Opinión
El ejército privado de Fayad

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Luis Guzmán, uno de la "elite".
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Los Preventores o Policía Comunitaria fueron creados en medio de una crisis de inseguridad en el año 2004. Gobernaba Julio Cobos y el intendente era Eduardo Cicchitti, un alcalde al que le caía bien la fama de duro y que gustaba de compararse con el neoyorquino Rudolph Giuliani por aquellos años. La ordenanza 3.570 fue sancionada en abril de 2004 y creaba este cuerpo especial de “policías” sujetos a la policía provincial y a la Ciudad de Mendoza. Era un punto más de un ambicioso plan de seguridad que terminó en fracaso, porque no se pudo dar a estos policías el poder de acción que quería imbuirles Cicchitti. Los Preventores son los sobrevivientes de aquella ordenanza. “Los hijos no deseados del sistema”, como graficó una de las fuentes consultadas.
Para ser preventor hay que tener al menos 18 años, aptitud física, no registrar procesos judiciales pendientes, ni ser policía o miembro de las fuerzas de seguridad en actividad, entre otros requisitos. La ordenanza decía también que debían recibir una capacitación adecuada y ser sometidos a exámenes bianuales. Pero hay otras características exigidas que tienen que ver más con el gusto del intendente que con la letra legal. Fayad revisa personalmente la contratación de los preventores, de los que hay aproximadamente un centenar según comunicaciones oficiales de la Municipalidad. Y el alcalde ha pedido de manera explícita que sus preventores sean del tipo “grandotes, y en lo posible karatecas o que dominen las artes marciales” dice una fuente que conoce la trama de cuanto ocurre en la casa central de la comuna. Ejemplo de ello parece ser el preventor Omar Maza, de quien se dice es experto en artes marciales. En la manifestación del jueves pasado estuvo de civil y anteojos negros. Al día siguiente circulaba sin uniforme y con una “tonfa” en la cintura por si era necesaria para moldear el carácter levantisco de los empleados de la Municipalidad. Maza y Gulino –que es supervisor- son preventores que cumplen turnos los fines de semana. Y ambos fueron denunciados penalmente en las últimas horas por una empleada, a raíz de los últimos incidentes.
La Policía Comunitaria depende de Raúl Levrino, el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de Mendoza. Pero el supervisor inmediato y jefe operativo del grupo es el comisario retirado José Luis Miranda, un ex jefe policial importante de la época de Cobos. Entre Miranda y Levrino supervisan el reclutamiento de los preventores, que casi siempre son propuestos por funcionarios políticos de la Municipalidad o por punteros. Fayad es quien brinda la última palabra en la mayoría de los casos. El cuerpo de Preventores es también una “bolsa de trabajo” de parientes y amigos. Vaya como ejemplo el de Facundo Gorosito, un agente que es hijo de Leopoldo Gorosito, jefe de liquidaciones de la Municipalidad de la Capital. Gorosito ha sido apoderado además de la lista “vitista” que perdió las elecciones del sindicato. También la supervisora general de Preventores, Analía Quiroga, está entre los beneficiaros del sistema: cuentan que tiene a cuatro parientes en la fuerza.
Fuerza de choque, para actos políticos, asambleas o represión. Los preventores se usan para todo. La mayoría llega al cuerpo a través de "punteros".
Los preventores “de elite” son todo servicio. Custodian al intendente y a sus funcionarios, van a los actos políticos como apoyo rentado, acompañan a Fayad a los congresos radicales y reuniones partidarias, cubren asambleas de empleados para levantar la mano en contra del sindicato, o asumen la represión. También se dedican a la prevención. Según información oficial de la Municipalidad, en noviembre identificaron a 262 personas de las cuales 66 fueron detenidas. Conjuraron 11 intentos de robo, detuvieron a 9 personas con antecedentes, apresaron a 5 borrachos, demoraron a 35 personas más en “actitud sospechosa” y a 6 prostitutas. Originalmente debían cuidar el patrimonio de la ciudad, pero se ve que esas funciones han sido extendidas. Siempre hay preventores en la propiedad que Fayad tiene en la calle Olascoaga de la Quinta Sección, donde está construyendo.
