Presenta:

Argentina baja su natalidad un 40%: ¿por qué ya no se tienen tantos hijos?

Para muchos, esta transformación es una respuesta al contexto. El país no ofrece certezas.
Las causas no están ligadas a un solo factor. Foto: Archivo
Las causas no están ligadas a un solo factor. Foto: Archivo

En Argentina, algo profundo se está gestando y en silencio. Cada vez más hogares viven sin hijos, y la tasa de natalidad bajó más del 40% en solo una década. Según el Observatorio del Desarrollo Humano de la Universidad Austral, más de la mitad de los hogares ya no tienen niños. El número sorprende: 57% en 2022 frente al 44% que había en 1991.

Mientras las cunas se vacían, los asientos de adultos mayores se ocupan con rapidez. El grupo de mayores de 85 años casi se multiplicó por ocho. La sociedad envejece mientras los nacimientos se vuelven más esporádicos y tardíos. La estructura familiar también se está redefiniendo. Las mujeres encabezan un número creciente de hogares. Muchas deciden postergar la maternidad o simplemente no tener hijos, impulsadas por otros proyectos de vida. El patrón tradicional se diluye a paso firme.

La falta de vivienda, bajos sueldos e inflación son algunos de los factores.

Los motivos de esta transformación son múltiples. El informe señala factores económicos, sociales y culturales. La inflación, el desempleo y la falta de vivienda dificultan el acceso a una vida familiar estable. El futuro, para muchos, parece incierto.

La edad promedio para tener el primer hijo ya no se ubica en los veintitantos. Ahora ronda entre los 30 y los 34 años. La maternidad se vuelve una decisión más pensada, más estratégica, más alejada del impulso biológico inmediato.

Las mujeres argentinas jóvenes tienen otras prioridades.

La migración juvenil también tiene impacto. Miles de jóvenes se van del país buscando estabilidad o mejores condiciones. Esa fuga afecta la base reproductiva. No solo nacen menos niños, sino que hay menos personas en edad fértil dentro del territorio.

El acceso a la educación, sobre todo entre mujeres, también reconfigura la idea de familia. Más años en la universidad y más espacio en el mercado laboral hacen que el proyecto de hijos quede en un segundo plano. No desaparece, pero se demora.