Se perdieron más de 15 mil hectáreas productivas y buscan proteger el cinturón verde de Mendoza

Cada vez menos chacras y campos productivos. Cada vez más portones y zonas urbanas. Ese es solo uno de los datos que ilustran el retroceso de los oasis productivos en Mendoza.

Según datos del Inta y del Plan de Ordenamiento Territorial en la provincia se perdieron 15.000 hectáreas que eran de uso agrícola que se transformaran en urbanas. Los departamentos más afectados son Luján, donde 2.889 hectáreas rurales pasaron a ser urbanas ( con Chacras de Coria, Carrodilla y Vistalba como ejes) Guaymallén con 1.817 hectáreas, y Maipú con 1.459 hectáreas. En Las Heras se perdieron 1.362 hectáreas productivas, en San Martín 1326 y en Tunuyán 485.

El deterioro del área productiva afecta a la población rural y también a la economía de la Provincia.

El tema quedó de relieve en base a un proyecto para crear en Mendoza una “reserva productiva”. Se trata de un cinturón verde para proteger las tierras donde se producen alimentos, con la idea de fomentar ese tipo de emprendimientos y cuidarlos del avance de las ciudades y otros usos.

La ley de Ordenamiento Territorial, el Plan de Ordenamiento y los planes municipales van en ese sentido. Pero el proyecto, presentado por Marcelo Aparicio, apunta a genera un régimen territorial particular, como existe en otros lugares del mundo

La intención es impulsar la promoción y protección de cinturones verdes y constituirlos en zonas protegidas de producción agrícola. La institucionalización de la figura de los “cinturones verdes” busca ordenar los criterios de una planificación territorial moderna ante el avance de lo urbano sobre lo rural. Son identificados en el mundo como una herramienta moderna de organización territorial que sirve de ayuda a la seguridad alimentaria local. Cuidan la cantidad, calidad y abaratan los costos de logística de los alimentos, ya que promueven el consumo de cercanía. Conservan la biodiversidad y proveen zonas de recreación y amortiguamiento a la expansión urbana.

“Conforme esta ley, se entenderá por cinturones verdes productivos aquellas áreas de vegetación natural o terreno agrícola y/o agropecuario situadas alrededor de los núcleos urbanos, en las cuales se produzcan alimentos”, propone el proyecto. “Estoy convencido que debemos tomar este impulso para profundizar los debates pendientes y encontrar rápidamente alternativas para un desarrollo sustentable de Mendoza que nos permita sacar a nuestros comprovincianos de la pobreza. Casi medio millón de mendocinos y mendocinas no pueden costear sus necesidades básicas, eso es algo inaceptable, que no podemos permitirnos como sociedad”, explicó  Aparicio en los fundamentos del proyecto.

Éxodo

El contexto es complejo. La edad promedio de los productores mendocinos es de 57 años, cuestión que marcar cómo afecta el éxodo de jóvenes de las zonas rurales. Los datos preliminares del Censo Nacional Agropecuario 2018 (INDEC) nos muestran que en los últimos 16 años se redujo la cantidad de productores en un 26%.

“Los cinturones verdes de nuestra provincia son de un gran valor para los cultivos frutihortícolas, obteniendo alimentos de una calidad natural superior. Por ejemplo en el cinturón verde metropolitano encontramos suelos muy fértiles con los mejores niveles de materia orgánica, lo que facilita la elaboración de alimentos con procesos agroecológicos y de buenas prácticas agrícolas. Estamos ante la oportunidad de ofrecer a los consumidores tanto del mercado interno como del externo, la calidad de nuestra tierra y el cuidado ambiental como valor agregado en la producción de nuestros alimentos”, aseguró Martín Betancud, ingeniero agrónomo especialista en agroecología, y asesor de Aparicio en la elaboración del proyecto.