El entrenador Diego Cocca no logra mejorar la imagen de los segundos tiempos. En los cuatro juegos de este Apertura el rendimiento ha sido muy pobre, aparentemente no es un problema físico porque los jugadores siguen corriendo hasta el pitazo final, salvo Salomón, pero algo pasa para que en el complemento el rendimiento disminuya de tal manera.
Ayer el equipo perdió claramente la mitad de cancha, un bajo rendimiento de Olmedo (que venia jugando bien) y una nueva actuación pequeña de Salomón (que aun no puede demostrar porque lleva 10 años jugando en Primera) fueron algunos síntomas que hacían prever la igualdad de Huracán.
Todo el estadio marcaba el ingreso de alguien que reemplazada al cansado volante ex Lanús, pero Cocca se demoró en meter sangre fresca para oxigenar el circulo central y el ingreso de Aguirre llegó recién después del empate de Leandro Díaz.
Un Expreso metido demasiado cerca de Ibáñez volvió a repetirse y otra vez Chávez ingresó con poco tiempo para demostrar para que está en Godoy Cruz.
Si bien el rival juega y puede acercarte al arco propio existen estrategias para impedir que esto ocurra, por ejemplo meter delanteros o adelantar los volantes para que los defensores no se proyecten tanto.
Son falencias que deben corregirse y por suerte hay tiempo, el equipo mendocino no está tan apremiado con el descenso y recién el certamen lleva 4 fechas. Se tiempo de saber esperar que Cocca le agarre la mano a este nuevo equipo. Con formas y cualidades diferentes al de la temporada anterior.
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Al cierre del juego y en plena conferencia de prensa, Diego Cocca, manifestó que Godoy Cruz fue superior a Huracán durante todo el juego y agregó Jugamos un gran partido , nos faltó precisión.
Evidentemente yo fui a otra cancha o a Cocca le falta autocrítica. El Expreso jugó uno de sus peores segundos tiempos y Huracán tal vez el mejor de esta temporada. El equipo cuyano fue superado por el Globo y si bien le falto éxito en la puntada final el empate termina siendo justo por lo poco que realizó el cuadro local.
No se trata de culpar a los jugadores o al árbitro por el claro penal que ayer no cobro. A veces la sabiduría parte de asumir errores propios, que por suerte sólo se aplican en un juego y pueden corregirse con trabajo.