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Interna de Néstor y Cristina, detrás de pelea Ocaña-Capaccioli

La Presidenta respalda a la Ministra de Salud, enfrentada a Héctor Capaccioli, Superintendencdente de Salud de la Nación, por el triple crimen y la mafia de los laboratorios. Pero el superintendente cuenta con un respaldo central. Se viven horas de definiciones en el gabinete y no se descartan renuncias. Las cabalgatas de Salvatierra y la guerra por los gerentes.
Graciela Ocaña y Cristina Fernández.
Graciela Ocaña y Cristina Fernández.
Hay que remontarse a la pelea que mantuvieron en su momento el titular de la Afip, Alberto Abad, y el entonces encargado de la Aduana, Ricardo Echegaray, para recordar una interna tan expuesta en el habitualmente monocolor gabinete kirchnerista, introduce la politicaonline.com aludiendo al problema que vislumbra en el gabinete de Cristina Ferández.

Recuerda el sitio especializado que aquella disputa terminó con los dos fuera del poder, pero Echegaray fue rápidamente reciclado por Néstor Kirchner y hoy monopoliza la pelea con el campo desde la Oncca.

En esta ocasión, la interna genera incluso mayor tensión en la intimidad de Olivos, ya que detrás de la ministra Graciela Ocaña y de Héctor Capaccioli, se ubican nada menos que los dos integrantes del matrimonio presidencial.

En la Casa Rosada por estas horas levantan apuestas sobre quien se irá primero del poder. Si bien Ocaña logró desembarazarse de su pasado de albertista y anudó una relación directa con Cristina, el superintendente de Salud, cuenta por estas horas con el respaldo de Néstor Kirchner.

Es más, recién llegado de Nueva York, el ex presidente llamó a Capaccioli y le transmitió su respaldo, en un diálogo que mantuvieron a solas (esto es, sin la presencia de Cristina).

Si bien Capaccioli era un albertista ortodoxo en las épocas de esplendor del defenestrado jefe de Gabiente, luego de la renuncia de su jefe político, logró afianzar la relación con Néstor Kirchner, a quien le hizo no pocos favores. Varios de ellos tan delicados, como los fondos multimillonarios de las obras sociales que él y el abogado moyanista Carlos Rinaldi, administran.

Hoy Capaccioli cuenta además con el creciente fastidio que está causando Ocaña en el ánimo del ex presidente con sus continuas amenazas de renuncia. Es que el triple crimen, más la mafia de los laboratorios, más el narcotráfico, más el tráfico de efedrina, resultaron demasiado para un alma sensible, como la ministra Ocaña, que hizo su carrera política en base a denuncias contra la corrupción –sobre todo en la época que seguía a Lilita Carrió-.

“¿Querés que te diga una cosa? Si se quiere ir que se vaya, es mejor que renuncie ahora, a que lo haga el año que viene en medio de la campaña para las elecciones”, le dijo Kirchner a un Capaccioli que no lograba disimular la sonrisa.
 

La pelea por los gerentes

Es que mientras la ministra no duda en repartir denuncias que golpean a funcionarios del gobierno que integra –en este caso Capaccioli, quien a su vez le recordó que fue ella quien nombró al asesinado Forza al frente del comité de acreedores del intervenido Hospital Francés-, por detrás de estas peleas mediáticas, se esconde una negociación mucho más cruda.

“Hoy quedó claro que todo lo de Ocaña era porque quiere quedarse con la Superintendencia. Nos pidió cuatro gerentes y ya estamos negociando darle nada más que dos y ninguno de ellos sería el Gerente General”, explicó a La Política Online una fuente que trabaja en la Superintendencia de Salud.

Esta ansia de poder que detectaron en Ocaña, lejos de deprimir, alegró a la gente de Capaccioli, que no sabe como manejarse frente a las denuncias públicas, pero si entiende de negociaciones políticas. “Ahora se entiende lo que buscaba”, agregaron felices, las fuentes consultadas.

Como sea, desde que se disparó esta pelea de alto voltaje político, la Presidenta invitó a la ministra a compartir numerosos actos y la página web de Presidencia se encargó de colgar las pertinentes fotos de Cristina junto a Ocaña, todas sonrisas.. “Hasta ahora se desconocía esta pasión de la Presidenta por los temas de Salud”, se divertía una fuente kirchnerista consultada por La Política Online.

“Cristina está enfurecida y dijo que no va a permitir que le renuncien a Ocaña”, agregó, más seria, la fuente.

Las cabalgatas de Pepe

Un motivo adicional de preocupación en la Casa Rosada apunta a las crecientes ganas de hablar que están detectando en el ex interventor del Hospital Francés, José “Pepe” Salvatierra, uno de los kirchneristas más comprometidos en el caso Forza y la mafia de los laboratorios.

“Pepe está muy mal, en cualquier momento se quiebra”, apuntó a La Política Online un experimentado operador kirchnerista, con el argot propio de la política. Salvatierra es además un hombre de Capaccioli, o lo era, hasta que estalló este escándalo, que lamentablemente habría contribuido a que disminuya su cantera de amigos.

Desconsolado, “Pepe” Salvatierra se solaza los fines de semana en una chacra que compró en la localidad bonaerense de Abasto. Allí, junto a Hernán Diez –hoy director de Lotería Nacional-, Salvatierra aprovecha para largas cabalgatas en las que comparten sus penas por las ingratitudes de la política.

Y dicen que cuando se enojan de verdad, estos dos ex cajeros de la campaña de Cristina, que firmaron los balances del 2007, pronuncian la amenaza habitual en los políticos despechados: “Un día de estos vamos a contar todo”.