran Mendoza se ubica en Las Heras) deben incluir protocolos de distanciamiento y prevención que demoran todo: donde antes practicaban 40 aspirantes por turno, ahora sólo van 10 por vuelta.

Los 200 egresados del IUSP que están esperando para entrar a la Policía el mes que viene deberán pasar por un reentrenamiento policial obligatorio que tomará su tiempo. Porque la inseguridad está creciendo, pero las reglas de juego las pone el virus.

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