Notas
of Montreal: el pánico satánico llega a la Argentina

Ahora bien, el enigma acerca de qué es exactamente lo que uno puede llegar a encontrarse en Niceto (Bs.As) o en el Teatro La Cúpula de la capital chilena es imposible de develar. Porque hablar de of Montreal es enfrentarse con Kevin Barnes, un ecléctico e impredecible juglar moderno que pasó de surfear la ola del lo-fi americano a convertirse en una suerte de Ziggy Stardust frutal. Porque hablar de of Montreal es sumergirse en un ejercicio de catarsis continua plasmada en once LPs, siete compilados con rarezas y lados B, nueve EPs y veinticuatro singles en tan solo dieciséis años de carrera. Porque hablar de of Montreal nos obliga a perdernos en su mundo, un mundo en el cual la melodía más alegre y el mensaje más oscuramente inquietante hablan el mismo idioma.
La ida de Almstead y Gonzalez en 2003 fue la estocada final para el viejo of Montreal. Barnes se hizo cargo no sólo de la producción del próximo disco sino que también compuso e interpretó todas las canciones él mismo. Satanic Panic in the Attic salió a la venta en 2004 y fue un éxito inmediato. Ya en “Disconnect the Dots”, tema que abre el disco, se advierten los bajos eléctricos, las drum machines y los sintetizadores que van a ser protagonistas estelares en el futuro de la banda. La crítica habló de la resurrección de un Barnes que se había reencontrado con su musa. Este escenario motivó una profundización de la experimentación sonora que desembocaría en The Sunlandic Twins, editado en 2005, el cual si bien no está a la altura de Satanic…, fue bastante bien recibido por el público y evidencia el continuo esfuerzo de of Montreal por reinventarse e ir un poco más allá.
En enero de 2007 of Montreal se despacha con una obra maestra. Hissing Fauna, Are You the Destroyer? nos cuenta la historia de la transformación de Kevin Barnes en Georgie Fruit, su alter ego glam, la cual termina de concretarse en “The Past Is a Grotesque Animal”, una épica synth pop de doce minutos que marca el clímax de la obra. En este disco Barnes se permite hablar de su vida personal como nunca antes, abarcando desde sus problemas sentimentales a su consumo de antidepresivos en la incendiaria “Heimdalsgate Like a Promethean Curse”. Hissing Fauna… implicó la culminación del nuevo sonido de of Montreal, eléctrico y bailable pero sin dejar de lado las guitarras filosas y los elaborados juegos de voces.
Georgie Fruit vuelve a estar en el centro de escena en Skeletal Lamping (2008), mostrando un Kevin Barnes dispuesto a dejar atrás la inocencia y el recato indie de sus primeros discos para dar rienda suelta a sus delirios dramáticos y fantasías sexuales. Con un magistral trabajo de David Barnes en el arte, Skeletal… fue distribuido en formato CD, vinilo, bolsa de pines, remera, lámparas de papel y sticker para la pared (estos últimos venían con un código que te permitía bajar el disco de internet). La apuesta de los Barnes por redefinir el concepto tradicional de disco se inscribe en un momento en que la banda buscó enriquecer sus presentaciones en vivo, llenándolas de colores y disfraces. Skeletal Lamping pareciera ser una obra al servicio de reorientar el foco de la música hacia una cara más teatral de la banda, una especie de soundtrack de una película acerca de ellos mismos que nunca existió.
Con False Priest (2010) Barnes decidió dar vuelta la página otra vez. Las influencias del R&B y el Funk se imponen por sobre la tradicional búsqueda pop de la banda. Lejos de las otrora usuales contribuciones de miembros de Elephant 6, la obra cuenta con la participación de Solange Knowles (la hermana de Beyoncé) y Janelle Monae en voces y la producción de Jon Brion (Kanye West, Dido), algo bastante llamativo considerando que Barnes había producido todos sus discos anteriores. En esta línea Paralytic Stalks (2012) es el primer disco en la carrera de of Montreal grabado por músicos sesionistas. Esto no afectó el tono intimista y personal del disco, que vuelve a retomar ciertas temáticas ya abordadas en Hissing Fauna… Si bien el público reaccionó favorablemente, la placa no fue muy bien recibida por la crítica aduciendo que el tono oscuro que atraviesa toda la obra contrasta con los mejores momentos de la banda.
Hicieron falta once discos para poder disfrutar de of Montreal en vivo. Con ocho músicos en escena y un despliegue de luz y colores que sólo una mente como la de Barnes puede idear, esta tromba psicodélica promete desplegar su arsenal de melodías venenosas para delirio de un público dispuesto a bailarse estos quince años de espera.