Educación

Educación: cómo serán las clases en 2021, el año en que seguirá la crisis

El Gobierno se esperanza con que en marzo se inicien las clases "con todos los alumnos" en las aulas. Pero preparan un sistema mixto entre clases presenciales y virtuales. Por eso buscarán achicar la brecha digital. Este año se invirtió más en alimentos que en elementos pedagógicos.

Pablo Icardi
Pablo Icardi martes, 20 de octubre de 2020 · 07:58 hs
Educación: cómo serán las clases en 2021, el año en que seguirá la crisis
Foto: EFE

El Gobierno tiene la esperanza de que el 1 de marzo, una de las fechas tentativas para el inicio del ciclo lectivo 2021, "empiecen las clases con las aulas abiertas y con todos los alumnos en sus bancos". Pero la realidad es que se planifica para que ocurra otra cosa: un mix de clases virtuales y presenciales para lo cual hace falta adecuar ambas infraestructuras. La edilicia y la conectividad; las dos con carencias.

El ciclo lectivo 2021 no será convencional, eso es casi un hecho. En el mejor de los casos se mantendrá la inercia de la emergencia de este año, donde las desigualdades se potenciaron y será necesario reforzar la ayuda a muchos alumnos que tuvieron problemas de acceso. Al inicio del año había al menos 14500 niños desconectados, pero se logró incorporar (según la DGE) a casi 9 mil. Pero además, un 5% de los estudiantes tienen baja intensidad en el proceso de conexión con las tareas diarias. Por eso, además, este año no habrá repitencia y se mantendrá la promoción acompañada. La escuela fue, aún en contexto de pandemia y con las aulas cerradas, el brazo del Estado que más cerca estuvo de las familias.

Ayer el director General de Escuelas presentó su plan para el año que viene y al hacer un balance del 2020 hubo un dato simbólico. En vez de detallar la lista de libros, aportes pedagógicos o innovación, José Thomas dio la lista de alimentos que incluye la bolsa de emergencia que repartieron desde las escuelas a las familias de los alumnos. Esta vez, explicó Thomas, sí se incorporó más leche en vez del mate cocido que habitualmente recibían en las escuelas. Emergencia total. La presentación del Presupuesto de educación fue veloz y estuvo seguida por algunas chicanas, casos particulares de escuelas rotas y hasta algunos yerros simpáticos, como la legisladora que mencionó a "las estudiantas". Fuera de eso, hubo un clima descomprimido luego de la tensión por el debate trunco de la ley de educación y también se "comprendió" la situación de crisis que se vive.

Desigualdad y brecha digital

La "canasta escolar" que las familias tuvieron que armar este año y también deberán preparar para el 2021 incluye servicios y objetos costosos que no eran tenidos en cuenta antes. Una conexión a Internet que no cuesta menos de 1500 pesos mensuales, por ejemplo y en el mejor de los casos. O tarjetas de teléfono con paquetes de datos que son más costosas y menos eficientes. Lo mismo con los equipos: teléfonos celulares y computadoras que hoy son de imposible adquisición (no se consiguen nuevas por menos de 50 mil pesos) y que obligó y obligará a reciclar. En ese contexto, el acceso a la educación se complica. 

Para el Estado también es más complejo brindar el servicio. Para el año que viene se calcula una inversión básica de 1800 millones de pesos para abrir las escuelas y mejorar en algo la conectividad. El Gobierno necesita adecuar los 1300 edificios escolares al contexto de pandemia. Desde temas básicos como agua y baños limpios, hasta aulas adecuadas para el distanciamiento o patios señalizados para la circulación. Las escuelas de la provincia no tienen la infraestructura adecuada aún. Además, hay al menos 50 que han sufrido daños por vandalismo. "La conectividad no es un tema que sea responsabilidad de la DGE, pero nos hacemos cargo igual. Debe estar el ENACOM, ARSAT y otros organismos en eso. Estamos trabajando con los municipios para que haya más puntos de WiFi y sumar más computadoras y teléfonos para quienes lo necesiten", dijo Thomas. Entre otras cosas, buscan que la Aduana libere más rápido los elementos secuestrados en la fronteras (unas 500 computadoras y teléfonos). Pero en un universo de medio millón de estudiantes, parece poco. 

El presupuesto de la DGE para el año que viene es de 48 mil millones de pesos. Por obvias razones el 93% se destina a salarios. El 7% restante al mantenimiento y es allí donde necesitan reforzar. Lo mismo para la inversión en arreglos profundos. Por eso, por ejemplo, una de las ideas que buscan ejecutar es vender edificios ociosos del Estado para recaudar y destinar esos fondos a la reparación de escuelas. 

Aún no hay un diagnóstico preciso sobre el impacto de la pandemia en el proceso educativo porque esperan a que cierre el año. Octubre será, en el caso de la secundaria, el último mes para sumar contenidos. Pero hay algunos indicadores que en la DGE evalúan como positivos. Según aseguran, a través del sistema virtual hubo más alumnos aprobados en las mesas de exámenes. "Este año hubo un 55% de aprobados y el año pasado fuero el 34%", aseguró Thomas, quien también mencionó que hubo más presentismo en las mesas a través de la virtualidad. 

El plan de la DGE incluye una posibilidad de que en noviembre haya algún tipo de apoyo presencial para los niños y adolescentes que tuvieron dificultades durante este año. Pero el problema de fondo es el 2021. No está claro cuál será el modelo de sistema mixto, pero por ahora es lo más probable. 

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