Encuentro

El Encuentro Nacional de Mujeres: se sienten ruidos de cadenas

En La Plata, se desarrolla el 34° Encuentro Nacional de Mujeres, evento que muchos/as consideran el más importante del feminismo a nivel mundial.<b> ¿Qué sucede allí y qué podemos encontrarnos?</b>

domingo, 13 de octubre de 2019 · 14:17 hs

Este fin de semana se lleva a cabo el 34° Encuentro Nacional de Mujeres en la ciudad de La Plata, Argentina. Es un evento tan concurrido y con manifestaciones tan diversas, nuevas y creativas, que muchos/as consideran que es el evento más importante del feminismo a nivel mundial. ¿Qué sucede allí y qué podemos encontrarnos?

Las mujeres Argentinas somos vanguardia para el feminismo internacional en muchos aspectos. Desde nuestras pensadoras, académicas y referentas intelectuales en general, hasta las periodistas, influencers y asociaciones de mujeres, vemos el constante destacarse en el escenario internacional de las mujeres y en la reivindicación de los derechos y espacios.

El Encuentro que se lleva a cabo cada año en Argentina no es la excepción a esta tendencia. Desde hace 34 años, las mujeres nos auto convocamos a esta gran fiesta feminista, en la que generamos espacios de debate, reflexión, divertimento y camaradería.

Un poco de historia

El primer Encuentro Nacional de Mujeres se realizó en el año 1986, y como es de imaginarse, asistieron solo alrededor de mil mujeres. Año a año fue creciendo (representando la progresiva libertad de las mujeres, su interés por la igualdad, la ruptura de prejuicios asociados al feminismo, la necesidad de encontrarnos con nuestras compañeras etc) hasta que el año pasado en Trelew concurrieron al mismo más de 65.000 personas.

¿De qué se trata esta fiesta?

En cada encuentro se desarrollan talleres, charlas, conversatorios, ferias, marchas, eventos artísticos y una multiplicidad de expresiones espontáneas que llenan la ciudad de que se trate de color y contenidos inimaginables. Para ello se habilitan escuelas, universidades, espacios culturales, se articulan recursos de transporte y otros tantos dispositivos para lograr un espacio de convivencia armónica.

Podemos encontrar muchas sonrisas sin causa aparente, miradas cómplices de una trama que todas intuimos, lágrimas que corren de alegría, cantos y canciones en el aire, suspiros compartidos, risas, mates, birras y más risas. También podemos encontrar desacuerdos, malos entendidos, percances que no esperábamos, manifestaciones y protestas con las que no estamos de acuerdo, y una cantidad de imprevistos propios de un transcurrir humano que siempre supera nuestras expectativas.

Es que seremos alrededor de 100.000 personas conviviendo en un mismo espacio. Cada una con su historia, su lucha, su vida, sus costumbres, sus cargas y sueños. Es que provenimos de diversos estratos sociales, partidos políticos, experiencias sexuales, físicas y emocionales. Es que cada una se está pensando mientras vive, se enoja, se compromete, se relaja, solo camina. Nos une la alegría del encuentro, de esos ojos desconocidos, la lucha que intuimos en cada una, las ganas de seguir, de legar a las que vienen, de agradecer y tributar a las que lo hicieron por nosotras. Con todo esto, también somos personas y no todo será perfecto.

¿Y por qué hace falta decir esto?

Porque sabemos, por la experiencia de los años y las repeticiones, que más de un medio de comunicación se encargará de tomar ese momento justo, ese en que pueda suceder un conflicto, ese en que alguna persona pueda manifestarse de una manera que para los medios sea provechosa y cause mayores lecturas, etc.

Por eso es importante que sepamos y dimensionemos de lo que estamos hablando. Estamos hablando del encuentro más importante de nuestro país, en donde se conglomera una cantidad de personas inimaginable. Cada una de ellas con una historia, una vida, unas ideas. Es importante que sepamos, que más allá de nuestras diferencias (partidarias, culturales, ideológicas, experienciales, etc) lo que nos une es esta búsqueda de la libertad, la igualdad y la mirada hermana que inevitablemente encontramos cuando superamos estas barreras.

¿Y los medios? Que los medios digan y muestren lo que quieran. Nosotras estaremos ahí, llegaremos a La Plata a encontrarnos y marcharemos. Seguiremos movilizándonos y desobedeciendo a un sistema que no consideramos justo. Al movilizarnos hacia el encuentro, nos divertiremos sintiendo el ruido en nuestros talones, por que “la gente que no se mueve es la que no oye el sonido de sus cadenas” (Rosa Luxemburgo).

Emiliana Lilloy-Abogada

Directora de la Diplomatura en Género e Igualdad

Vicepresidenta de la Comisión de Género-Colegio de Abogados de Mendoza