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A metros del fondo: el desierto que amenaza al lago Potrerillos

El espejo de agua del Embalse Potrerillos atraviesa su momento más crítico desde que comenzó a operar hace casi dos décadas. Entre el nivel del agua y el límite de cota máximo cabe un edificio de cinco pisos. Un recorrido exclusivo desde el muro hasta el lecho del río para entender las causas.

Ignacio de Villafañe miércoles, 11 de diciembre de 2019 · 12:54 hs
A metros del fondo: el desierto que amenaza al lago Potrerillos
PREOCUPANTE Una llanura seca que dificilmente vuelva a ser el fondo de lago que por momentos era. Foto: Pachy Reynoso

La situación es preocupante. La Provincia de Mendoza se prepara para ingresar al que probablemente será su 11° año consecutivo de crisis hídrica y el desierto que la amenaza ya comienza dejar huella sobre los espejos de agua más importantes que tiene. El sistema de Los Nihuiles, el embalse El Carrizal son ejemplos de esto. Potrerillos, con su lago cada verano más bajo y mucho más cerca del barro es también la medida del oasis cuyano que puede desaparecer. Actualmente, en este embalse de Luján de Cuyo ubicado a un costado de la Ruta Nacional N° 7, hay más de 14 metros de diferencia entre la cota de vertedero -el nivel máximo de capacidad del dique- y la altura a la cual se encuentra el líquido que contiene. Algo así, como un edificio de cinco pisos o cuatro con techos altos. Extendida esta imagen sobre la superficie total, se podría decir que falta una ciudad entera de agua.

Los expertos en la materia indican que si bien el bajo nivel del embalse se explica por un período de sequía cíclico -aunque a ojos del presente resulta demasiado extendido-, el calentamiento global también juega su parte y por ello es correcto vaticinar que aún después de estos años de sed los lagos mencionados difícilmente recuperen la abundancia de sus mejores épocas. Algo que claro y detalladamente explicado en el video que acompaña esta nota, donde junto al director de Gestión Hídrica de la provincia, Rubén Villodas, y su par de Náutica, Gustavo Solá, el equipo de MDZ recorre de punta a punta el espejo de agua, desde el muro de contención hasta el lugar donde el agua clara se encuentra con la turbidez del río Mendoza que lo alimenta para dar cuenta de los estragos producidos por las contingencias.

Solamente para empezar vale dar cuenta de que el Embalse Potrerillos muy difícilmente podrá recuperar la capacidad que tenía en sus inicios, cuando el volumen máximo era de 452 hectómetros cúbicos. Ahora se estima que esa cantidad máxima de llenado descendió hasta los 384 hectómetros cúbicos, una pérdida relativa del 15%. Sin embargo, eso no explica los cinco pisos de altura que actualmente se ven entre las marcas secas sobre los cerros que contienen el agua -esa línea imaginaria que divide la parte blanca de la marrón sobre las montañas-, sino que solamente componen un agravante. Es que la pérdida de volumen mencionada se debe a la cantidad de sedimentos acumulada sobre el fondo del lago, producto de la no construcción del embalse complementario que debería haberse instalado en Uspallata, por ejemplo. La falta de agua, que es otra cosa, se explica por la sequía, la crisis hídrica, los fenómenos naturales -y no tanto- que se traducen en más calor, menos nieve y menos lluvias.

El agua desaparece del terreno y la vegetación crece a duras penas.
El agua desaparece del terreno y la vegetación crece a duras penas.

Pero la gran obra hidráulica inaugurada en 2003 no es la que más sufre. El mencionado Embalse Carrizal, también ubicado en Luján de Cuyo, se encuentra al borde de su límite operativo. Allí, tan solo un poco menos de agua lo volvería inútil. Más al sur, en San Rafael, el sistema de represas que compone El Nihuil tiene un nivel de llenado del 30%. Potrerillos, a pesar de lo drástico de la imagen con que se luce, se encuentra al 60%.

La cota del vertedero, cada vez más lejos del agua.
La cota del vertedero, cada vez más lejos del agua.

Los números son más alarmantes cuando se detalla el para qué de su uso. El Departamento General de Irrigación tiene el deber de administrar el recurso natural del lago y ese deber incluye no restringir la cantidad que se destina para agua potable. Es decir, el agua primero es para consumo doméstico; luego, lo que sobra, es para riego e industria. En condiciones normales la cantidad de fluido que contiene Potrerillos se divide en 6 partes para ser tratada en plantas potabilizadoras, algo más de 3 partes para agricultura y el resto para la industria. Hoy, debido a los bajísimos niveles, esas proporciones se trasladaron a un 90% para uso doméstico y algo menos que el 10% para los cultivos, más ese poco restante para los industriales.

Mendoza se encuentra en una zona árida. En el resto del mundo, en lugares similares, el consumo de agua potable ronda los 150 litros diarios por persona. Lo cierto es que en este rincón cordillerano esa cantidad es más del doble. Cada mendocino consume por día 350 litros de agua potable, casi 130.000 litros al año por habitante. Para peor, debido a la poca inversión que acarrea la red mediante la cual se provee la misma, hay otros 350 litros por persona por día que se pierden en el camino. La linea imaginaria que se ve sobre las montañas evidentemente preocupa, pero no moviliza a nadie.

La vista desde el bosque bajo el Cerro Cocodrilo en Potrerillos.
La vista desde el bosque bajo el Cerro Cocodrilo en Potrerillos.

Solamente para empezar vale dar cuenta de que el Embalse Potrerillos muy difícilmente podrá recuperar la capacidad que tenía en sus inicios, cuando el volumen máximo era de 452 hectómetros cúbicos. Ahora se estima que esa cantidad máxima de llenado descendió hasta los 384 hectómetros cúbicos, una pérdida relativa del 15%. Sin embargo, eso no explica los cinco pisos de altura que actualmente se ven entre las marcas secas sobre los cerros que contienen el agua -esa línea imaginaria que divide la parte blanca de la marrón sobre las montañas-, sino que solamente componen un agravante. Es que la pérdida de volumen mencionada se debe a la cantidad de sedimentos acumulada sobre el fondo del lago, producto de la no construcción del embalse complementario que debería haberse instalado en Uspallata, por ejemplo. La falta de agua, que es otra cosa, se explica por la sequía, la crisis hídrica, los fenómenos naturales -y no tanto- que se traducen en más calor, menos nieve y menos lluvias.

Pero la gran obra hidráulica inaugurada en 2003 no es la que más sufre. El mencionado Embalse Carrizal, también ubicado en Luján de Cuyo, se encuentra al borde de su límite operativo. Allí, tan solo un poco menos de agua lo volvería inútil. Más al sur, en San Rafael, el sistema de represas que compone El Nihuil tiene un nivel de llenado del 30%. Potrerillos, a pesar de lo drástico de la imagen con que se luce, se encuentra al 60%.

Desde la superficie, la embarcación de Náutica permite medir la altura del agua.
Desde la superficie, la embarcación de Náutica permite medir la altura del agua.

 

El bosque seco también marca la falta de agua.
El bosque seco también muestra hasta donde llegaba el agua.

 

La línea imaginaria que muestra la cota máxima del Embalse Potrerillos.
La línea imaginaria que muestra la cota máxima del Embalse Potrerillos.

 

 

Mirá el video y compartilo para ayudar a revertir el avance del desierto sobre el agua que nos queda.

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