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Opinión

Tres meses del Mendotran: lo que ves es lo que hay

El nuevo sistema de transporte troncal ha sufrido decenas de ajustes en sus recorridos desde su puesta en marcha. Ahora solo restan cambios menores por lo que, en esencia, es el diseño al que los usuarios deberán adaptarse. 

A tres meses de la puesta en marcha del Mendotran bajó la espuma y, si bien persisten las quejas, la mayoría de las correcciones ya fueron implementadas y lo que quedó es, recorridos más, recorridos menos, a lo que los mendocinos deberán adaptarse.

El shock del paso de un sistema radial en el que casi todos los barrios contaban con un micro directo al Centro a uno en el que el trasbordo es la norma y no la excepción se hizo sentir fuerte en las primeras semanas con una réplica en el arranque de clases. Las quejas, aunque explicables desde lo técnico y lo económico, tenían base sólida: un aumento del 63% en el precio del boleto mínimo, que pasó de $11 a $18, sumado a la “incomodidad” de tener que tomar dos colectivos en lugar de uno para llegar a destino. Como yapa se sumaron las constantes correcciones de recorridos que demoraban la instalación de la señalización en las paradas.

La intención del Gobierno con la implementación del sistema es desalentar el uso del transporte privado (principalmente la avalancha de coches con solo una o dos personas ingresando a la Ciudad) y fomentar el uso del sistema público. Sin embargo la realidad es que, por el momento, esta última es la opción de quienes o bien no tienen vehículo propio, o bien deben resignarse a reducir su uso por costos impagables entre combustible, mantenimiento y eventual reparación de averías. Nobleza obliga: si se logra aceitar el nuevo sistema con un ingreso más ágil a la ciudad y horarios previsibles, puede atraer a una gran cantidad de usuarios que ahorrarían en vehículos, cocheras y demás.

Las duplas rojas enamoran... y enojan

La revolución que generó el Mendotran implicó que muchos, resignados al trasbordo, prefirieran al Metrotranvía como combinación en lugar de un segundo colectivo. Las duplas rojas arden en las horas pico de la primera mañana, el mediodía, y el anochecer con pasajeros que muchas veces deben quedarse en la plataforma a esperar la siguiente formación... o la siguiente.

antes de mediados de año harán seguimiento por gps de todas las unidades.

La solución, entienden, es que se sumen frecuencias para atender la demanda. Sin embargo esta opción no es viable ya que el sistema está trabajando casi al máximo de sus posibilidades. Sumar duplas generaría trabas en el tránsito vehicular, principalmente en la zona del centro, ya que los trenes traban la circulación en el eje este-oeste, lo que complicaría aún más el tráfico.

La alternativa más cercana al sistema de vías fue la implementación de los carriles exclusivos del Metrobus, todavía en fase de prueba y error en calle San Martín de Godoy Cruz. La esperanza del Gobierno es que estas vías rápidas para los colectivos descompriman el tránsito y generen una experiencia lo más similar posible a la del Metrotranvía. De hecho desde Infraestructura admitieron que extender los ramales del tren se complica por una cuestión de costos, por lo que no descartan que los nuevos recorridos a zonas alejadas se realice también con sistemas similares al Metrobus.

el metrobus en av. san martín (godoy cruz).

Planteado el escenario, el usuario debe pensar ya en adaptarse al diseño en funcionamiento ya que, al menos por ahora, lo que se ve es lo que hay. Y en muchos casos no es poco.