Opinión
AFJP: no escandalizarse por el debate
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En primer lugar diría que no debemos escandalizarnos por el debate de este tema, cuya resolución se vio enancada a "Cavallo" del pensamiento único de los 90', donde pensar distinto era nostálgico, estatista, retrógrado y en contra del mercado. Por lo menos ahora, el debate se está dando adentro de las Instituciones y en la opinión pública a través de los medios de comunicación.
No deberíamos olvidar tampoco que la Constitución Nacional en su Art. 14º bis, establece con absoluta claridad que es misión indelegable del Estado otorgar los beneficios previsionales y por lo tanto no podrá escapar de ello con el actual sistema o con el que venga. De modo tal que la discusión si el Estado "puede" (legitimidad) o no quedarse con los ahorros de los argentinos deviene abstracta ya que su obligación es garantizar un sistema que los administre y que permita las futuras jubilaciones, independientemente de las características del sistema.
Lo que en su momento se decidió - en los 90´- fue formar con estos ahorros un mercado de capitales, que es una cosa bien diferente, pero que no garantiza de igual forma su correcta administración. De hecho - el mundo capitalista - no se ha decidido aun por un exclusivo sistema, coexistiendo ambos de acuerdo a la cultura y la tradición de cada región.
Lo que es indudable, es que esta medida forma parte de una corriente de pensamiento mundial donde progresivamente la política retoma su rol ante la economía. En efecto, la crisis de los mercados financieros obliga a tomar una serie de intervenciones estatales, corrigiendo la visión unilateral del neoliberalismo. No se trata ahora de la estatización de la deuda externa privada que hiciera la dictadura para salvar a la oligarquía financiera que la sustentaba, sino la de utilizar la intervención estatal para generar un nuevo orden socio-económico, y no estoy hablando sólo de la Argentina, miremos el mundo!
En mi opinión estamos frente a la necesidad de un nuevo conjunto de reformas estructurales que alumbren una nueva institucionalidad que garantice el control ciudadano. Creo que éste es el desafío del Congreso, lograr que el nuevo sistema responda a un Estado deseoso de garantizar las futuras jubilaciones y que estos fondos tengan el suficiente control social y político que permita una efectiva vinculación entre: ciudadanía, política y Estado.