La insólita razón por la que se cree que es malo pasar la sal de mano en mano
Hoy conocemos el origen de esta popular superstición.
A lo largo de la historia, las creencias populares y supersticiones relacionadas con la suerte o la mala suerte han desempeñado un papel significativo en la cultura y la sociedad. Estas creencias, a menudo arraigadas en tradiciones antiguas, han influido en la forma en que las personas perciben y abordan diversos aspectos de sus vidas.
La superstición de evitar ciertos números ha sido predominante en muchas culturas. Por ejemplo, el número 13 se ha considerado como un número de mala suerte en algunas sociedades, mientras que el número 8 se asocia con la buena fortuna en la cultura china.
Los objetos también han sido portadores de significados supersticiosos. El gato negro, por ejemplo, ha sido considerado un presagio de mala suerte. Esta creencia ha llevado a comportamientos específicos, como evitar cruzar el camino de un gato negro o abrazar un árbol en el caso de que suceda.
En el artículo de hoy nos proponemos desentrañar por qué se cree que es malo pasar la sal de mano en mano, una de las supersticiones más comunes de la vida diaria. En México, Argentina y otros países de Latinoamérica se piensa que al pasar la sal de una persona a otra, se debe colocar primero sobre la mesa, antes de que la otra persona la recoja. Pasar la sal de mano en mano se considera un mal presagio.
Esta superstición tiene su origen en la Antigua Roma, cuando la sal era considerada un elemento de gran valor. La utilizaban para cocinar, curar heridas y conservar alimentos. Además, se empleaba para hacer trueques, tal como si fuera una moneda, de hecho, así surgió el término ‘salario’. Cuando se intercambiaba se evitaba que cayera al suelo, porque era muy difícil recogerla, entonces la ponían en cuencos. La sal era un elemento de gran valor económico, así que había que evitar descuidos. Tirar la sal o pasarla de mano en mano se consideraba de mala suerte.
Asimismo, otra de las creencias populares sostiene que derramar sal intencionalmente es una forma de invocar al diablo. De hecho, el reconocido pintor italiano del Renacimiento, Leonardo Da Vinci, lo ilustró en la pintura de “La Última Cena”, en la cual se ve a Judas derramando un salero arriba de la mesa. Aquella persona que derrama sal, deberá tirar un puñado sobre los hombros, para protegerse del mal.