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¿Por qué los jóvenes en Argentina están dejando de usar preservativo?

Todavía estamos a tiempo de revertir esta tendencia. Las campañas de prevención deben renovarse, hablar en el lenguaje de los jóvenes y llegar a los espacios que habitan.
Vivir la sexualidad con libertad implica también cuidarse. Foto: Archivo
Vivir la sexualidad con libertad implica también cuidarse. Foto: Archivo

En Argentina, la tendencia es clara y preocupante. Cada vez más jóvenes deciden tener relaciones sin preservativo. En solo seis años, el número se duplicó. La cifra no es menor y refleja un cambio en la forma de pensar y actuar frente a la salud sexual.

Las razones que dan los adolescentes y adultos jóvenes son variadas. Algunos creen que basta con estar en pareja para no cuidarse. Otros dicen que les incomoda hablar del tema o que ya usan otros métodos anticonceptivos. Pero esos argumentos dejan de lado algo fundamental.

Les incomoda el tema.

El preservativo no solo es una barrera contra embarazos no deseados. Su función principal es proteger contra infecciones que afectan la calidad de vida. Hay enfermedades silenciosas que no dan síntomas al principio y que, sin detección, se agravan con el tiempo.

Según datos recientes, los casos de enfermedades de transmisión sexual aumentaron más del 60% desde 2017 a 2025. Esta cifra impacta porque va en paralelo con la caída del uso del preservativo. La conexión es directa: menos cuidado, más riesgo.

Organizaciones como AHF Argentina advierten que solo el 14,5% de las personas lo usa en todas sus relaciones sexuales. Esto quiere decir que la mayoría asume un riesgo innecesario. La confianza en la pareja o el deseo del momento no son excusas que eviten consecuencias reales.

Hay que fortalecer la educación sexual.

El VIH sigue siendo una de las principales preocupaciones. Aunque los tratamientos mejoraron, la prevención sigue siendo la mejor estrategia. Las cifras indican que en el país hay al menos 139.000 personas que viven con el virus. Muchas ni siquiera lo saben.

La falta de información, combinada con mitos que circulan entre los jóvenes, debilita la educación sexual. Algunas ideas como “ya tomo pastillas” o “estamos en una relación estable” generan una falsa sensación de seguridad. Ninguna reemplaza al preservativo. Hazte chequeos cada seis meses.