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Gustavo Cerati: su último concierto en Venezuela y la leyenda del Moulin Rouge

Hace 15 años Caracas lo despidió sin saberlo. Venezuela fue testigo de su adiós sin aviso.
Murió en 2014, con 55 años. Foto: MDZ
Murió en 2014, con 55 años. Foto: MDZ

Gustavo Cerati ofreció su último concierto en Caracas, capital de Venezuela, el 15 de mayo de 2010. Nadie en el público imaginaba que sería la última vez que lo verían así. Energía, carisma y conexión total marcaron aquella noche. Detrás del show, algo ya empezaba a fallar en su cuerpo.

Había llegado a la ciudad el viernes, tras una intensa etapa en Bogotá. Vuelos, entrevistas, fiestas y un ritmo que no daba respiro. El desgaste acumulado no era nuevo. Cuatro años antes, una trombosis lo había dejado fuera de circulación por semanas. Lo superó, pero volvió a fumar.

La última canción que tocó en vida

Esa noche del sábado, en la Universidad Simón Bolívar, se le vio feliz. Sonreía, hablaba con el público, hizo bromas. Tocó una canción inédita en vivo "A merced". La gira Fuerza Natural estaba en uno de sus mejores momentos. Sin embargo, tras bajarse del escenario, empezó el verdadero desenlace.

Durante la madrugada del domingo 16 de mayo, Gustavo Cerati sintió molestias. El cuadro fue ambiguo al principio. Fue trasladado al Centro Médico Docente La Trinidad. Allí pasó por varias etapas. Primero, mejoró. Caminó un poco, desayunó arepas, hizo chistes. Parecía recuperarse.

Horas después, el deterioro fue rápido. Perdió fuerza en una pierna. Luego, la capacidad para escribir. Vino una crisis emocional. Intentó levantarse de la cama. Los amigos y músicos que lo acompañaban tuvieron que contenerlo. El lunes ya no hablaba. Había entrado en coma. El diagnóstico fue un accidente cerebrovascular isquémico. 

La leyenda del bar en Sabana Grande

Uno de los rumores más insistentes sobre ese fin de semana involucra al Moulin Rouge. No el cabaret de París, sino un local nocturno en Sabana Grande. La leyenda urbana dice que Gustavo Cerati y sus músicos fueron allí el viernes 14. Que hubo excesos, risas, desvelo. Y que eso lo llevó al colapso.

El dueño del lugar, Marcos Santos, negó todo. Aseguró que Gustavo Cerati nunca estuvo esa noche. Que la historia surgió por una broma en redes. Alguien usó una foto trucada para alimentar el mito. Con el tiempo, el montaje se volvió parte del relato colectivo. Pero nunca fue real.

Víctor Méndez, DJ que trabajó con Gustavo Cerati en Caracas años antes, también rechazó la versión. Él tenía previsto asistir al camerino en el concierto de la USB, como lo hizo en 2006. Dice que no supo nada de salidas previas. Si hubo fiesta, fue privada. Tan discreta que nadie se enteró.

Bar Moulin Rouge en Caracas.

Lo cierto es que Gustavo Cerati ya no estaba bien al llegar a Venezuela. Algunos aseguran que en Bogotá ya presentaba síntomas. Cansancio, dolores, algo que no alcanzaba para detener la gira. El compromiso con el escenario era más fuerte. Decidió seguir, como lo había hecho siempre.

Los médicos le habían recomendado descansar. Sabían de su historial. Pero él decidió seguir adelante. Estaba convencido de que ese tour era especial. Fuerza Natural representaba una nueva etapa para él. Se sentía renovado. Aunque el cuerpo dijera otra cosa.

El mito del Moulin Rouge persistió, como una sombra. Muchos lo dan por cierto, aunque no haya pruebas. Tal vez porque queremos darle forma al misterio. Pensar que hubo una última noche de excesos suena romántico. Le da un aire trágico al final. Pero no hay certezas.

Gustavo Cerati despertó el domingo 16 con el cuerpo aún entero. El hospital fue su refugio durante horas. Murió en 2014, con 55 años. Sin despedidas, sin canciones nuevas. Pero su legado quedó intacto. Sus discos siguen vivos. Sus letras no han envejecido. El concierto de Caracas quedó grabado en quienes lo vivieron. El último grito de su voz sigue resonando.