Notas
Obama debería dar máxima prioridad a la ronda de Doha, según Mandelson
El presidente electo de EEUU, Barack Obama, debería dar máxima prioridad a la ronda de comercio de Doha, según el ex comisario europeo de Comercio y hoy ministro británico para la Empresa, Peter Mandelson.
"No es exagerado decir que el liderazgo estadounidense será un factor decisivo para el logro de un acuerdo en el 2009", escribe hoy el político laborista en la edición europea de "The Wall Street Journal".
Según Mandelson, las posiciones de los distintos actores en la negociación de Doha siguen estando donde estaban cuando encallaron las conversaciones el pasado julio, tras una reunión ministerial de nueve días que estuvo más cerca que nunca de alcanzar un acuerdo.
"La India cree que los grandes exportadores agrícolas como Estados Unidos reclaman una mayor apertura de nuevos mercados que la que pueden soportar sus agricultores de subsistencia", explica Mandelson.
Por su parte, EEUU sigue argumentando que lo que India ofrece a los agricultores e industriales norteamericanos no les da acceso suficiente a otros mercados como para aceptar reformar su sistema de subsidios agrícolas o recortar las pocas tarifas elevadas que mantiene en el mercado de bienes industriales.
Mandelson anima a la nueva administración norteamericana a volver a negociar con la India después de que este país celebre sus próximas elecciones generales, en la primavera, para forjar la confianza y los compromisos necesarios en materia de salvaguardas para el comercio agrícola que desbloqueen las negociaciones.
Estados Unidos, dice también el político británico, estará en una posición fuerte para reactivar las negociaciones sobre el comercio de bienes industriales de forma tal que los fabricantes norteamericanos se sientan cómodos sin enajenarse a interlocutores tan importantes como China, Brasil y la India.
Según Mandelson, la crisis económica mundial hace más importante que nunca llegar a un acuerdo sobre comercio y el liderazgo norteamericano es la única vía para conseguir ese objetivo: "No es suficiente, pero sí indispensable".
"La importancia de un acuerdo (en la ronda) de Doha es que congelaría los aranceles globales en sus niveles actuales o incluso los reduciría, lo que constituye una póliza de seguro contra futuros proteccionismos", escribe el ex comisario europeo.
"Además, reformaría los apoyos agrícolas en el mundo rico, lo que es bueno en sí, sobre todo si para los agricultores del mundo en desarrollo", señala Mandelson.
Según el británico, "las grandes economías emergentes contribuirían al sistema mundial de comercio, que les ha sido muy beneficioso, con recortes arancelarios proporcionados: es la responsabilidad que conlleva su presencia que tanta falta hacía en la mesa del G-20".
"El establecimiento de parámetros para la próxima década de crecimiento del comercio, como hizo el acuerdo de la ronda Uruguay en 1994, enviaría una señal de confianza en nuestro futuro económico compartido en un momento de tensiones inmensas", agrega Mandelson.
"La realidad que aguarda al presidente Obama es que no es posible (concluir) Doha sin un nuevo impulso de Estados Unidos. Una nueva sensación de compromiso por parte de Washington animará a las economías emergentes a volver a la mesa de negociaciones con un sentido de justicia global", explica el hoy ministro de Gordon Brown.
"Europa y Estados Unidos no pueden esperar que se les devuelva dólar por dólar en las concesiones que hagan para eliminar sus subsidios agrícolas que distorsionan el comercio", escribe Mandelson.
Pero, añade, "sí pueden exigir legítimamente a China, la India, Brasil y otras economías de rápido desarrollo que pongan nuevos techos a sus aranceles y los reduzcan con justicia y flexibilidad".
Mandelson anima a la nueva administración norteamericana a volver a negociar con la India después de que este país celebre sus próximas elecciones generales, en la primavera, para forjar la confianza y los compromisos necesarios en materia de salvaguardas para el comercio agrícola que desbloqueen las negociaciones.
Estados Unidos, dice también el político británico, estará en una posición fuerte para reactivar las negociaciones sobre el comercio de bienes industriales de forma tal que los fabricantes norteamericanos se sientan cómodos sin enajenarse a interlocutores tan importantes como China, Brasil y la India.
Según Mandelson, la crisis económica mundial hace más importante que nunca llegar a un acuerdo sobre comercio y el liderazgo norteamericano es la única vía para conseguir ese objetivo: "No es suficiente, pero sí indispensable".
"La importancia de un acuerdo (en la ronda) de Doha es que congelaría los aranceles globales en sus niveles actuales o incluso los reduciría, lo que constituye una póliza de seguro contra futuros proteccionismos", escribe el ex comisario europeo.
"Además, reformaría los apoyos agrícolas en el mundo rico, lo que es bueno en sí, sobre todo si para los agricultores del mundo en desarrollo", señala Mandelson.
Según el británico, "las grandes economías emergentes contribuirían al sistema mundial de comercio, que les ha sido muy beneficioso, con recortes arancelarios proporcionados: es la responsabilidad que conlleva su presencia que tanta falta hacía en la mesa del G-20".
"El establecimiento de parámetros para la próxima década de crecimiento del comercio, como hizo el acuerdo de la ronda Uruguay en 1994, enviaría una señal de confianza en nuestro futuro económico compartido en un momento de tensiones inmensas", agrega Mandelson.
"La realidad que aguarda al presidente Obama es que no es posible (concluir) Doha sin un nuevo impulso de Estados Unidos. Una nueva sensación de compromiso por parte de Washington animará a las economías emergentes a volver a la mesa de negociaciones con un sentido de justicia global", explica el hoy ministro de Gordon Brown.
"Europa y Estados Unidos no pueden esperar que se les devuelva dólar por dólar en las concesiones que hagan para eliminar sus subsidios agrícolas que distorsionan el comercio", escribe Mandelson.
Pero, añade, "sí pueden exigir legítimamente a China, la India, Brasil y otras economías de rápido desarrollo que pongan nuevos techos a sus aranceles y los reduzcan con justicia y flexibilidad".