Por qué George Pell insiste con su inocencia
Hace unos días se hizo público que el 11 de diciembre último la corte de Melbourne declaró a George Pell culpable por supuestos abusos a dos niños en la catedral de esa ciudad australiana, en 1996. El "número 3" del Vaticano siempre rechazó esta denuncia . Las dudas del caso. <br>
En 1835 se funda Melbourne. En 1847 se crea la diócesis de esa ciudad, la segunda más poblada de Australia. Un año después, el fraile agustino James Goold -primer obispo- pedía al gobierno colonial la concesión de un terreno para levantar la catedral de San Patricio, nombre que remite al patrono de Irlanda porque gran parte de los primeros pobladores anglo-celtas de Melbourne eran de Irlanda. En 1851 se crea el estado de Victoria, donde se sitúa esa importante ciudad. Y en abril de ese año, finalmente el gobierno colonial le otorga el terreno a la iglesia católica para erigir su catedral: su construcción llevó unos 45 años. En 1995 si iniciaron los trabajos de arreglos y restauración para dejarlos listo a principios de 1997, cuando se celebrara el centenario de esa catedral. Gran parte de esa obra se concretó entre agosto y diciembre de 1996. En esos cuatro meses, George Pell -designado arzobispo unos pocos meses atrás- presidió solo dos misas en San Patricio. En ambas ocasiones, tras concluir la celebración permaneció en la puerta saludando a los que asistieron a las mismas. Era una autoridad y no andaba solo. Un sacerdote lo asistía. "Recuerdo las dos ocasiones en que dio misa. Puedo decir que estuve con él todo el tiempo", afimó Charles Portelli, el cura que lo acompañaba.
Pell vivía a cinco kilómetros de Melbourne, en el distrito de Kew. Llegaba 15 minutos antes de la misa. Era recibido por Portelli. De allí iban a la sacristía. Portelli lo ayudaba en los atuendos y en la selección de ornamentos para la celebración. San Patricio tiene su coro. Su origen tuvo que ver con la Segunda Guerra Mundial: en el inicio del conflicto, en 1939, las circunstancias de la época llevaron a que el Coro de Niños de Mozart de Viena permaneciera un tiempo en Australia. Allí nació el coro de la catedral San Patricio. No ensayaban en la catedral, sino que en un edificio aledaño.
George Pell fue declarado culpable por abusar de dos niños del coro en la catedral de San Patricio entre agosto y diciembre de 1996. Los supuestos delitos ocurrieron después de una de esas dos misas. No sólo Portelli -que estuvo con Pell después de ambas celebraciones- niega completamente la acusación: ; sino además el que era en ese entonces colaborador de San Patricio, Rodney Dearing: "Conociendo la arquitectura de la catedral no entiendo cómo (los abusos) podrían haber ocurrido" . ¿A qué se refería al expresar "conociendo la arquitectura de la catedral"?
La fiscalía describió los hechos delictivos en un escenario que no se condice con la arquitectura de la catedral de Melbourne, según argumenta la defensa, que en el juicio no tuvo la oportunidad de presentar documentación para comprobarlo. Otros elementos también ponen en duda la veracidad de la acusación.
Es por esto que un experto jurista consultado por el diario británico The Guardian sostuvo que George Pell tiene chances de ganar la apelación:
"Hay buenas chances de ganar el juicio en apelación por varias razones, no siendo las menores que la acusación solo presentó un único testigo clave y que la segunda víctima negó el abuso antes de morir de sobredosis", afirmó Jeremy Gans, experto en Derecho Procesal Penal de la Universidad de Melbourne. ¿Si la otra supuesta víctima negó el hecho, por qué figura en el caso? Es correcto lo que dice Gans: ese chico que integraba el coro negó abuso sexual por parte de Pell. Lo que sucedió fue que el otro muchacho, quien finalmente quedó como único acusador, le dijo a la madre del fallecido que Pell había abusado de ambos. Por protección a las victimas, la ley australiana prohibe dar el nombre del denunciante. Y en los últimos días, el padre del fallecido por sobredosis decidió a demandar a Pell. Por lo que todo este caso se redujo al testimonio de un denunciante anónimo. "En la apelación, el tribunal decide si el jurado lo hizo bien", indica Gans. El jurado, integrado por 12 miembros, decidió la culpabilidad tras dos días de analizar el caso y deliberarlo. Afuera quedaron las pruebas del plano de la catedral de Melbourne para, según la defensa, demostrar las incoherencias del relato de la acusación. La Conferencia Episcopal de Australia y el Vaticano aceptaron la sentencia en primera instancia, aunque dejaron en claro que la verdad no se sabrá si en la apelación no se revisan las pruebas que la defensa de Pell solicita:
a. Revisión del plano de la catedral
b. La presencia de Pell en la puerta de la catedral, saludando, y no en la sacristía a solas y con dos niños después de la misa.
c. Algún elemento que corrobre que los dos niños presuntamente abusados "inmediatamente después de la misa se escaparon hacia la sacristía". Según testigos, no ha existido ni una sola ocasión en que alguien del coro de San Patricio abandonara "inesperadamente" la procesión menos, " ya que eso era cuidadosamente monitoreado con precisión militar.
e. La prueba del vino. La acusación afirma que tras la misa Pell sorprendió a los chicos en la sacristía "con el vino tinto de la misa". No había vino tinto en la sacristía. En ese momento solo se usaba vino blanco en la catedral debido a una preferencia del entonces decano de la catedral San Patricio.
