Dudas y desafíos en meses críticos para Argentina
El resultado fue un cachetazo electoral para el Gobierno. Y plantea desafíos clave: la gobernabilidad, la convivencia y el respeto institucional.
El resultado contundente de las elecciones primarias genera un shock político que plantea desafíos y dudas sobre el futuro inmediato en la economía, la política y, sobre todo, la convivencia.
La campaña electoral se construyó en base a opuestos, potenciando el "miedo al otro" y los contrastes. Pues lo que ocurrió parece marcar en un "nuevo movimiento pendular".
El resultado es sorprendente incluso para los más optimistas del cristinismo, pues estuvo cerca del porcentaje obtenido por Cristina en las PASO de 2011, su mejor elección. Ese año la ex presidenta luego consiguió llegar al 54% de los votos en primera vuelta y tener una abrumadora mayoría en el Congreso. El "vamos por todo" surgió allí. Con un resultado similar en octubre, el "nuevo" oficialismo que se construiría lograría también un fuerte poder parlamentario.
Las alertas habían sonado desde hace tiempo en el Gobierno y algunos incluso lo advirtieron. Fue el caso de Alfredo Cornejo, que sugirió desdoblar las elecciones de los distritos grandes, generar cambios en la gestión y hasta que Mauricio Macri no sea el candidato. El gobernador de Mendoza cuidó su "rancho chico" porque se veía venir un escenario similar al del 2011; que es el que ocurrió: el "huracán" de votos que arrasa con todo, incluso con los micropoderes comunales y provinciales.
Los desafíos
La gobernabilidad. Las PASO marcan el primer escalón electoral en una carrera que se presuponía de tres etapas. Pues el resultado marca un destino difícil de revertir para Mauricio Macri y le quedan dos meses y medio de gestión duros hasta las generales. En ese tiempo deberá gobernar con la sombra de un peronismo que huele el poder. El desafío es para Macri, pero también para Alberto Fernández, Cristina y todo el cristinismo, para garantizar gobernabilidad hasta las elecciones y posiblemente hasta diciembre. Si la intención del kirchnerismo era mostrarse moderados, conciliadores y autocríticos con lo que ocurrió en el pasado, pues ahora tendrán la oportunidad de demostrarlo con hechos. A Fernández (Alberto) también le exigirán gestos de independencia; aunque corre con una enorme desventaja: fue designado candidato por quien es su compañera de fórmula. Llega con poco equipo propio y mucho prestado. Y ayer tuvo como uno de los maestros de ceremonia a Máximo Kirchner.
Macri deberá tener también un gesto para garantizar esa gobernabilidad, pero debe ser hacia la gente. Lo de ayer fue un cachetazo electoral; un golpe de realidad sobre el que el Gobierno no puede hacer oídos sordos. La ausencia de política de acuerdos, la cerrazón hacia adentro que caracterizó a los tres primeros años de gestión; una política económica que generó una debacle en las empresas y las familias y una estrategia política de laboratorio fueron parte del problema. Desde ayer se especulaba con posibles cambios en el Gabinete, cuestión que intentó ser desmentida. Si a tres años y medio de gestión casi la mitad de la población elige al "antagonista" político que, incluso, un gobierno ayudó a construir, entonces algo anda mal y, como dice el frente que encabezó, Macri deberá lograr que esta vez estén "juntos por el cambio" que necesita su gobierno.
Dudas
Las dudas tienen que ver con el radical cambio de escenario que plantea la victoria de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Y tienen que ver con las reacciones institucionales.
Por tomar un ejemplo: Cristina arrastra una larga lista de causas judiciales por sospechas de corrupción. Varios ex funcionarios de su gobierno fueron condenados; entre ellos su ex vicepresidente. El cristinismo definió a esos detenidos como "presos políticos" y buscaron exculparse de cualquier sospecha. El Poder Judicial argentino ha demostrado tener una sensibilidad especial para percibir los cambios de época y siempre estar a tono con el poder. Las investigaciones a "contraturno" son un ejemplo. Ahora toma por sorpresa el aparente cambio de época; a medio camino. Entonces surgen dudas obvias sobre qué camino tomarán institucionalmente esas investigaciones y, más aún, si un gobierno afín a quienes están sospechados respetarán la independencia de poderes.