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Electroingeniería: contratos del Estado, clave para pasar de pequeño a gigante

La historia de un gigante empresario que fue creciendo en su relación económica con el gobierno peronista de Córdoba.

lunes, 25 de febrero de 2019 · 19:40 hs

En los dos tomos de su libro "Los dueños de la Argentina: la cara oculta de los negocios", publicado en la década de 1990, el periodista Luis Majul analizó cómo empresas industriales ligadas a la construcción y a sectores vinculados hicieron una “exhibición impúdica del concubinato entre los grupos económicos y los gobiernos de turno”.

Electroingeniería, que sigue siendo cabeza del grupo Eiling, ha hecho méritos para obtener la membresía en ese club exclusivo. La creó en 1977 Osvaldo Acosta, santiagueño de Añatuya, quien le abrió la puerta a la empresa a Gerardo Ferreyra, su viejo amigo de la Facultad de Ingeniería de Córdoba, cuando este fue liberado en 1984, tras ocho años de cárcel. Acosta este lunes se sumó en prisión a Gerardo Ferreyra, la cara visible de la constructora vinculada con el kirchnerismo, detenido anteriormente.

El periodista Sergio Carreras fue quien contó la historia de la empresa en el diario cordobés La Voz, provincia en la que tanto Acosta (más allá de su origen santiagueño) como Ferreyra construyeron su imperio. 

Allí relató que Ferreyra había militado en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), la organización marxista leninista liderada por el santiagueño Mario Roberto Santucho. Según dijeron compañeros de prisión, habría sido detenido por su participación en el ataque del 20 de agosto de 1975 a la División Informaciones de la Policía de Córdoba, que funcionaba en el Cabildo de la capital provincial.

En la penitenciaría cordobesa de barrio San Martín, Ferreyra compartió la detención con Carlos Zannini, quien luego fue secretario Legal y Técnico de la Presidencia durante los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, y quien por aquellos años era un militante de la agrupación maoísta Vanguardia Comunista.

El directivo de Electroingeniería también compartió esa cárcel con el actual ministro de Obras Públicas y Financiamiento de Córdoba, Ricardo Sosa, quien es uno de los vínculos más fuertes que tiene Ferreyra en el actual gobierno de Juan Schiaretti.

Según confirmaron al diario La Voz dos exmilitantes de aquellos años, Sosa, a quienes todos ya conocían como “Chaucha”, entre fines de 1975 y principios de 1976, fue trasladado del pabellón 8 al pabellón 6 de la penitenciaría, donde también estaban Ferreyra y Zannini.

A diferencia de los otros dos detenidos, Sosa militaba en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), que tenían fuerte presencia en la fábrica Transax (actual Volkswagen), mientras que el gobernador Schiaretti, luego del paso por el cristianismo integralista, militaba por aquel tiempo –según las mismas fuentes– en el Peronismo de Base, organización crítica hacia Juan Domingo Perón que terminó acercándose a las FAP.

Estos contactos privilegiados, forjados en el frío de la prisión, le permitieron a Ferreyra muy buenos vínculos con los gobiernos kirchneristas, en la Nación, y con las administraciones de José Manuel de la Sota y de Schiaretti, en la provincia, ya que Sosa fue funcionario de ambos gobernadores, tanto en la presidencia del Banco de Córdoba como en las áreas de obras públicas y búsqueda de financiamiento.

Cuando fue consultado, Ferreyra negó ser amigo de Zannini.