El "aliado crítico" tensa la cuerda
Son cada vez más explícitas las críticas a la política económica nacional que emanan desde el propio gabinete del gobernador. Es la reacción ante los problemas en la caja que empiezan a producir la recesión y la inflación. El justicialismo se anima a pronosticar una ruptura política y electoral de Cambiemos, pero el radicalismo mendocino no cree que se llegue a tanto.
El radicalismo se asume como un "aliado crítico" de Mauricio Macri, pero su presidente, Alfredo Cornejo, está jugando cerca del límite.
El nivel de cuestionamiento explícito en su gabinete lo demuestra. Se ha criticado la política tarifaria y, ahora, sin medias tintas, el Gobierno provincial ataca la receta económica.
El viernes, en una entrevista de Radio Nacional, la ministra de Hacienda, Paula Allasino, fue contundente. "Estamos poniendo parches, no soluciones de fondo. Los primeros tres años fueron demasiado laxos para el Gobierno Nacional, las medidas las empezaron a tomar en este último año y tarde", afirmó.
Allasino tiene una gran preocupación doméstica, más allá del análisis económico, que es lapidario con el Gobierno Nacional. La recaudación de impuestos provinciales ha comenzado a caer y eso es el resultado tanto de la crisis como de una medida que no puede surtir efecto en medio de la recesión: la reducción de alícuotas de impuestos provinciales que acordó, precisamente, con el Gobierno Nacional.
La inflación hace el resto. Los pronósticos se alejan rápidamente de las proyecciones oficiales iniciales (se calculó el 23 por ciento para todo el año, pero podría superar el 40) y el gobierno de Cornejo, aunque dice que tiene "espalda", empieza a sufrir los efectos.
Está obligado a ajustar los sueldos de los empleados estatales al ritmo de los índices de inflación y eso podría comprometer una premisa: terminar la obra pública que inició.
Cornejo no quiere dejar una herencia como la que recibió del justicialista Paco Pérez. Pero, según la ministra de Hacienda, la batalla es "día a día" y no permite ninguna desconcentración en el "tablero de comandos".
Y todo gracias al Gobierno Nacional, que no está teniendo logros en materia económica, ni siquiera después del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que en Mendoza pensaban que iba a contener la inflación.
El cuadro se agravó debido a las restricciones que impuso el PJ mendocino al endeudamiento en la Legislatura: no autorizó el roll over de la amortización de la deuda y el Gobierno tuvo que hacer un primer ajuste.
La única ventana de financiamiento que ha quedado es la generada por los saldos de autorizaciones de anteriores ejercicios. Hacienda las ha utilizado en un crédito multilateral que podría usarse en beneficio del intendente capitalino y precandidato a la gobernación, Rodolfo Suarez, para el Barrio La Favorita; y en un nuevo convenio con el Banco Nación por 600 millones de pesos.
La disconformidad con la Nación es evidente. "Como no hubo crecimiento de la economía, eso tiene una consecuencia directa en la recaudación", explica la ministra Allasino.
"Si se continúa con las políticas que se están tomando, que no contienen la inflación, podríamos terminar el año con una inflación alta", agrega. Y detalla las señales que se están dando y su impacto en la población: "Como la prestación estatal es mucho más barata, cada vez más gente se atiende en los efectores públicos, con o sin obra social, y los medicamentos a precio de farmacia son imposibles de pagar, aunque tengan descuentos. (La población) empieza a encontrar una limitación en absolutamente todo: medicamentos, alimentos y vestimenta".
Aunque tal vez exagere, el justicialismo mendocino se anima a traducir este tipo de declaraciones en un quiebre político dentro de Cambiemos.
Tal es el nivel de especulación en el peronismo, que dicen que Cornejo quiere que la próxima Convención radical, que discutirá la revalidación de la alianza política con el PRO, se realice mucho después del cierre de listas para las elecciones provinciales, que cae el 19 de abril. De ese modo, el gobernador se aseguraría la continuidad del esquema de adhesiones de "Cambia Mendoza" antes de que explote Cambiemos.
Pero en el entorno del gobernador niegan que esa explosión vaya a ocurrir. Insisten en que la UCR acompaña casi todas las leyes del macrismo y que la Convención apenas definirá participación en la fórmula o, en extremo, una candidatura presidencial propia.
Agregan más. Dicen que el "ruido" respecto de Macri que generan referentes en distritos de peso, como provincia de Buenos Aires, tendría escaso reflejo en votos en la Convención: apenas 8 de los 65 convencionales bonaerenses son "antimacristas".
La ratificación de la alianza sellada en 2015 es un hecho, aseguran los voceros políticos del gobernador. Aunque en el mismo equipo broten con naturalidad temores, lamentos e incluso reproches por tener que pagar en Mendoza los platos rotos que dejan las malas decisiones de Buenos Aires.