Análisis

Cornejo va camino a garantizar su sucesión sin ser interpelado

El gobernador Alfredo Cornejo comenzó a despedirse con un alivio: tras las PASO, cree que tiene garantizada la continuidad de su proyecto. Aunque tiene una valoración alta, ha sido el Gobernado menos interpelado de la historia reciente. El efecto contraste, la pereza y la capilaridad cornejista en todos los organismos de control

domingo, 16 de junio de 2019 · 12:43 hs

El domingo pasado Alfredo Cornejo comenzó a terminar su tarea política como gobernador de Mendoza. Cerca de las 21 ya sabía algo que al resto de los mendocinos se les negaba por el desastroso sistema de conteo de votos. Rodolfo Suarez era el candidato más votado y el contexto político le sonreía a las expectativas de futuro. El kirchnerismo derrotó a los intendentes del PJ y, siempre en el marco de la teoría cornejista, Suarez tiene más por crecer que Anabel Fernández Sagasti.

Con esa especulación en la mano, Cornejo podía respirar de cara al 9 de diciembre. Cree que podrá traspasarle el mando a otro gobernador radical, algo que solo logró Roberto Iglesias y que no pudieron hacer Santiago Felipe Llaver y Julio Cobos.

Cornejo siempre sugirió que a él le preocupaba más el “bronce” que mantenerse en el poder luego de cumplir 4 años. Es decir, retirarse con prestigio. Sin embargo el paso del testimonio a un sucesor elegido por él era parte fundamental del proyecto político. Estabilizar la provincia, mejorar la calidad de los servicios, extender capilarmente su impronta en todos los poderes del Estado y construir un proyecto de gestión que perdure. El plan.

Ese trayecto fue cumplido y en su camino sumó una característica, un lado B, que habla de la vulnerabilidad institucional de Mendoza. El de Cornejo probablemente haya sido el gobierno menos interpelado en la historia reciente de Mendoza. Por habilidad propia para solidificarse frente a las tensiones a las que se enfrentó y, sobre todo, por la debilidad de todos los agentes que debían auscultar al poder. Las instituciones y dirigentes que debían ejercer ese rol se mostraron fofos.

Parte de la explicación puede estar en la herencia que Cornejo recibió y su habilidad para amplificar discursivamente las consecuencias del mal estado de la Provincia. Eso le permitió, además de extender su luna de miel con la población, los grupos de poder y hasta los medios, bajar la guardia general y exigirle menos. Por eso, por ejemplo, aún quedan en segundo plano los malos indicadores productivos de Mendoza, donde aumentó fuertemente la cantidad de personas que tienen problemas de empleo, las empresas están devaluadas y salvo algunas excepciones no hay grandes proyectos de inversión.

Los logros de la gestión del Gobernador están concentrados en la estabilidad, en el bienestar de los empleados estatales (los únicos beneficiados con paritarias al día respecto de la inflación) y la prestación de servicios básicos. Parece poco, aunque por esa estrategia del contraste se potencia y, entonces, parece mucho.

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¿Cómo calificás la gestión de Cornejo?

Virtudes propias, defectos de otros

La actual gestión ha reformado la base normativa de funcionamiento del Estado. Lo hizo en el Poder Judicial, sobre todo, con todos los códigos y leyes operativas nuevas. También lo hizo con el área administrativa del Estado. Cornejo será el mandatario que más funcionarios judiciales nombró (ya supera los 60 y la semana que viene se sumará otros más) y logró imponer hombres y mujeres de su confianza en los principales organismos de control; desde la oficina de Ética, hasta el devaluado Tribunal de Cuentas. 

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¿El Poder Judicial y los organismos de control han cumplido su rol frente al poder?

Cuestionar al Gobierno o interpelarlo por errores suele asociarse con el ejercicio de la oposición política. Pero en realidad es parte fundamental de las instituciones. Es una forma de generar anticuerpos que, incluso, pueden favorecer a quienes ejercen el poder. Ese es uno de los roles que cumplen los legisladores, los organismos de control y todos los mecanismos creados por la institucionalidad de Mendoza.

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¿Cómo calificás el rol de la oposición durante la gestión de Cornejo?

Pues en los últimos años se han movido con pereza. Solo por nombrar un ejemplo y sin entrar en detalles policiales, en las últimas semanas el accionar del policía que le disparó a Luciano Franchetti puso de relieve esa falta de músculo. La causa judicial está trabada en las contradicciones testimoniales de los protagonistas. Pero fuera de ello lo que llama la atención es la falta de reacción de los organismos creados por la ley de Seguridad de Mendoza que, como decíamos, tiene una serie de anticuerpos para reaccionar ante las sospechas de un mal accionar. Es el caso de la Inspección General de Seguridad, un organismo independiente del Poder Judicial y con potestad para instruir, sumariar y sugerir sanciones; y la Comisión Bicameral de Seguridad, que por Ley también tiene potestades de control y es conducida por la oposición. Durante toda la gestión de Cornejo esa comisión nunca tomó una decisión importante. El extremo bajo perfil hizo que desapareciera de la escena pública, a pesar de que la inseguridad sigue entre los problemas que más dicen sufrir los mendocinos. La misma lentitud de reacción se nota, por ejemplo, en el Poder Judicial y el propio Gobierno para investigar las impericias propias.

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¿Faltó control a la gestión de Cornejo?

Durante los casi 4 años de gestión, casi no hubo funcionarios citados a dar explicaciones por algún hecho, ni cuestionamientos fuertes. Lo hemos dicho hasta el cansancio: Cornejo no es culpable de las impericias ajenas, en este caso de la oposición débil o de la permeabilidad de otras instituciones (como el Poder Judicial). Pero por las dudas el Gobernador se encargó de garantizar su blindaje.