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Seguridad, el refugio de la vieja guardia radical

En los últimos años, esta área, como ninguna otra, ha ido acumulando en puestos de poca exposición a dirigentes que fueron figuras de primer nivel en otras épocas. El fin de las internas radicales mezcla hoy a dirigentes que militaron en el pasado para Iglesias, Fayad, Cobos y Cornejo. Quiénes son.

Juan Carlos Albornoz
Juan Carlos Albornoz domingo, 2 de febrero de 2020 · 08:37 hs
Seguridad, el refugio de la vieja guardia radical

Ninguna otra área del Gobierno refleja más la condición de "refugio" para la vieja guardia del radicalismo. Se trata de Seguridad, que en los últimos años ha ido acumulando en puestos de poca exposición a dirigentes que fueron figuras de primer nivel en otras épocas.

El Instituto Universitario de Seguridad Pública, fundado entre el Gobierno y la UNCuyo para capacitar a policías y agentes penitenciarios, es un verdadero muestrario en este sentido. La última incorporación ha sido Sergio Bruni. Después de años en la Legislatura y un paso como asesor de la Municipalidad de la Capital, Bruni desembarcó con esta gestión en el organismo académico.

No es la autoridad máxima, pero tiene un cargo importante: es director ejecutivo. Tiene más arriba a un hombre del cornejismo, Alejandro Antón, quien está allí desde la fundación del IUSP. 

Bruni fue uno de los que firmaron en los 90 un pacto inédito: la política de Estado en Seguridad. Aquel involucramiento de todas las fuerzas políticas en la lucha contra el delito ya es cosa del pasado, pero muchos de sus actores no.

De hecho, Bruni comparte el directorio del IUSP con un ex ministro de Seguridad: Roberto Grillo. Grillo, quien es director de Asuntos Universitarios del IUSP,  fue ministro hasta el comienzo del gobierno de Julio Cobos. Y desembarcó en el órgano académico de la mano del rector de la UNCuyo, Daniel Pizzi.

Tanto Bruni como Grillo estuvieron muy ligados a Roberto Iglesias y el fallecido Víctor Fayad, Pero no son los únicos vestigios de aquella época. El ex director general de Escuelas del gobierno de Iglesias, Hugo Duch, también forma parte del IUSP: es vocal del Consejo de Administración.

El acuerdo entre Alfredo Cornejo y Rodolfo Suarez por la sucesión en la gobernación dejó atrás definitivamente atrás las viejas internas radicales y eso permitió también el regreso al ejercicio de un cargo de Eduardo Cichitti, quien supo ser intendente de la Capital y presidente de la Cámara de Diputados en la era iglesista. Por supuesto que consiguió hacerlo en el Ministerio de Seguridad: ahora ocupa un cargo de director en el área del Servicio Penitenciario.

Lo mismo pasó con Milagros Suarez, una ex legisladora también proveniente de "la muni", quien tiene un puesto en el ministerio: trabaja en una dirección que depende del subsecretario de Relaciones Institucionales, Néstor Majul.

Majul tuvo como primer jefe político a Fayad, pero desde hace mucho es uno de los hombres de confianza de Cornejo. Hoy, es uno de los funcionarios que reflejan la "continuidad" en Seguridad: siguió en el mismo puesto cuando su jefe político se fue del Gobierno.

Otro que sigue es el jefe de gabinete, Hugo Sánchez. Sánchez y el ex director general de Administración, Diego Lázaro, comparten la Municipalidad de Godoy Cruz como origen. Pero Lázaro dejó el control de los fondos de la cartera para mudarse al Ministerio de Hacienda y su lugar en Seguridad lo ocupa hoy un director de su gestión: Marcelo Penutto.

Radicales de antes y de ahora se mezclan de esta manera en un espacio en el que el propio ministro es símbolo del fin de las hostilidades en la UCR.

En efecto, el ministro Raúl Levrino proviene de la dinastía de la Capital, pero una parte del trayecto lo compartió con Cornejo: fue subsecretario de seguridad cuando el ex gobernador mandaba en el edificio de calle Salta. 

Levrino secundó a Cornejo después de compartir gestión con Miguel Bondino, el ministro de Seguridad que tuvo que renunciar en 2007, luego del crimen de la docente Laura Abonnasar en Godoy Cruz.

Bondino era el cuarto ministro de Seguridad del gobierno de Julio Cobos que debía salir de su cargo y la crisis política que provocó el caso Abonnasar obligó a Cornejo, entonces diputado nacional, a volver a calzarse ese traje. Ya había ocupado el puesto en la primera parte de la gestión de Cobos.

Se solía decir, justificadamente, que el sillón del ministro de Seguridad eyectaba personas. Pero hace varios años que eso no pasa y hoy, por el contrario, las oficinas relacionadas con el ministerio invitan a quedarse.

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