Indefectiblemente el militar en distintas categorías corta de plano las similitudes que puedan descolgarse del juego que propone Asad y el que sueña Trotta. No porque el fútbol se conciba de otra forma, sino por las realidades y necesidades diferentes que motivan distinto accionar ante parecidas situaciones.
Tanto Godoy Cruz como Independiente pensaron y construyeron sus alineaciones por caminos antagónicos. La Lepra armó algo nuevo. El Expreso aggiornó lo que tenía. Ambos tomaron vuelo en sus arranques.
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Godoy Cruz le sumó piezas a un equipo armado. Asad quiso mantener la base que tantas alegrías le dio la pasada temporada y los dirigentes cumplieron con su pedido. Desde Ibáñez, hasta Salinas, el único que se integra al mecanismo del Expreso es Villar, con la mirada atenta desde el banco de los nuevos.
En el parque hicieron borrón y cuenta nueva, bajaron del proyecto lo más flojo y conformaron una defensa a estrenar, un arquero nuevo, y un volante central equilibrado. Sin olvidarse de Salmerón claro, como para darle una lavada de cara al ataque y potenciarlo.
Desde el vamos fue distinto lo que propuso Godoy Cruz e Independiente, sustentados en el pasado inmediato que para el Tomba fue propicio y en la Lepra sólo generó sinsabores.
Sin embargo, y a pesar de ser distintos, ambos encontraron en el arranque de sus competencias lo que todo entrenador espera luego de la ardua pretemporada. Entendimiento colectivo, fluidez, orden, con los baches propios del juego que le significaron al Azul perder en Tucumán y a Godoy Cruz empatar los dos partidos.
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Sin importar la construcción de los equipos o sus formaciones, a veces la realidad vacía de significado las palabras de la teoría dominante. Está por verse, como hasta ahora insinuaron, si Godoy Cruz e Independiente por sus distintos caminos, pueden conseguir lo que soñaron.