Cierre de listas

#Perlita: La elección más pícara: la de los que se cruzaron de partido

El emblemático caso de Luján, en donde cada precandidato de Cambia Mendoza lleva concejales del otro y la idea de "tocarle el trasero" al adversario interno.

lunes, 22 de abril de 2019 · 09:44 hs

Luján de Cuyo puede sumar una característica a su tradicional de "Capital del Malbec": también lo es de las picardías políticas. Sería largo hacer la cuenta, pero tal vez todo haya comenzado con un gesto que desde el oficialismo local se mostró como de "generosidad" y es que apenas retornó Omar de Marchi a gobernar el municipio, tras años en otros cargos, sumó a su equipo al ex precandidato del peronismo Rolando Baldasso. Allí se empezó a hablar de "PROnismo". Luego, un radical histórico como Rubén Lázaro, que legó a ser legislador por la UCR, se transformó en referente y concejal de Protectora.

Lo que vino después -y sobre todo en este último cierre de listas para las PASO del 9 de junio- es bastante más directo y generalizado. 

De Marchi desoyó el acuerdo nacional que decía que en donde gobernara un miembro de Cambiemos, el otro partido no le ofrecería competencia para la gobernación. De todos modos, era un acuerdo verbal y "de caballeros" en la mesa nacional de la fuerza. Avanzó. Esta vez creyó que tenía chances y es precandidato, a pesar de que tuvo que buscar candidatos en muchos otros partidos, aun en su contrincante interno, para cubrir las vacantes. Eso es política, en definitiva.

Pero le mandaron a competir a su territorio a "Tankerchner", el ministro que quería ser gobernador y eligieron a otro. Allí empezó un juego que no se parece en nada al ajedrez sino más bien a las bochas. Kerchner sumó anoche a la precandidata del PRO, la senadora Cecilia Páez, a su lista de concejales. Y del otro lado, el candidato de De Marchi, su sobrino Sebastián Bragagnolo, lleva al excandidato a intendente radical y exmiembro de la Osep, Cholo Marianetti. 

En el medio, actos con radicales amarillentos por un lado y amarillos radicalizados por el otro.

Al final, todos cantan victoria, cuando recién empieza la campaña y esperan cruzarse en las listas legislativas provinciales y municipales en función de los cargos que consigan por minoría. Allí sí será un juego difícil debido a los cupos y paridades de género en vigencia, que ya ha puesto al borde de un ataque de nervios a más de uno.