Irracionalidad (‘unreasonableness’) es uno de los motivos de apelación que presentó la defensa de Pell. Es un término jurídico específico que indicaría que el veredicto del jurado no está sustanciado por las pruebas disponibles. El derecho penal exige una certeza ‘más allá de toda duda razonable’, lo que en este caso no se cumpliría.
"Una vez que un tribunal determina que un veredicto de culpabilidad no es razonable significa que no cree que deba a darse el mismo veredicto en un juicio posterior. Casi con toda seguridad absolvería. Básicamente -aceptando o rechazando esta causa para la apelación-, el tribunal estaría decidiendo si el jurado actuó bien”, explicó Gans.
La magistrada Belinda Wallington dijo que aproximadamente la mitad de los cargos tenían pruebas suficientes para llegar a un juicio.. El abogado Robert Richter -defensor de Pell- expresó que las acusaciones eran "imposibles" y describió a los demandantes como "poco confiables".
Pell arrastra falsas denuncias. En octubre de 2002 había sido exculpado de las acusaciones de pederastia al concluir una investigación realizada por un juez australiano, a petición de la Iglesia católica. ¿Por qué? El acusador -que se valió de la denuncia anónima - culpaba a Pells de abusos cuando era sacerdote en los 70. Sin embargo, recién en el año 2.000, al verlo por TV, reconoció la figura de George Pell. En los 90, el acusador fue a la cárcel por drogas y evasión de impuestos. Por videoconferencia desde Roma, el 29 de febrero de 2016, Pell respondió a la Comisión Australiana y negó estar al tanto de esos supuestos acontecimientos ocurridos en la diócesis de Ballarat (ubicada a 70 kilómetros de Melbourne) ya hace unos 40 años atrás.
Sin embargo, para evitar que esta falsa denuncia influyese en el caso San Patricio es que desde junio de 2018 existía una prohibición judicial de que se informase en Australia sobre el mismo. Así, el jurado -constituido por ciudadanos civiles- nunca supo que existía un falso caso de denuncia de abuso contra Pell y con suficientes elementos en común con el que les tocó finalmente decidir.
Testimonio de una persona que presenció el juicio
Frank Brennan es un sacerdote jesuita que asistió a algunas sesiones del juicio. Lo que dijo después, en los siguientes tres párrafos:
El jurado se tomó tres días para deliberar tras un juicio de cuatro semanas. Nadie tiene una imagen completa de las evidencias. El demandante afirmó que el hecho ocurrió después de una misa dominical celebrada por Pell en el segundo semestre de 1996. Las dos fechas posibles son 15 ó 22 de diciembre de 1996. Afirmó que él y otro niño del coro abandonaron la procesión litúrgica al final de la misa y se fueron a la sacristía. El arzobispo llegó solo, los castigó, y luego, mientras estaba completamente vestido con sus abultadas vestimentas litúrgicas procedió a cometer los delitos sexuales. Luego de eso dijo que él y el otro niño regresaron a los ensayos con el coro, que en esos días estaba haciendo una grabación para la Navidad de ese año. Los dos se quedaron en el coro un año más y nunca hablaron del caso. La madre de uno de ellos le preguntó a su hijo si alguna vez había sido abusado y su respuesta fue que no. Acto siguiente afirmó que aproximadamente un mes después, tras una misa de domingo, Pell avanzó por el corredor fuera de la sacristía -donde muchos coristas y otros se estaban reuniendo- lo agarró brevemente, lo puso contra la pared y le tocó sus genitales. Pell no conocía a ningún chico y no tuvo contacto con ninguno de ellos a partir de entonces. Sin embargo, su colaborador Portelli y el sacristán de mucho tiempo, Max Potter, describieron cómo el arzobispo estuvo acompañado después de la misa.
El abogado defensor Richter criticó las contradicciones inherentes (del relato de la acusación). Escuché algunas de las pruebas disponibles públicamente y leí la mayor parte de la transcripción de los hechos denunciados. Muchas de las objeciones de Ritchner me parecieron muy convincentes. Por ejemplo, el demandante dijo que -en el momento del abuso- Pell movió las vestimentas para un lado. Ese tipo de vestimenta no se puede mover para un lado. La policía nunca inspeccionó la vestimenta del arzobispo durante la etapa de investigaciones. Por otra parte, cualquier persona familiarizada con la conducta durante una misa en la catedral consideraría muy poco probable que un obispo, sin un motivo especial, deje una procesión y se retire a la sacristía sin compañía.
Me quedé muy sorprendido por el veredicto. De hecho, estaba devastado. Quizás el jurado consideró al demandante como una persona honesta y confiable, pese a que mucho de lo que describió se trata no solo de hechos improbables, sino más bien imposibles de que hayan sucedido.
Fuentes consultadas: The Guardian, Quadrant.org.au, insidestory.org.au, zenit.org, CNN, catholicherald.co.uk, entre otras.