Estafas con criptomonedas en Mendoza: para la fiscalía la banda es una asociación ilícita y busca que siga presa
Este lunes habrá una nueva audiencia para definir el futuro inmediato de los hermanos Caroglio y tres hombres más, señalados como parte de una banda que estafó con criptomonedas y terrenos virtuales en el mataverso a unas 80 personas.
Se viene otra audiencia clave para la causa que investiga las presuntas estafas en Mendoza con criptomonedas y terrenos virtuales en el mateverso, que tiene a seis acusados en la cárcel. Para la fiscalía a cargo se trata de una banda que conformó una asociación ilícita y debe seguir presa, más allá de que una jueza había dispuesto la libertad de tres imputados y prisión domiciliaria para los restantes. Se espera otro "round" judicial este lunes.
Los sospechosos son los hermanos Caroglio, Giovanni-principal apuntado en la pesquisa-, Genaro y Gitan, Hans Breuer, Juan Ignacio Manduca y Lucas Zalazar, todos en el penal hace casi dos meses con la imputación por estafas luego de las denuncias de unos 80 damnificados que reclaman haber perdido sumas millonarias.
Con las declaraciones de estas víctimas y varias pruebas, el fiscal Hernán Ríos pidió la prisión preventiva para estos hombres y que se mantengan tras las rejas. Sin embargo, la resolución de la jueza interviniente fue desfavorable para el representante del Ministerio Público Fiscal.
La magistrada María José Cerdera determinó que Giovanni, Genaro y Breuer permanezcan detenidos pero con arresto en una vivienda, una vez que presenten una fianza de $30.000.000. Además, decidió que los otros jóvenes recuperen la libertad. En el caso del otro Caroglio, Gitan, con una caución de 10 millones de pesos, en tanto que Manduca y Zalazar rindiendo $500.000.
Las defensas celebraban la medida, pero la fiscalía, en esa misma instancia, comunicó nuevas imputaciones y ordenó que todos queden en la penitenciaría.
Para los investigadores los seis son parte de una organización delictiva y una asociación ilícita, calificación que agrava una futura pena. Por estafas arriesgarían de 1 mes a 6 años de condena, mientras que la nueva acusación los dejaría con la posibilidad de 3 a 10 años. Es decir, ya no serían delitos excarcelables.
Ante este escenario la jueza no volvió a intervenir, pero si los abogados defensores reclamaron y solicitaron un control jurisdiccional. Esto significa que se revisará el expediente para evaluar si corresponde el arresto.
Esto se realizará este lunes y la audiencia la encabezará otra vez la misma magistrada, que nuevamente deberá resolver. En caso de otro revés para la fiscalía, ya hubo apelación de las libertades y las domiciliarias, instancia en la que decidirá un tribunal penal colegiado superior.
Por ahora la señalada banda sigue en la cárcel, pero en un par de días se abre otras chance para que los acusados accedan a beneficios.
El presunto modus operandi
Según las víctimas y el fiscal, para la estafa los detenidos habrían adoptado dos modalidades. Una de ellas era la de WAC (Weighted Average Cost), que es un método intermedio en el que el costo de los productos terminados se divide por el número de unidades de inventario disponibles para la venta, aparentando estar al frente de una empresa de inversiones.
Para atraer a clientes, siempre siguiendo la versión acusatoria, prometían inversiones de gran eficiencia a través de agentes bursátiles, supuestamente operando en la compra de contratos de Nasdaq, la bolsa de valores automatizada y electrónica más grande de los Estados Unidos, a través de criptomonedas.
La estrategia era con la promesa de intereses muy suculentos, pagando en los primeros meses los compromisos asumidos, para que los inversores incrementarán el dinero que entregaban.
Sin embargo, en febrero de 2022 comenzaron a incumplir y les ofrecían la opción a los presuntos damnificados de pasar a otro fondo, comprando con el crédito terrenos virtuales en el metaverso. Pero cuando muchos optaron por este negocio, tampoco recibieron ni las utilidades de lo desembolsado ni los depósitos.
Ante esas irregularidades, varias personas comenzaron a desconfiar y descubrieron que las empresas no eran tales y que no cumplían con la ley que regula los fondos de inversión.
En otra maniobra habrían aparentado la creación de un videojuego en el metaverso. Entonces vendían los terrenos virtuales por boletos de compraventa, prometiendo que utilizarían la tecnología NFT (Non Fungible Token por sus siglas en inglés), que son tokens, unidades de valor que se le asignan a un modelo de negocio, como por ejemplo el de las criptomonedas. Nunca transfirieron los NFT, ni lanzaron el videojuego.
La promesa de los sospechosos era que con esos NFT no solo iban a recuperar el dinero, sino que iban a obtener grandes ganancias porque una vez que lanzaran el videojuego el valor se dispararía.