Notas
9 tecnologías subestimadas que podrían transformar el mundo radicalmente

El lugar común dicta que la nuestra es una época de vertiginoso desarrollo tecnológico, de cambios incesantes en el mundo de los dispositivos electrónicos que cada cierto tiempo —muy poco para algunos— se superan a sí mismos en la particular función que desempeñan.
Pero más allá de los reflectores —de las computadoras y los gadgets que el marketing nos hace creer importantes— existen desarrollos tecnológicos que, de concretarse y popularizarse, podrían cambiar radicalmente el mundo tal y como lo conocemos.
1. Secuenciador barato y veloz de ADN
2. Dinero digital

3. “Memorisencia”

4. Robots con extravagantes y futuristas habilidades

La robótica está llamada a construir un mundo paralelo al nuestro y prácticamente autónomo, funcional independientemente de la intervención humana (de hecho parece más probable que sea nuestra especie la que dependa de ellos). Ya hoy uno de los escenarios más comunes —pero que hace algunas generaciones todavía tenía un tinte ominoso— es el de máquinas construyendo otras máquinas, y el porvenir parece ensancharse en el mismo sentido.
5. Biocombustibles
Nuestro desarrollo industrial se ha centrado por más de dos siglos casi exclusivamente en los combustibles fósiles, los cuales, por ser no renovables, nos tienen al borde de una crisis energética que, según algunos, podría evitarse con los biocombustibles. Además de su valor ecológico (son menos contaminantes que los fósiles), los biocombustibles representan uno de los mayores cambios en el paradigma energético desde la Revolución Industrial. Con todo, recordemos que si bien hay métodos para obtenerlos a través de los desechos orgánicos (de hecho Suecia importa la basura de sus vecinos europeos para su programa de energía), en otros casos su síntesis se obtiene de plantas como el maíz, con lo cual terrenos que de otro modo se destinarían a la producción de alimentos, ahora se cosechan para el aprovechamiento energético, sobre todo de países desarrollados, abriendo así otra situación de desequilibrio e inequidad entre países ricos y países pobres, entre alimentación o desarrollo industrial.
6. Terapia genética
En la genética, claman algunos, se encuentra el futuro de la salud humana. Si este campo cumple con sus promesas, con el tiempo algunas enfermedades como la fibrosis cística, que actualmente se tratan con cirugía, podrían erradicarse sin ningún tipo de intervención invasiva, incluso prevenirse con tratamientos indoloros. Asimismo, la genética abre la posibilidad del “superhombre”: seres humanos con inteligencia o memoria aumentadas o con un periodo de vida ampliada más allá de lo que hasta ahora se conoce.
7. Interferencia del RNA
En 2006, el descubrimiento de la interferencia del RNA (RNAi) le valió a Andrew Fire y Craig C. Mello la obtención del premio Nobel. Su importancia radica en que gracias a la RNAi es posible manipular los genes, destruir o interrumpir mensajeros moleculares para activar algún gen en específico. En el caso del tratamiento de cáncer y de la enfermedad de Lou Gehrig (también llamada enfermedad de Charcot o esclerosis lateral amiotrófica), la interferencia del RNA podría ser decisiva para obtener la curación.
8. Electrónicos orgánicos
La simbiosis funcional entre tejido vivo y tejido inerte, específicamente robótico, podría volverse parte de nuestra cotidianidad inmediata, prótesis mecánicas que, adaptadas cabalmente a nuestros sistemas orgánicos, nos volverían mitad humanos y mitad máquinas. Entre las ventajas de este desarrollo se encuentra un escenario en que un órgano dañado se sustituiría con otro armado en un taller sin necesidad de esperar a un donante. El verdadero reto se encuentra, sin embargo, en la posibilidad de emular nuestro complejo sistema neuronal.
9. Energía solar concentrada
Se dice que la energía solar es tan abundante como desaprovechada, pero quizá no por más tiempo. La energía solar concentrada (CSP, por sus siglas en inglés) es un sistema de concentración y distribución masivas que, altamente eficiente, permite montar plantas que generarían una enorme cantidad de gigawatts de energía solar. Pero sus beneficios no terminan aquí, pues la infraestructura también podría utilizarse como una estación desalinizadora.





