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Opinión

Concursar cargos en instituciones culturales, una buena práctica

Debate sobre un proyecto de ley que hoy sería desarchivado en la Cámara de Senadores de Mendoza.
Foto: Nacho Gaffuri/MDZ
Foto: Nacho Gaffuri/MDZ

El reciente debate sobre el envío a “archivo” de la propuesta de un senador provincial de llamar a concurso los cargos directivos de nuestras instituciones culturales pasó de la decepción a un desconfiado optimismo pre electoral. Pero bienvenido el debate y el interés de mucha gente del ámbito cultural que ve esa idea como uno de los elementos para la mejora y fortalecimiento institucional.

A diario leo en las redes sociales llamados a concurso para diferentes roles en museos y ámbitos culturales en países europeos, a pesar de los recortes, como España, donde es práctica habitual, o países emergentes como Brasil y su renovada gestión museística o en la gestión patrimonial de los organismos de la DIBAM, la Dirección de Archivos y Museos de Chile, acá nomás al otro lado.

Entre nosotros, campeones de seguir a rajatabla y hacerlo mal, las recetas de la burocracia de la madre patria o matria, necesitamos esclarecer que además se requiere concursar todos los cargos técnicos y profesionales de nuestros museos y centros culturales, y necesariamente poseer PROYECTO INSTITUCIONAL y PRESUPUESTO  que excedan el monto ínfimo para mantenimiento y poder  ejecutar innovaciones, y que el llamado a concurso no sea un formalismo más de nuestra improvisación permanente en políticas culturales municipales, provinciales y nacionales al servicio de un clientelismo ciego.

Si se entiende que un hospital o un pequeño centro de salud debe ser manejado por profesionales y técnicos titulados, resulta incoherente no tomar el mismo criterio para espacios artísticos y patrimoniales, donde improvisar y gestionar mal pone en riesgo obras únicas del patrimonio artístico o histórico de todas las generaciones. Mucho más cuando la base legal para ese ejercicio está dada por la Ley 7.970, de Régimen de Concursos, que convalidó un decreto  anterior (3.166/07).

Además de hacer cumplir la Ley provincial sobre Concursos para ascensos e ingreso, resulta imperioso que las autoridades culturales de todos los niveles reflexionen sobre el patético estado de los organigramas institucionales, invertir en ellos ofrecería a un par de cientos de profesionales mendocinos que han dedicado ingentes recursos en capacitarse aquí y en el extranjero, una oportunidad de demostrar lo que saben hacer.

Necesitamos que se creen áreas de Documentación y se concursen perfiles de documentalistas, áreas de Conservación, y se concursen especialistas según las colecciones, áreas Pedagógicas y que se concursen especialistas y no ocupar esos roles con docentes en cambio de funciones, crear áreas de gestión contable y concursar administradores y economistas en cultura, crear áreas de ciencias por especialidad y concursar responsables  científicos apasionados por el patrimonio, etc., etc.

Claro que los resultados en gestión de recursos humanos lucen menos que la re inauguración de un edificio pero  los usuarios, ciudadanos de acá (pagan impuestos…) o de allá (turistas, invierten en Mendoza) saben lo inolvidable que es decepcionarse con sus hijos en una visita a un museo o muestra cultural con deficiencias de gestión, falta de formación y ausencia de inversión en los servicios culturales de calidad.

Pero también es muy cierto que sabemos la firmeza con que se enraíza la sonrisa en el alma cuando vemos que el esfuerzo invisible de los hacedores y gestores culturales da fruto en una experiencia viva e inolvidable de contacto con el arte, con la memoria histórica de nuestros pueblos o el paisaje cultural que nos define.