Un blog recoge anécdotas e imágenes de un Federico Campanini lleno de vida y enamorado de la cordillera de los Andes.
El andinista que falleció cuando intentaba rescatar a un grupo de escaladores italianos en su faceta más recordada.
Mirá el video de un ascenso con amigos en Vallecitos, según consta en el video cargado el 18 de agosto del año pasado en YouTube:
Aquí, el diario del ascenso de Gabriel "Paki" Barral junto a Federico Campanini a la Quebrada de La Jaula, en la misma zona de Vallecitos, en 2004.
Ya habían pasado varios años desde que oímos algo sobre
Después de soñar con armar alguna movida en esa zona por fin nos había llegado el momento. Como lo único que sabíamos era que el acceso se complicaba muchísimo, tratamos de conseguir información más confiable. Tras averiguar un poco conseguimos contactar a Carlos Sansoni, un excelente andinista mendocino ya retirado de la actividad, pero que aún conserva intacto su amor por esta disciplina. Carlos había participado de
Integrantes:
Federico Campanini
Gabriel Barral
Día 1: El 13 de septembre llegamos a Vallecitos a las 14 hs con clima excelente. Dejamos el equipo en el refugio y salimos directamente para hacer el primer porteo. Cargados con comida y combustible como para quince días, en un par de horas llegamos hasta el Infiernillo antes de Campamento El Salto. Dejamos el clásico canuto y regresamos al refugio.
Día 2: Comenzamos temprano con la idea de llegar a El Salto para armar el campamento y volver a buscar el porteo. Todo marchaba bien pero luego comprobamos como las cosas cambian rapidamente. Minutos antes de llegar al canuto, vimos a lo lejos como unos pajarracos del demonio que se estaban deleitando con nuestra comida. Al llegar al depósito, solo quedaban unas latas y algunas cosas más. Guardamos lo que quedaba intacto y nos pusimos a juntar fideos y capeletinis entre las piedras.
Una vez en la carpa vimos que la única opción era acortar el plan. Decidimos continuar sabiendo que de ahora en más comeríamos muy poco y que la comida sólo alcanzaría para siete días antes de empezar con el ayuno.
Día 3: Muy temprano salimos hacia el col Plata-Vallecitos llevando todo con nosotros (
Día 4: Ese día no subiríamos ni un solo metro, sino que perderíamos unos dos mil. Tres horas mas tarde ya estábamos en
Día 5 (día de Cumbre): Salimos a las 06.00 llevando la bolsa de vivac y algo de abrigo extra, pero dejamos las bolsas de dormir y el calentador. Ingresamos por una quebrada lateral y tras 3-4 hs alcanzamos la base de la ruta. La pared estaba orientada al sur y por lo tanto cubierta de nieve. Al comienzo la pendiente era bastante suave pero fue incrementándose hasta los 45º-50º. Después de escalar el 90% de la ruta sin dificultad técnica alcanzamos una banda rocosa que recorría todo el filo cumbrero. Elegimos la opción más directa y nos metimos por uno de los canales de mixto (roca y nieve) que teníamos delante nuestro. Esta sección fue la más técnica y comprometida de toda la vía. Solo tres largos nos separaban del filo aunque, por las pésimas o nulas condiciones para asegurar los pasos más difíciles y expuestos, nos parecieron eternos. Al alcanzar el filo el paisaje era increíble, pero estaba cayendo el sol y el frió se hizo sentir rápidamente. El viento soplaba muy fuerte como para quedarse quieto así que armé el relevo y le grité a Fede que viniera. Al llegar me encontró temblando a full y apenas controlaba mis movimientos. Fede estaba bien ya que venía escalando y la pared lo protegía del viento, tomó el control de la situación, desmontó el relevo y guardó el equipo. En cuestión de segundos el sol se ocultó tras el Cordón del Peine y la temperatura cayó bruscamente. Salimos disparados por el filo hacia la única roca que había y armamos un vivac bastante precario. El viento ya era impresionante y la roca apenas nos protegía de él. Oscureció muy pronto, pero la noche no pasó tan rápido. El termómetro marcaba -8º C dentro de la bolsa de vivac. El cielo se cubrió de nubes y pensamos que tal vez nevaría. Pasamos toda la noche masajeándonos los pies y esperando el amanecer.
Día 6: fueron 12 horas interminables pero por suerte no nevó. Lo peor ya había pasado y empezó a aclarar pero el frío y el viento continuaron igual. Fuimos hasta la cumbre que estaba a unos metros del vivac y nos tomamos las fotos de rigor. Encontramos un testimonio de 1991 dejado por tres andinistas del Club Andinista Mendoza que hacía referencia a dos expediciones anteriores, ambas del CABA, una de la década del `80 y otra del año `56 (primera ascensión). Se trataba del Cº Tatra (nombre de un cerro de Polonia) bautizado así por los andinistas polacos que lo ascendieron por primera vez. El GPS nos dio 5.050 msnm.
Después de la noche que habíamos pasado decidimos bajar por un camino más largo priorizando la seguridad. Descendimos por un acarreo hasta una quebrada que bajaba hacia el norte. Al medio día encontramos nuevamente
Día 7: Decidimos recuperar energías en el CB durmiendo hasta tarde, comiendo y tomando mucho liquido. Estudiamos otra vez la imagen satelital ya que al otro día emprenderíamos el regreso, esta vez hacia el Rió Mendoza cerca de Polvaredas.
Día 8: Siguiendo durante todo el día el Río Blanco II (vadeándolo dos veces) llegamos a un sector con un montón de boulders justo donde la quebrada se encajona abruptamente, como ya estaba oscureciendo preferimos armar la carpa en ese lugar. Al otro día intentaríamos bajar toda la quebrada hasta la desembocadura con el Río Mendoza (al este de Polvaredas). Sabíamos, según el relato de la expedición del ´79, que esta ultima parte se complicaba bastante porque la quebrada se encajonaba muchísimas veces. Ellos tardaron dos días y medio (mucho más de lo pensado) porque la fuerza del río (verano) les impidió vadearlo. Hicieron varias travesías en roca por paredones que caían directo al río o salvaron estos obstáculos subiendo y bajando tediosos acarreos, incluso rapelaron para poder continuar. Afortunadamente para nosotros, por estar en invierno, el río venía con mucho menos caudal. En el peor de los casos tendríamos que vadearlo reiteradamente aunque sin dificultad.
Día 9: Ni bien empezamos la quebrada empezó a encajonarse cada vez más. Con algunos vadeos esquivamos los paredones y por sendas de guanacos cruzamos varios acarreos. Cerca del medio día la quebrada se abrió bastante y hasta creímos que la salida estaba cerca. Pero la quebrada se cerró otra vez, volvieron los vadeos y la incertidumbre acerca de la distancia que faltaba. A las 14.00 hs vimos a lo lejos un cordón montañoso atravesando el final de quebrada.
Continuamos una media hora y encontramos un viejo camino; nos alegramos porque sabíamos que era el final de la quebrada. La pequeña quebrada dejó lugar a las altísimas terrazas sedimentarias del Río Mendoza. Solo faltaba hallar la forma de bajar hasta un puente del ferrocarril que cruzaba sobre dicho río y que sería nuestro nexo con la ruta. El puente tenía como