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Opinión

¿A quién le importa que los chicos no tengan estufas ni clases?

Lo que ocurrió en la Escuela Hogar "Eva Perón" la semana pasada, nos debería servir para reflexionar sobre la infraestructura mendocina en caso de emergencia, absolutamente imprevisible: un terremoto en invierno.
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Por problemas en el sistema de calefacción central de nuestra querida Escuela Hogar Eva Perón, debieron suspender las clases y lo que es peor enviar a su casa a los chicos que duermen allí. Esto provocó un sin número de inconvenientes a las autoridades y personal de la institución, a los padres y a los mismos niños y niñas que vieron trastocada su rutina educativa y vivencial.

No entremos en el detalle de la vergüenza que significa para todos los mendocinos que una entidad emblemática como esa, tenga un sistema de calefacción (y varias cosas más) absolutamente vetusto. Tampoco nos detengamos a pensar que se le viene "robando" espacio, poco a poco; y que desde hace décadas, el sueño de la Dirección General de Escuela, es hacerla desaparecer, más que nada para irse a trabajar allí y dejar la estresante casa de gobierno.

No hubiera sido más fácil instrumentar algún sistema de calefacción alternativo de emergencia, que dejar a los chicos sin clase y sin alojamiento, generando situaciones a sus familias difíciles de resolver (una madre sola que trabaja en servicio doméstico cama adentro, ¿qué hace esos días con sus hijos u otra que trabaja o vive en un departamento alejado?).

La provincia debería contar con estufas que puedan ser fácilmente trasladables a lugares en los que se esta "refugiando" gente, por ejemplo por un terremoto invernal.

Habría que preguntar, a quienes están a cargo de Defensa Civil, si han tenido en cuenta que los terremotos también pueden ocurrir en invierno, yo aún recuerdo uno que fue uno cerca del 9 de Julio de 1971.

Ante la falta de previsión de los gobiernos, no debemos desestimar la solidaridad social. Estoy seguro que si cuando vieron que la calefacción empezaba a fallar, y que por la radios y canales televisivos convocaban a la solidaridad de la población, podrían haber seguido con las clases. Creo que temporariamente el problema se hubiera solucionado con las estufas que comerciantes de electrodomésticos, supermercados y población en general hiciera llegar a esa querida escuela.

El inconveniente no es de la vieja caldera, sino de un sistema educativo que tiene fácil el "no hay clases hoy". Nunca falta un buen motivo para que los chicos no estén frente al docente en el aula y luego nos quejamos de que están dispersos en clase.

Entonces, el próximo invierno ¿tendrá Defensa Civil estufas para emergencias?