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Opinión

El inadmisible apriete K a los mendocinos

¿Con qué criterio el gobierno nacional discrimina a una provincia sólo por un diferendo en el que Mendoza tiene razón largamente? El “apriete” por el amparo contra la Promoción terminará volviéndose en contra del kirchnerismo.
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Observando el problema de la forma más desapasionada posible... ¿Qué diferencia hay entre los guantes de box y los cascos de guerra del Secretario de Comercio Guillermo Moreno en una asamblea de Papel Prensa, y la decisión política de la Presidenta de la Nación y el ex presidente, de marginar a Mendoza de un plan de desendeudamiento que hubiese beneficiado al conjunto de los mendocinos? En verdad, sólo las formas. Porque el fondo es el mismo: el “apriete” como manera de construir poder, la billetera feroz como forma de hacer política. ¿Con qué criterio el gobierno nacional discrimina a una provincia, sólo por un diferendo en el que Mendoza tiene razón, largamente?

Entre las razones por las que el gobierno de Celso Jaque viene pasando años amargos de relación con los mendocinos hay que buscar una y fundamental: el constante alineamiento a los dictados de Olivos y la Casa Rosada. Sólo a partir de la derrota electoral del año pasado el gobierno peronista local, y algunos de sus principales actores, comenzaron a mostrar algún signo soterrado de rebeldía. Y el diferendo por la Promoción Industrial ha marcado un punto de inflexión importante en esa relación. El mayor gesto de independencia que ha logrado exhibir Jaque fue, precisamente, aquel recurso de amparo motorizado por entidades intermedias, empresarias, de la sociedad civil, en contra de lo que se supone un nuevo atropello que va a generar más pobreza a la provincia y beneficiar a otras que ya exhiben -incluso- mejores índices socioeconómicos que los mendocinos: otra vez, la Promoción Industrial.

El gobierno nacional pretende que Mendoza renuncie al amparo judicial y que cambie sus derechos por bienes concretos que ya han sido prometidos en otras oportunidades, como Portezuelo del Viento, el dique Los Blancos, cumplir cupos de vivienda (papelones publicitarios aparte) y obras que mejoren una perspectiva electoral compleja para el oficialismo, de cara a un año en el que se definen nuevos gobiernos. El fondo del amparo mendocino –conviene recordarlo- cuestiona el poder de las facultades delegadas a la Presidenta. Es decir, pone en tela de juicio la forma en la que se ha gobernado este país desde 2003 a la fecha. Un fallo adverso al gobierno nacional podría acarrear una catarata de pedidos de inconstitucionalidad en temas diversos, especialmente impositivos, que le significarían al gobierno nacional resignar porciones importantes de su “caja” más el cachetazo político consecuente. Para los Kirchner, resultan dolorosas y por lo tanto inaceptables, ambas posibilidades.

Y entonces, el apriete…

Y entonces, marginamos a Mendoza.

El plan de desendeudamiento significaría para Mendoza refinanciar unos 500 millones de pesos de deuda con Nación. Este plan reemplaza al Programa de Asistencia Financiera a las provincias, una suerte de “bicicleta” que permitía ir estirando la deuda y usar esos recursos para gastos o inversiones del Estado. Sin estas posibilidades, a Mendoza lo que le queda es ajustarse el cinturón con fuerza desde aquí a fin de año para que el déficit no crezca fuera de control. O tendremos otro fin de año con la necesidad de salir a tomar deuda para cubrir los agujeros. En este contexto, el apriete del kirchnerismo a los mendocinos tendrá un efecto concreto sobre la vida diaria: habrá que gastar menos en seguridad, salud, educación, servicios a la comunidad, sueldos, obras... o donde sea que se decida recortar.

Está claro además que el "desendeudamiento" no es tal, sino una refinanciación con dinero de ATN que el gobierno nacional debió repartir a las provincias y no lo hizo, aunque es cierto que ingresar al plan aliviaba la situación financiera de Mendoza. Ahora, la provincia se encuentra ante disyuntivas complejas, como dejar de pagarle a los organismos nacionales con los que tiene deuda a causa de esta discriminación. ¿Que pasaría si el gobierno decide dejar de pagarle al Fondo Fiduciario de Desarrollo Regional, por ejemplo?

El gobierno provincial ha sido criticado frecuentemente por su alineamiento irrestricto a los Kirchner. Ahora, que al menos por el momento ha decidido plantarse en una posición digna, hay que señalarlo, tanto como criticar al gobierno nacional por una decisión injusta, arbitraria y propia de un poder patotero y cerril, acostumbrado a hacer política destruyendo al otro.

Mendoza tiene sus particularidades, su idiosincrasia, su institucionalidad y su independencia de criterio. Estos últimos son valores “de culto” de los mendocinos. Puede que los Kirchner no lo entiendan. Y puede que la gente se los recuerde a la hora de votar en 2011. Mientras tanto, hay que denunciar una situación injusta que nos vuelve a perjudicar y que en el tiempo significará más problemas para la provincia. En este contexto, que se margine a Mendoza de un plan beneficioso a causa de un probable juicio por la promoción industrial que tanto daño nos hizo, es francamente inaceptable.