indec

Para la crisis, no hay vidriera más obvia que el comercio

La preocupante situación económica que atraviesa el sector comercial de la provincia pone a las entidades que lo representan ante la disyuntiva de consensuar el pedido de un fondo anticíclico similar al que lograron los bodegueros o pergeñar un plan propio que sea superador de la coyuntura. 

miércoles, 6 de marzo de 2019 · 15:41 hs

Pocos rubros expresan con tanta contundencia la crisis económica como el comercio. Todas las variables tocan, directa o indirectamente, a sus protagonistas. De uno y otro lado del mostrador. Sueldos, despidos, alquileres, caídas de las ventas y del poder adquisitivo, impuestos, tarifas, cierre de locales, reducción de personal, son parte de un combo que ya hace rato explotó en las manos de pequeños y grandes empresarios del sector.

Y el efecto posguerra está a la vista. Basta recorrer las calles del centro y su periferia y ver negocios vacíos, vendedores matando el tiempo en sus celulares o acomodando por centésima vez esa mercadería, liquidaciones que no mueven la aguja, locales cerrados con el cartel de “se alquila”, comercios que se reinventan y agregan opciones no siempre acordes para juntar al menos para el alquiler, vidrieras que no renuevan. Y detrás de los escaparates, rostros de desazón.

Como también hay comerciantes, hay que decirlo, que no se bajan de la pelea. Generan ofertas y promociones todo el tiempo, trabajan los feriados para capitalizar lo poco o mucho que dejen los turistas, brindan una buena atención, ofrecen una amplia gama de opciones de pago y publicitan como pueden para captar la atención de un clientes cada vez más esquivos, con un bolsillo tan golpeado como cualquiera.

Con este panorama variopinto se encuentran hoy las entidades comerciales y económicas que representan los intereses de empresarios pymes y de mayor envergadura.

Plan de rescate

Hace unos días, el titular de una de ellas, la Cámara Empresaria Comercio, Industria, Turismo y Servicios (Cecitys), le decía a MDZ que, tal como ocurrió con el sector vitivinícola, que tras un fuerte lobbie político logró un fondo anticíclico por 4 años de $3.200 millones, ellos también evaluaban esa posibilidad. “Creemos que el comercio nunca ha sido atendido por el Estado. Tendríamos que ver los puntos en los que coincidimos todos para ver la forma de plantearlo. Queremos un reclamo unánime, por eso vamos a convocar a otras instituciones, como la UCIM, el CEM, para analizar la posibilidad de contar con un fondo anticíclico junto a las cámaras de comercio de toda la provincia", advertía Adrián Alín.

El dirigente sustentaba su planteo con el dato fresco de que la caída de ventas en febrero había sido del 12%, sosteniendo una tendencia en baja a la que aún no le ven ni le encuentran freno. Un alarmante retroceso de ventas y rentabilidad, sintetizó Alín.

Hasta ahora lo de la Cecitys no pasó de un alerta en voz alta, sin la formalidad de un documento conjunto al que se hacía referencia y ciertamente sin un poder de lobby del peso y tamaño que tiene la industria madre de Mendoza. El pedido de auxilio está planteado.

Por la cantidad de involucrados, entre propietarios, empleados, locatarios y clientes, lo llamativo es que no se haya conformado una amplia mesa de negociación donde los sectores público y privado se sienten a pergeñar un plan de rescate para este rubro sin que ello implique necesariamente un salvataje estatal. Hay estrategias que se pueden diseñar, incluso planes que ya existen y muchos desconocen, para al menos salir a flote dignamente hasta que amaine la tormenta.

De una u otra forma, lo que expresó la Cecitys ya lo vienen manifestando, con lecturas y planteos más o menos similares, otras entidades. Pero está visto y demostrado que los reclamos parciales se diluyen, quedan como la catarsis del hincha que va a la cancha el domingo, insulta al árbitro y se descarga por unas horas.

Quizás los dirigentes del comercio deban aprender algunas lecciones de lobby de los bodegueros. O mejor aún, concebir un plan superador que no dependa del pater Estado y rompa con ese modus operandi de que cuando me va mal pido ayuda y cuando me va bien me la quedo toda para mí.