Entre los preventores hay casos especiales. Los empleados de la Municipalidad suelen hablar de José Gulino, el de camisa marrón que aparece en el video arrojando un aerosol del tipo “gas pimienta” a la cara de empleados municipales. Gulino era inspector de comercios desde el primer gobierno de Fayad en la intendencia. Al funcionario le gustan los entreveros. “Si hay algo que le encanta al ‘diablo’ Gulino es ir al frente a las trompadas” asegura un ex edil de la UCR. Gulino ha salido en los diarios un par de veces por incidentes. Una vez, en una trifulca con vendedores ambulantes en el año 2005, un fotógrafo lo denunció por haberle secuestrado la cámara y golpeado. Fue un sábado a la tarde en la Plaza Independencia. Pero Gulino denunció a su vez al reportero porque dijo que le había pisado una mano en el enfrentamiento. En otra oportunidad, como jefe de inspectores de la Municipalidad, tuvo un enfrentamiento con vendedores de los “persa” de España y General Paz. Fue en mayo de 2008. Alcanzó a escapar refugiándose en un móvil oficial. Otra vez salió contuso pero de un accidente doméstico, cuando un ascensor del edificio municipal cayó varios pisos.
En el video se lo puede ver a Gulino en acción el jueves pasado, con gas pimienta y todo.
Con el tiempo José Gulino pasó a la Policía Comunitaria, donde se desempeña como supervisor de fines de semana. El jueves pasado fue uno de los que comandó la represión mientras el comisario Miranda trataba de entenderse a los gritos con los empleados municipales. Entre los preventores “de tropa” que aguantaban el chubasco intercambiando manotazos con los municipales había un hijo de Gulino que también integra la fuerza. Fuentes municipales contaron ayer que el funcionario sería “premiado” por los hechos del jueves pasado y trasladado nuevamente al sector de inspecciones, donde dependería de Carlos Di Pasquale, el cuñado del intendente Fayad.
En el municipio dicen que los preventores reciben una capacitación insuficiente y que no hay ningún criterio profesional para la selección. Un concejal que pidió reserva de su nombre contó que “la selección es siempre a través de punteros políticos, funcionarios o amigos de la intendencia. Es una estructura política vertical y clientelar y poco capacitada” dijo. La versión contradice el artículo 16 de la ordenanza que creó el cuerpo: “El personal de la Policía Comunitaria deberá con su accionar cumplir con los principios de integridad; y dignidad; protección y trato correcto a las personas, evitando abusos, arbitrariedades y violencias, actuando con congruencia y proporcionalidad en la utilización de sus facultades y de los medios disponibles” asegura la norma escrita. Se ve que la tonfa y el gas pimienta contra los empleados de la comuna, ingresan en el menú.
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Maza, de civil y con la "tonfa".
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A una semana de los incidentes, nadie parece preguntar por qué los preventores actuaron de manera violenta con los empleados. Sólo el concejal socialista Alberto Montbrún presentará un pedido de informes, en un Concejo dónde apenas el mencionado y Guillermo Mosso (PD) ejercen algún grado de oposición. El resto sólo consiente al intendente.
Los Preventores están en la mira porque el paro de los empleados municipales se ha extendido y Levrino conduce a la Policía Comunitaria como fuerza de choque. Anoche se dictó la conciliación obligatoria por 15 días y hay audiencia el 27. Pero entretanto estuvieron afectados por la huelga Servicios Públicos, Paseos Públicos, Obras Públicas, talleres, juzgados de tránsito, el cementerio y el acuario entre otras dependencias. Ayer, la explanada de la Municipalidad estuvo repleta de preventores y policías ante el corte de media calzada que realizaban los municipales en su reclamo.
Se viven momentos de tensión en el gobierno de la ciudad. Tanto, que algunos se han vuelto prudentes. El concejal oficialista Rodolfo “Roddy” Suárez, que es presidente del Concejo Deliberante, había previsto un ágape ayer a media mañana para homenajear y saludar a empleados del Concejo y a los ediles, por las fiestas de fin de año. A último momento decidió suspenderlo hasta nuevo aviso y guardar las copas y los canapés para momentos más favorables.
No es sorpresivo que el grupo de preventores sea una expresión clientelar del poder en la comuna. Es la forma en la que se maneja la política en la ciudad. De hecho, hemos publicado numerosos eslabones de la “cadena de la felicidad” de parientes y amigos de funcionarios cobrando sueldos a costa de los vecinos. El problema es que los preventores tienen cierto poder de policía, patrullan, pueden identificar gente y utilizan cierto tipo de armas, aunque sólo pueden actuar en serio con la compañía de un policía de la provincia. Se trata de facultades que inquietan cuando se piensa que en su mayoría el cuerpo está formado por karatecas fornidos al servicio particular de un intendente arbitrario, o por parientes de funcionarios que necesitan dar trabajo en la comuna para no poner de su bolsillo. El resto, son unos pocos que tratan de hacer su tarea lo mejor posible en condiciones pésimas. Escasa capacitación, y órdenes que tienen que ver con las necesidades políticas de turno más que con la seguridad de la población. Es decir, una fuerza al servicio del intendente, para lo que guste mandar.