Tránsfuga: 1. com. Persona que se pasa huyendo de una parte a otra. // 2. Persona que pasa de un partido político a otro: "se está debatiendo la posibilidad de que los tránsfugas pierdan sus escaños en el Parlamento". También se escribe trásfuga, tránsfugo y trásfugo.
![]() Aquella imagen, cuando Borocotó pasó al kirchnerismo. |
A partir de aquel lamentable episodio, cualquier deserción, traspaso furtivo o traición política se transformó en parte de la borocotización, término acuñado como conclusión de una entrevista que el mismo Borocotó le dio a radio Continental, donde intentó explicar su acto de transfuguismo.
Pues bien, por lo que se puede ver desde 2005 a esta parte, la borocotización pasó a ser una de las prácticas desleales de la política por la cual se abusa de las instituciones para lograr un fin egoísta. Lo que significa que, en lo conceptual, hay más de un "borocotó" en la fauna política. Y en esta oportunidad es posible que los mendocinos estemos ante un acto de borocotización más explicito y donde no sólo sean las instituciones las víctimas, sino también los propios ciudadanos de manera directa. Los votantes ahora pueden ser el blanco de esta nueva maniobra que se puede concretar en esta semana que se inicia.
Un sistema perverso a punto de ser aplicado
El punto es que algunos de los intendentes radicales, asustados por el resultado de las elecciones primarias del domingo 14, pretenden definir que en sus territorios se vote el 2 de octubre. O sea, antes del 23 del mismo mes, para escapar al tan temido efecto arrastre nacional que representa la presidenta Cristina Fernández.
Las consecuencias para las comunas gobernadas por los intendentes espantados pueden ser fatales, pero se sienten que caminan por la cornisa, y a veces quienes padecen de estos síndromes creen que mejor es el salto al vacío. El caso es que Mario Abed de Junín, Gerardo Del Río de Rivadavia y Alfedo Cornejo de Godoy Cruz están por definir que sus comicios se realizarán adelantados, cuando antes del domingo 14 nada de esto estaba previsto.
Borocotó para todos
Pero la borotocracia (el gobierno de los "borocotós") no es nueva, y sería injusto marcar a estos radicales como los pioneros de un hecho borocotocrático. También los justicialistas lo contemplaron antes de noviembre del año pasado, cuando el Ejecutivo nacional no gozaba de buena imagen pública y ya todos hablaban especulaban con el postkirchnerismo. MDZ advirtió en abril de 2010 que la "desdobladora" era una idea que daba vueltas por los despachos de los jefes comunales peronistas. El motivo para medir la posibilidad de desdoblar las elecciones municipales de parte de los peronistas fue que desconfiaban de las condiciones en que llegaría el gobierno nacional a octubre de este año y, para colmo, veían al gobierno provincial como un saco de plomo en medio de un posible naufragio electoral. Pero murió Kirchner y el clima cambió y la imagen presidencial se fue a las nubes y la "desdobladora" fue guardada en el placard peronista hasta otra emergencia.
Es decir que la borocotocracia es una forma de gobierno para cualquier color partidario, más si los mecanismos institucionales lo permiten. Por lo que las instituciones y las leyes se convierten en meras piezas de la ingeniería electoral. El resto no importa.
Sin derecho
El propósito de esta columna es expresar el malestar que se percibe en cualquier hogar mendocino cuando se aborda el tema: qué votar y cuándo hacerlo. El asunto es la imprevisión de los gobernantes, que se sirven el menú electoral a su gusto o necesidad, pero a la hora de pagar la cuenta les pasan la factura a los gobernados. No hay reglas claras, y eso se aprovecha en esta etapa de supervivencia política.
Usando la famosa y bastardeada autonomía municipal es que los intendentes pueden determinar, según sus propósitos individuales o partidarios, las fechas de sus comicios departamentales. Pero poco les importa a los jefes comunales qué piensan los votantes al respecto, y eso degrada el acto democrático del voto a un episodio borocotocrático ¿Por qué? Porque obliga al ciudadano a ir a las urnas sin la suficiente información y cuando se le ocurra al intendente de turno, bajo el hipócrita mensaje de la "autonomía municipal". En términos reales, descreen del razonamiento ciudadano y del voto como un acto de libertad y determinación individual para determinar el destino colectivo. Como dice cualquier vecina bien mendocina cuando se siente estafada: "No hay derecho". Y en este caso, literalmente, la frase barrial tiene asidero.
No significa que la autonomía municipal debe ser desdeñada, al contrario, es una proclama constitucional, pero que merece ser reglamentada para darles seguridad jurídica a los empadronados en el listado electoral. Los ciudadanos y vecinos de los municipios se merecen el debido respeto de parte de quienes son sus delegados (los intendentes y concejales), en el sentido democrático y republicano más puro.
En ese sentido, los argumentos de desdoblar planteados en mayo por Alfredo Cornejo en todo el territorio provincial parecieron adecuados en ese momento, sólo que los sujetó a la voluntad de sus pares. Tanto es así que no se llegó a un acuerdo porque no se quería perjudicar las posibilidades de la UCR. Quizá lo más lógico para escapar al transfuguismo electoral podría haber sido un proyecto de ley que modificara la Ley de Municipalidades o reglamentara la autonomía municipal para el caso del llamado a elecciones municipales.
Los que se animaron también lo hacen para sobrevivir
![]() En primer plano, Víctor Fayad y Eduardo Difonso. |
Desde un punto de vista crítico, está claro que lo hicieron porque desde hace rato sus trayectorias se trazan en función de sus acciones individuales y ambos insisten en convertirse en referentes territoriales más que en líderes partidarios. Al final, el sentido de la conservación de la especie es lo que prima.
Los otros intendentes, los radicales en este caso, llevaron al extremo los tiempos, porque pensaron que todavía tenían chances de mantener el poder en sus distritos. Claro que después del domingo 14 los invadió el pánico a la pérdida del poder y con eso también la pérdida de una fuente de recursos públicos que, entre otras necesidades, cubre la demanda salarial de sus militantes y seguidores. Un fenómeno borocotocrático si tenemos en cuenta por qué Borocotó se pasó al kirchnerismo hace siete años. Estos son algunos de los motivos para adelantar las elecciones confesados por esos militantes a puertas cerradas pero que nunca serán admitidos públicamente por los intendentes.
El antídoto a esta enfermedad es más institucionalidad, pero debe ser impulsado por la dirigencia política, la paradoja es que los mismos dirigentes son parte del problema. De este modo, son ellos los que tienen que actuar sin mezquindades para salir del atolladero. Hay buenos ejemplos en el país durante todo este periplo electoral que muchos ciudadanos han "sufrido" por falta de información. Se ha visto y se ha practicado el sistema de boleta única en las elecciones provinciales de Santa Fe y Córdoba que desmantela el engaño que lleva consigo la lista sábana de candidatos. Las lecciones primarias, como estas nacionales que se concretaron hace ocho días, también son un buen ejemplo, pero más aún son las primarias santafesinas, donde sí hubo verdaderas elecciones internas con más de un candidato por partido.
Todos son buenos ejercicios para imitar pero todos están convalidados por sus leyes correspondientes. Y si bien lo más probable es que otra vez los vecinos terminen yendo a votar cuando se les ocurra a los intendentes, es hora de aplicar los mecanismos republicanos y que los legisladores oficialistas y opositores "jueguen" a legislar en beneficio de la democracia y en detrimoento de la borocotocracia.
Autor: Jorge Fernández Rojas, en Twitter @jfrojas