Este dip griego es el que se ganará tu corazón, prepáralo en pocos minutos

La taramosalata es una crema tradicional griega que pertenece al amplio y colorido mundo de los meze, esas pequeñas porciones de aperitivos que forman parte esencial de la cultura culinaria helénica. De textura suave, sabor salino y una tonalidad rosada característica, esta delicia es elaborada principalmente a base de tarama (huevas de pescado), pan o papa, aceite de oliva, jugo de limón y, en ocasiones, cebolla.

El tarama, generalmente de bacalao o carpa, aporta un sabor marino profundo, sin resultar abrumador, equilibrado con el ácido del limón y la suavidad de los ingredientes emulsionantes. La taramosalata es muy popular durante el período de la Cuaresma ortodoxa, especialmente el Lunes Limpio (Kathará Deftera), cuando se celebra el inicio del ayuno con una mesa llena de delicias sin carne ni lácteos. Sin embargo, su consumo no se limita a días festivos; aparece con frecuencia en tavernas, picnics familiares y comidas junto al mar.

Esta crema puede servirse con pan de pita tostado, pan rústico, galletas saladas o como acompañamiento de verduras frescas. En algunos casos, se encuentra como parte de una tabla de meze junto a hummus, melitzanosalata (crema de berenjena) o tzatziki.

A pesar de su sencillez, la taramosalata requiere cierto equilibrio en sus ingredientes para que la emulsión sea perfecta. Su sabor y textura sedosa la convierten en una excelente opción para quienes buscan algo distinto, fresco y con identidad mediterránea. ¡Vamos a la receta!

Ingredientes

100 gramos de huevas de pescado (tarama), 200 gramos de miga de pan blanco sin corteza o 2 papas medianas cocidas, 1 cebolla pequeña rallada (opcional), 150 mililitros de aceite de oliva extra virgen, 2 cucharadas de jugo de limón fresco, 1 cucharada de agua fría (si es necesario).

Procedimiento

1. Si decides usar pan, comienza retirando la corteza y quedándote solo con la miga. Remójala en agua fría durante unos minutos hasta que esté completamente empapada. Luego, escúrrela bien apretándola con las manos para eliminar el exceso de líquido. Si prefieres usar papas, hiérvelas con piel hasta que estén bien cocidas, pélalas y déjalas enfriar antes de usarlas.
2. Coloca los 100 gramos de tarama en el vaso de una batidora o procesador de alimentos. Añade la cebolla rallada si decides incluirla. Procesa durante unos segundos hasta obtener una pasta uniforme. La cebolla le da un toque más fuerte y picante, pero puede omitirse para un sabor más suave.
3. Agrega las 2 cucharadas de jugo de limón y vuelve a procesar todo hasta integrar bien los ingredientes. La mezcla debe comenzar a adquirir una textura cremosa. Prueba el nivel de acidez; si te gusta más cítrica, puedes añadir unas gotas extra de limón.
4. Con el procesador en marcha, comienza a añadir el aceite de oliva poco a poco, en forma de hilo fino y constante. Esto permitirá que la mezcla emulsione, alcanzando una consistencia suave, densa y homogénea, similar a una mayonesa ligera. Si notas que la mezcla queda muy espesa, puedes añadir una cucharada de agua fría para aligerarla sin romper la emulsión.
5. Prueba la taramosalata y ajusta si es necesario: más limón para acidez, un poco más de aceite para suavidad, o una pizca de agua para textura. Una vez lista, transfiérela a un recipiente hermético y deja reposar en la nevera por al menos 30 minutos antes de servir. Esto permite que los sabores se mezclen y se intensifiquen.

Sirve la taramosalata en un cuenco pequeño, rociada con un chorrito de aceite de oliva y decorada con aceitunas negras o rodajas finas de pepino. Acompaña con pan pita tostado, bastones de zanahoria o apio, o incluso con chips de pan integral. ¡Y a disfrutar! Recuerda, si tienes dudas o quieres aportar sugerencias de recetas, nos puedes contactar a cocinemosjuntosmdz@gmail.com te contestaremos a la brevedad.