El gesto chileno que conmueve al mundo: una lluvia de poemas en la ciudad

Una ciudad con la memoria rota volvió a mirar al cielo. No hubo aviones de combate ni humo. Esta vez cayeron palabras y versos de esperanza que flotaron como hojas sueltas sobre Rotterdam. El 14 de mayo no es una fecha cualquiera para los habitantes de esa ciudad neerlandesa. Hace 85 años, un bombardeo nazi borró edificios, vidas, sueños y dejó un silencio difícil de romper.
Te Podría Interesar
Pero algo distinto ocurrió este año. Una lluvia de poemas sorprendió a quienes caminaban por sus calles. Fueron cien mil poemas que descendieron desde el cielo como una caricia inesperada. El gesto no fue producto del azar. El colectivo artístico chileno Casagrande fue el responsable de este suceso poético. Cristóbal Bianchi, Julio Carrasco y Joaquín Prieto decidieron intervenir la memoria desde otro lugar: el arte y la palabra.
No es la primera vez que lo hacen. Desde 2001, han lanzado lluvias de poemas sobre ciudades marcadas por la violencia. Madrid, Guernica, Londres, Dubrovnik, Santiago. Esta vez, fue el turno de Rotterdam.
Los poemas estaban impresos en marcapáginas livianos, diseñados para volar sin herir. Cada uno llevaba una voz, una mirada, una forma de resignificar el pasado sin esconderlo. El viento ayudó a repartir los textos entre quienes alzaron la vista. La idea no busca negar la historia, sino ofrecer otra forma de recordarla. Allí donde hubo destrucción, proponen belleza. Allí donde hubo fuego, ofrecen tinta. La palabra aparece como herramienta para repensar el dolor.
Mira el video
Los transeúntes se detuvieron. Algunos extendieron las manos para atrapar los marcapáginas. Otros los recogieron del suelo. Hubo quienes leyeron en voz alta. La ciudad se llenó de poemas, y por un instante, el silencio fue distinto.
Casagrande entiende que no se borra el horror. Pero propone habitarlo desde otra emoción. No para suavizarlo, sino para enfrentarlo desde lo humano. Allí donde el pasado lastima, aparece el arte como forma de resistencia.