"Nosotros te vamos a ayudar ahora, en octubre y en noviembre. Después, que se arregle el que venga con el que venga". Lacónica, lapidaria, Cristina Kirchner le tiró una pequeña tabla de madera a Francisco Pérez para que no se ahogue en su gravísima crisis financiera y dejó sin solución el problema de fondo: cómo hacer para garantizar no solo el pago completo de los sueldos y los aguinaldos públicos de fin de año, sino también la deuda millonaria con proveedores y por retenciones salariales.
La presidenta lo recibió al gobernador mendocino con una serie de reclamos políticos, e incluso, con algún que otro reproche por el resultado de agosto en las primarias que marcó que, como en casi ninguna provincia del país, en Mendoza perdiera el oficialismo.
Cristina, cuentan, hasta le enrostró al gobernador la forma en que la candidatura de Daniel Scioli había crecido en todo el país menos en Mendoza.
Algunos consultores privados hablan de que en las últimas semanas Julio Cobos aumentó su intención de voto y que eso lo empujaría, como hizo en las Paso de agosto, a Mauricio Macri a un triunfo claro en la provincia.
Pero dentro del peronismo e incluso en el seno del cornejismo, se manejan con mucha más cautela: a una semana, Scioli y Macri se mantienen en una intención de voto de 30 puntos y ninguno le saca una clara ventaja al otro. Sergio Massa ronda los 14 puntos y Nicolás Del Caño lo sigue de cerca con un 12%.
La versión ofrecida por el gobierno del encuentro entre Paco y CFK fue un poco más edulcorada. Dicen que ella trató a Pérez con "afecto y deferencia", casi en tono de despedida y que hasta el gobernador le dejó la invitación para que venga en noviembre a poner en marcha, según se entusiasman, la obra de Los Blancos.
Sea como fuere, el encuentro tuvo una característica notable: la reunión del jueves, fue la segunda que el gobernador mendocino logró a solas con la presidenta en los cuatro años que prácticamente lleva de mandato.
La primera había sido allá por el lejano 2012. Muy poco, después de tanta obediencia. Está claro a esta altura que el kirchnerismo es mal pagador. Y que no perdona a los perdedores.
Por qué la guita no alcanza
Luego de varias semanas de angustia y de destrato kirchnerista, Pérez salió eufórico de su cara a cara con la presidenta y ese entusiasmo, quizás, fue el que lo llevó a anunciar un salvataje que servirá de muy poco.
La reestructuración de la deuda de $2.200 millones con el Banco Nación apenas si será un asiento contable que no servirá para cubrir los problemas de caja de acá a fin de año.
Y lejos de tranquilizar a Alfredo Cornejo, el compromiso nacional funcionó como el detonador que definitivamente hizo estallar la relación entre el gobernador y su futuro sucesor. Vínculo que se había recompuesto en algo durante la discusión de la Ley de Endeudamiento acordada por ambos.
El objetivo central de esa norma era habilitar al gobierno actual a iniciar los trámites para la toma de nueva deuda que le permita a Cornejo arrancar su gestión con menos presión de los acreedores.
Por ahí anda Pérez malhumorado y tenso porque se acerca el peor de sus días: no solo dejará el poder el 10 de diciembre sino que además le deberá poner la banda a su archienemigo. Y por eso no hará nada de lo que le pidan.
La decisión de la Nación de ayudarlo solo para que sobreviva hasta diciembre implica que el ministro de Economía, Axel Kicillof, no autorizará a Mendoza a salir a buscar fondos frescos en el mercado. Y el gobierno provincial no objetará esa decisión.
Con lo que le propuso el banco, Paco encontró el argumento para quedarse tranquilo.
- ¿Cuánto es el endeudamiento que no me permitió Cornejo durante 2014 y 2015? Dos mil doscientos millones, más o menos. ¿Cuánto es lo que me renegocia el Nación? Esa cifra, más o menos. ¿Ves?, ahí estaba el problema financiero de la provincia, no en otro lado, fue lo que se preguntó y respondió a la vez el gobernador ante este periodista en un encuentro casual el viernes por la noche.
El monólogo no cierra por ningún lado. Si bien es cierto que la cifra adeudada al Nación coincide con lo negado por Cornejo, lo que quedará sin pagar es mucho más que eso. Solo por retenciones salariales, una de las medidas más ilegales adoptadas por esta administración en medio de la crisis, Pérez debe $1.000 millones.
Para garantizar los sueldos de diciembre, según el radicalismo, harán falta otros $2.000 millones más y el propio ministerio de Hacienda admitió que, a fin de mes, deberá conseguir prestado como mínimo $600 millones para pagar los salarios de octubre.
Otra posible ilegalidad asoma en el acuerdo con el Banco Nación del que, a cuatro días de anunciado, no se conocen detalles.
Pérez estaría impedido por ley a reestructurar los $2.300 millones ya que la norma sancionada por la Legislatura solo lo habilita a discutir con el Nación $800 millones.
Además, dentro del articulado de la misma norma, los préstamos bancarios que fueron utilizados para pagar sueldos no fueron considerados como nueva deuda y, por lo tanto, el gobierno mendocino no los podría renegociar.
La poca voluntad del gobernador en salir a conseguir plata, fue lo que llevó a Cornejo a decir que se había roto el acuerdo entre ellos.
Y forzó al equipo económico de los radicales a diseñar de qué manera saldrán a conseguir recursos a mediados de diciembre.
El próximo gobierno intentará tomar préstamos que seguramente serán a corto plazo y a una tasa alta durante los primeros días de gestión y en el transcurso de 2016 buscará emitir un bono, en varias series, en el mercado internacional para pagar a mejor plazo y en otras condiciones esa deuda contraída de apuro. En el camino, también es un hecho que verán la luz los bonos para el pago a proveedores que, según se estipuló, se podrán emitir hasta $1.000 millones.
Mientras tanto la pelea política seguirá. Cuando el gobernador anuncie que el Banco Nación le prestó este mes otra vez plata para hacer frente a los salarios de los estatales, Cornejo le pedirá que, como establece la ley, el 60% de esos fondos deberán quedar para la próxima gestión.
Y otro enfrentamiento que se prevé será más fuerte. El próximo 22 vencerá el plazo para que Mendoza defina si renovará por cinco años más su vínculo contractual con el Banco Nación.
Gobierno y la UCR habían acordado que, en caso que el banco no acceda al ya olvidado préstamo de $5.800 millones, Hacienda dejará caer los plazos para que el vínculo se renueve de manera automática por un año.
Pérez anunció que enviará una carta esta semana ratificando que la provincia desea renovar el contrato con su agente financiero, aunque no precisó si hará solo eso, una carta de intención, o rubricará todo en un decreto.
Si fuera esto último, asistiremos sin dudas al último gran enfrentamiento entre ambos dirigentes que terminarán llegando al traspaso de mando de la misma forma en que se llevaron durante los últimos años: a las patadas.